Génova abre una caza de brujas tras no controlar a Jesús Vivas en la reprobación de Abascal

El Partido Popular intenta apagar un incendio que nunca pensó que se podría descontrolar de esa manera. Lo cierto es que ese control interno que exhibía el secretario general del PP, Teodoro García Egea, parece haberse desmoronado por las decisiones de un dirigente popular al que no daban demasiada importancia. Nunca una abstención pasó tanta factura a un partido y nunca la decisión de un presidente de Ceuta había puesto en riesgo el plan de Gobierno o la hoja de ruta de todo un partido nacional. Juan Jesús Vivas no solo ha iniciado un incendio a nivel nacional en el PP absteniéndose de la votación para declarar a Santiago Abascal, presidente de Vox, persona non grata en Ceuta. Vivas ha puesto en riesgo la hoja de ruta del PP y ha dejado entrever que Teodoro no tiene el control de la formación. La fontanería de García Egea ha hecho aguas a la hora de controlar a la formación en una ciudad autónoma a la que nunca han prestado demasiada atención. Ahora, la decisión del presidente de Ceuta ha hecho que Vox rompa relaciones con el PP hasta que enmiende su error y ha hecho, de paso, que todos cuestionen a Teodoro.

«El señor Abascal, al margen de consideraciones de izquierda y de derecha, vino a decir que en la Asamblea de Ceuta hay partidos políticos que sirven a los intereses de Marruecos y son quintacolumnistas, textualmente, de Mohamed VI. Nos parece extraordinariamente grave, por el momento en el que se produjo, cuando se estaba poniendo en jaque nuestra españolidad y nuestra soberanía», ha asegurado el presidente de Ceuta. Estas declaraciones solo han constatado lo que todos comentan en Génova: Teodoro ha fallado y no ha sido capaz (ni es) de controlar a Vivas. El incendio ahora lo tienen que apagar y no saben cómo. Es cierto que tienen dos años para hacerlo, pero esta piedra en el zapato de Teodoro García Egea no se quitará con una disculpa. Vox quiere gestos y Teodoro no sabe qué hacer con Vivas, el autor del incendio.

«No votamos a favor, pero no podíamos votar en contra»

Vivas, a pesar de que desde el PP le han dado un toque e intentan que calle para empezar a normalizar las relaciones con el único socio de Gobierno viable (por el momento) para el Partido Popular, sigue lanzando declaraciones incendiarias que poco gustan en Génova. «No votamos a favor, pero no podíamos votar en contra, porque el cordón sanitario respecto de nuestra españolidad quien lo ha establecido ha sido Vox, que se negó a firmar una declaración institucional en la que se afirmaba que Ceuta es parte esencial e indisociable de España», ha asegurado en una entrevista.

Vox en Ceuta no es precisamente un partido bienvenido. No por todos, al menos. Ni siquiera el PP tiene buena relación con esta formación a raíz de lo ocurrido en mayo de este año, con miles de inmigrantes marroquíes cruzando la frontera e invadiendo literalmente la ciudad autónoma. «Vox presionó contra el traslado de los menores no acompañados , que llegaron a Ceuta en avalancha, al resto de España y Vox votó en contra de que invitáramos a los Reyes a venir a Ceuta en estos momentos tan difíciles», ha asegurado Vivas. «No se podía estar equidistante» ante quienes quieren «dividir a los ceutíes», ha comentado el presidente de la ciudad.

Estas palabras son vistas desde Génova como una auténtica provocación dado que el PP, bajo la orden de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha puesto manos a la obra para intentar posicionarse a favor de Abascal y en contra de lo que ha hecho su propio partido. El problema es que esta provocación afecta directamente al secretario general del partido, que mientras que en Murcia (donde tenía mano) sí que fue eficiente anulando la moción de censura, en Ceuta se ha enfrentado a la decisión unilateral de Vivas sin ninguna clase de respeto por las pretensiones de la secretaría general. Teodoro pierde fuelle y los suyos le cuestionan en un momento complicado para el PP.

La fontanería de Teodoro García Egea se quedó sin herramientas desde el mismo momento en que Isabel Díaz Ayuso arrasó en la Comunidad de Madrid. Desde entonces, quien marca el ritmo político del PP es la presidenta autonómica. La capacidad de Teodoro para influir en los barones socialistas se ha disminuido principalmente porque la mayoría no tiene claro hasta qué punto el bunkerizado núcleo duro de Génova tiene capacidad para poner o quitar altos cargos políticos. Vivas se ha salido del control de Génova. O más bien ha demostrado que el núcleo duro del PP no tiene ninguna mano en la mayoría de los territorios españoles. Vivas es un ejemplo, pero la incapacidad de Casado y de Teodoro, sobretodo, de echar al presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, después de que éste intentara acabar con Casado durante la revolución de las mociones de censura deja claro que el búnker popular ha dejado un vacío de poder importante en la estructura del partido.