Juan Lobato tiene fe. Mucha. Pese a que en el PSOE han asumido como dogma que quien llegue a la secretaría general del partido en Madrid será una mujer, Lobato se cree con posibilidades. Este socialista que fue alcalde de Soto del Real y que se medirá a otras aspirantes igual de «creyentes» que él como es el caso de la «telealcaldesa» de Getafe, Sara Hernández, o el de la secretaria general del PSOE de Paracuellos del Jarama, Eva Llarandi, tiene apoyos suficientes como para creerse el papel, sin embargo, lo que dicen las fuentes es que quien se hará con el control del PSOE-M es directamente quien decida el presidente del Gobierno. Los que respiran el aire de Moncloa tienen claro que la «pelea» entre estos candidatos será un entretenimiento de verano propio de los teloneros de un concierto que chocarán cuando Pedro Sánchez salga al balcón a anunciar quién es su elegida.
A algunos socialistas les llama la atención el ejercicio de fuerza de voluntad y de egocentrismo de Lobato. Ahora está ensimismado y enfocado a conseguir los apoyos necesarios para ponerse al frente del PSOE en Madrid (de hecho, es quien más tiene). Es una escena «enternecedora» que el que fue alcalde de Soto del Real se vea con posibilidades ya no solo de hacerse con el control del PSOE en Madrid, sino de batirse directamente contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Sobre sus competidoras, hay pocos comentarios. Pero para algunos socialistas, en el caso de Llarandi el dar un paso al frente es una forma de darse a conocer y de empezar una carrera política con algo de ambición. Sobre la «telealcaldesa» nadia ha hecho comentarios.
Su mayor hito político ha sido el de ser alcalde del municipio madrileño de Soto del Real, pero aún así se ve con fuerzas como para hacerse con el PSOE. El partido tiene claro que quien se hará con este puesto será quien elija el presidente. En un primer momento, la actual portavoz Hana Jalloul era quien tenía los galones para hacerse con el control del partido. Sin embargo, la baja consideración que tienen de ella tras el debate de investidura ha hecho que Moncloa ponga a funcionar la maquinaria para seleccionar a la próxima candidata del PSOE.
El trabajo que el partido tiene por delante es ingente. La candidatura del exdiputado de la Asamblea de Madrid Ángel Gabilondo hundió al PSOE hasta límites insospechados. Más Madrid ha sorpassado al partido de Gobierno y ha humillado a muchos socialistas que ahora ven cómo Mónica García y los suyos ocupan sus asientos. Es cierto que la Comunidad de Madrid es un feudo del Partido Popular desde hace décadas, pero precisamente eso es lo que podría llevar a una candidatura que motive del PSOE a hacerse con Sol. Pero no parece que Lobato sea el candidato ideal para entusiasmar al electorado madrileño que abandonó al PSOE en las anteriores elecciones de mayo de 2021.
La presidenta es mujer, la líder de la oposición también y quien apoya a Ayuso en el Ejecutivo también
La motivación de Lobato no le llevará a hacerse con el PSOE. Primero, porque el partido ha asumido que en la Comunidad de Madrid la candidata debe ser mujer porque es la dinámica que tiene la región. La presidenta es mujer, la líder de la oposición también y quien apoya a Ayuso en el Ejecutivo también. Esa dinámica no hay que romperla y menos en los tiempos que corren. Pero a esto hay que añadir que Sánchez no quiere en la Comunidad de Madrid a un candidato tan «flojo» y poco conocido como Lobato.
Los nombres que suenan, como es el caso de Pilar Llop o el de María Reyes Maroto, no son precisamente de poca relevancia. Una es ministra de Justicia y la otra ministra de Industria. Lobato es exalcalde de Soto del Real. Estas comparaciones son en algunos casos tan «humillantes» que hace que pocos se crean en el partido que Lobato tenga la más mínima posibilidad de hacerse con el control del PSOE de Madrid. Y menos estando el presidente del Ejecutivo con su ojo omnipotente mirando hacia la secretaría general del PSOE.
Pocos creen que ninguno de los socialistas que ahora han hecho pública su candidatura tenga la más mínima posibilidad. La alcaldesa de Getafe lo verá desde su casa mediante el teletrabajo, el resto desde su casa o desde la sede del partido de su región. Pero lo triste de la situación es que los que conocen al núcleo del partido saben que esta guerra y estas puñaladas que llegarán en los próximos meses entre los candidatos serán simplemente un espectáculo que dará entrada a la decisión del presidente.