Un total de 25 jóvenes de ocho comunidades autónomas participan en la ‘Frontera fortificada’, un campo de voluntariado que tiene como fin la recuperación de una serie de búnkeres pertenecientes a un centro de resistencia del franquismo desarrollado en la década de 1940 en el Pirineo navarro.
El vicepresidente del Gobierno Javier Remírez, la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, y el director gerente del Instituto Navarro de la Juventud (INJ), Carlos Amatriain, han visitado este martes los búnkeres en las inmediaciones de Lesaka, acompañados por los participantes del campo.
Organizado por el INJ en colaboración con la dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, la ‘Frontera fortificada’ busca prospectar los alrededores de los búnkeres con el fin de localizar y catalogar otras estructuras relacionadas con este centro de resistencia del franquismo.
Asimismo, se ha limpiado un conjunto de barracones correspondientes al periodo de construcción de la carretera Lesaka-Oiartzun a través del túnel de Aritxulegi, que habrían servido para alojar a parte de los 1.756 presos que construyeron esta carretera entre 1939 y 1941, ha explicado el Gobierno foral en una nota.
Estos dos organismos han colaborado en la organización de este tipo de actividades desde 2017. Así, se han llevado a cabo campos de voluntariado para la adecuación del Cementerio de las Botellas en Ezkaba (años 2017 y 2018), de localización y limpieza de algunas de las estructuras de la Línea P en Burguete en el año 2017, de rehabilitación de alguno de los barracones que alojaron a los prisioneros republicanos en Igal (2018), de recuperación y puesta en valor de las estructuras que conforman la fortificación franquista del Pirineo (blocaos) en Erratzu (dos tandas en el verano de 2019) y, finalmente, la recuperación del búnker del pico de Peña Rata, en Bera el año 2020.
Los participantes en la ‘Frontera fortificada’ provienen de Andalucía, Aragón, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana, La Rioja, Murcia y Navarra. Además de las labores de recuperación y trabajo en el campo, el grupo ha desarrollado distintas actividades como una excursión a la cascada de Xorroxin, cineforum nocturno y visitas a la playa de Hendaia, a Pamplona, Irurita, Lesaka y Elizondo.
Tanto con el propio trabajo de exploración como con las actividades, el campo de voluntariado busca proporcionar a los participantes un espacio integrador, sin exclusiones, donde se trabajen valores como el conocimiento y convivencia entre iguales, el intercambio de experiencias, el trabajo en equipo, el desarrollo físico y emocional de los participantes y la asimilación de valores de paz, igualdad, solidaridad, ecología y respeto a todas las culturas.
El de Lesaka es uno de los seis campos de voluntariado juvenil que este verano impulsa el Instituto Navarro de la Juventud (INJ) en todo el territorio foral, ha destacado el Ejecutivo.
El vicepresidente primero y consejero de Presidencia, Igualdad, Función Pública e Interior, Javier Remírez, ha puesto en valor «el alto grado compromiso con la sociedad y con el bien común mostrado por las y los 149 jóvenes participantes en los distintos campos de voluntariado que se desarrollan en Navarra a lo largo de este verano». Y ha destacado «el interés que han manifestado los participantes de este campo de Lesaka por conocer la historia y preservar la memoria porque conocer el pasado, es indispensable para avanzar hacia un futuro libre de violencia y hacia el fortalecimiento del sistema democrático».
PRESERVAR LA MEMORIA
En este campo, las personas participantes, de edades comprendidas entre los 15 y 17 años, trabajan en la limpieza, recuperación y documentación de una de estas fortalezas que controlan tanto las alturas que miran hacia Hendaia como la carretera que lleva hasta Oiartzun.
El trabajo se complementará con explicaciones sobre la construcción de todas estas fortificaciones, documentación de la época, nociones básicas del registro arqueológico y diferentes visitas, entre ellas a la carretera entre Lesaka y Oiartzun a través del alto de Aritxulegi.
Tal y como ha señalado la consejera Ana Ollo, «este camino fue construido por esclavos del franquismo, cuya memoria queremos visibilizar desde el Instituto Navarro de la Memoria con las generaciones más jóvenes».
«Los jóvenes deben conocer el terror y la barbarie que ocurrió en el pasado en Navarra con el fin de poder construir una sociedad que se asiente sobre valores de paz, convivencia y respeto a los derechos humanos. La memoria es una herramienta de futuro indispensable para construir una sociedad más justa, más ética, más solidaria y más democrática», ha remarcado.
En este sentido, la consejera ha resaltado la importancia de recuperar esta obra inmensa «que sin embargo es casi desconocida en la actualidad, por lo que la recuperación y limpieza de algunas de estas estructuras por parte de los jóvenes nos hará avanzar en una transmisión generacional de la memoria que permite a las y los visitantes y habitantes de la zona acercarse a este pasado reciente, pero en muchos casos oculto».
Por su parte, Carlos Amatriain, director gerente del INJ, ha señalado el interés cultural e histórico que aporta este campo a sus participantes. «Desde el INJ queremos que los y las jóvenes tengan acceso a actividades culturales mezcladas con el ocio y el disfrute, todo ello en un entorno natural espectacular de nuestra Comunidad Foral», ha indicado.
Ha destacado, además, «el éxito de este y los otros cinco campos desarrollados este verano en Navarra», realizados «gracias al esfuerzo de todos» en cumplimiento de las medidas de prevención de la COVID-19.