Mercedes González mira de reojo la secretaría general del PSOE-M ante las dudas de Sánchez

La delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, tiene aspiraciones que van un poco más lejos del puesto que ocupa. Es una militante socialista de libro. Lo es hasta el punto de que dentro del PSOE tiene apoyos suficientes como para dar alas a sus pretensiones laborales. El hecho de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la colocara en la Delegación del Gobierno de Madrid para lucirse es un hecho que ya parece dar sus frutos. La buena noticia para Mercedes es que ha encontrado una salida laboral para la que tiene posibilidades, según detallan fuentes de la formación. La mala es que pese a que suene su nombre como posible candidata a la secretaría general del PSOE de Madrid, su activismo exagerado no acaba de seducir a la directiva. El congreso socialista de octubre dirimirá quién se hará con el PSOE de Madrid. Pero si Mercedes llega a la Secretaría General será por el dedazo de Sánchez, no por su capacidad política.

Mercedes González se ha tomado su trabajo muy en serio. Desde que accedió al puesto que ocupaba José Manuel Franco, no ha dejado de aprovechar cada coyuntura mediática para rascar protagonismo. La idea inicial de González era marcarse un «Cristina Cifuentes» y utilizar este puesto como escaparate para lucirse y colocar su nombre de forma discreta en el bombo de posibles nuevos nombramientos. A Mercedes le daba igual dónde acabar siempre que fuera un puesto de responsabilidad. La buena noticia para ella es que ahora parece que el partido le ha encontrado un hueco para el que cumple casi todos los requisitos: ser la candidata que se faje contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

el congreso socialista ha cambiado las tornas

Las fuentes del partido aseguran que, a nivel interno, Mercedes goza de muchos apoyos y de buenas relaciones. Pese a la imagen que haya dado de puertas hacia fuera, en el PSOE la ven como un activo con futuro. El problema hasta ahora era que no había un cargo en el que su perfil encajara. Sin embargo, el congreso socialista ha cambiado las tornas.

El presidente del Gobierno quiere elegir en exclusiva quién se fajará con Isabel Díaz Ayuso en las próximas elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Se hará el paripé de las primarias, pero todos en el PSOE tienen absolutamente claro y meridiano que será el líder del partido quien designe a la próxima secretaria general del partido en la capital. Esta delegación territorial es importante para Sánchez por muchas razones. La primera de ellas porque ha supuesto el punto de inflexión para que el PSOE se hundiera en las encuestas de cara a las generales y la última porque los socialistas no han conseguido hacerse con el control de la comunidad de la capital en una buena cantidad de décadas. Con todo esto, el presidente no quiere dejar al azar la designación del nuevo o nueva secretaria general.

Mercedes lo sabe. Por eso tiene opciones. González es una leal militante del partido que ha sabido desde el principio leer bien las instrucciones de uso del presidente. Si quieres ascender en este PSOE solo tienes que cumplir una serie de requisitos: una lealtad ciega al presidente cargada de admiración y ser una persona discreta que no se atreva a hacer sombra a Sánchez. Y esto es justo lo que ha explotado Mercedes González y la razón por la que la delegada del Gobierno en Madrid tiene opciones de hacerse con el control de la secretaría general del PSOE-M. Aunque no todo es confeti y fuegos artificiales; también hay puntos que juegan en su contra.

A nivel interno, Mercedes está bien considerada en líneas generales. El problema es que las pocas veces que le han puesto delante una cámara no ha cumplido ni por asomo las expectativas del partido. Al igual que la exsecretaria de Estado de Migraciones Hana Jalloul, la actual portavoz del PSOE-M y la dirigente socialista llamada en un principio para sustituir al exdiputado de la Asamblea Ángel Gabilondo al frente del partido en Madrid, Mercedes se ha hundido poco a poco por su verborrea. Halloul tuvo la prueba de fuego del debate de investidura, donde hizo el ridículo avergonzando a más de un dirigente de la formación socialista. Y González ha protagonizado más de una anécdota que ha manchado su imagen considerablemente.

La militancia no olvida ese cruce de acusaciones entre ella y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, ni esos PowerPoint en los que González recuerda a sus pocos seguidores lo «bien» que lo está haciendo al frente de la Delegación. Estas manchas pesan más de lo que a ella le gustaría, pero tampoco han sido lo suficientemente significativas como para frustrar sus aspiraciones laborales. Por el momento, Sánchez no la descarta como posible candidata a hacerse con el PSOE-M a falta de solucionar un pequeño problema: a Mercedes González no la conocen fuera de la estructura de partido y no se ha conseguido explotar la Delegación de Gobierno en Madrid lo suficiente como para que su nombramiento genere un golpe de efecto.