Los corales sobreviven al calor con ayuda de las bacterias

El tratamiento de los corales con un cóctel probiótico de bacterias beneficiosas aumenta la supervivencia después de un evento de blanqueo, según una nueva investigación publicada en la revista ‘Science Advances’. Este método podría administrarse antes de una ola de calor prevista para ayudar a los corales a recuperarse de las altas temperaturas del mar.

El cambio climático está aumentando las temperaturas de los océanos, lo que altera la relación entre los corales y sus algas fotosintéticas simbióticas y hace que los corales se blanqueen, lo que en algunos casos acaba provocando su muerte. Los investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (KAUST), de Arabia Saudí, han propuesto que la manipulación del microbioma de los corales podría mejorar su tolerancia al estrés mediante el uso de microorganismos beneficiosos para los corales (BMC).

Para comprobarlo, el equipo seleccionó seis cepas bacterianas beneficiosas aisladas del coral ‘Mussismilia hispida’ y las utilizó para inocular cultivos experimentales. Al mismo tiempo, los corales fueron expuestos a un tratamiento de estrés térmico, con un aumento de la temperatura hasta los 30 grados centígrados en el transcurso de 10 días, antes de volver a bajar a 26 grados. Los investigadores controlaron la salud de los corales y midieron la diversidad microbiana y los parámetros metabólicos en los tratamientos con y sin probióticos o estrés térmico.

Inicialmente, no hubo diferencias: los corales con y sin probióticos reaccionaron de forma similar a la temperatura máxima y ambos se blanquearon. «En ese momento del experimento, pensé, bueno, vale, estamos viendo respuestas similares entre los tratamientos –recuerda Erika Santoro, la autora principal del estudio, que ahora es postdoctorada en la KAUST.– Pero entonces, tras bajar la temperatura, observamos un giro argumental del grupo que tratamos con BMC probiótico. Fue una sorpresa muy agradable».

El tratamiento probiótico mejoró la respuesta y la recuperación de los corales tras el evento de estrés térmico, aumentando la supervivencia del 60 al 100 por ciento. Los investigadores interpretan esto como que el BMC ayuda al holobionte a mitigar los efectos del «trastorno de estrés postcalórico» y así reestructurar los perfiles fisiológicos y metabólicos.

La investigación también describe algunos de los mecanismos moleculares de protección. Durante el periodo de recuperación, los corales tratados con BMC tuvieron una menor expresión de genes implicados en la apoptosis y la reconstrucción celular, y una mayor expresión de genes de protección contra el estrés térmico. El tratamiento con BMC también alteró el perfil del microbioma mediante la incorporación de algunas de las bacterias beneficiosas, así como otros cambios en la estructura de la población.

Los BMC proporcionan una valiosa herramienta para hacer frente a las consecuencias del cambio climático, pero Santoro subraya que no es una bala de plata. «El uso de un probiótico es una herramienta eficaz para ayudar a los corales a hacer frente al estrés térmico, pero también tenemos que tener en cuenta otras intervenciones», dice, como «la protección y la conservación, que todo el mundo sea más consciente y, lo más importante, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y tratar de cambiar nuestro uso de los recursos». Los corales necesitarán todas estas intervenciones».