La designación de la ciudadrealeña Isabel Rodríguez como nueva portavoz del Gobierno está dificultando que Emiliano García-Page despliegue su buscado papel como ‘verso suelto’ socialista, muy en la escuela José Bono.
El presidente de Castilla-La Mancha es el ‘último susanista’ vivo tras el cambio de estrategia de Javier Lambán o Guillermo Fernández Vara, que han dejado de batallar contra Ferraz tras la colección de triunfos internos y externos del ‘sanchismo’, y la jubilación en la primera línea política de Susana Díaz tras perder las primarias.
CRÍTICAS
García-Page suele apoyarse en medios conservadores para hacer calar su mensaje crítico contra Pedro Sánchez, azotado por su compañero de partido por haber decidido conceder indultos a los líderes del procés.
La comodidad mediática del castellano-manchego ha conllevado que en algunas ocasiones sus ‘pecados’ queden sin castigo. Como cuando dijo que algunos querían suspender las clases por la covid-19 para tomarse «vacaciones».
O cuando ha intentado poner palos en las ruedas al Gobierno bipartito entre el PSOE y Unidas Podemos a pesar de que él alcanzó la alcaldía de Toledo gracias a un pacto con Izquierda Unida y a que fue pionero en este tipo de pactos al ser el primer presidente autonómico socialista que contó con un vicepresidente de Podemos.
CATALUÑA
García-Page reconoce que «a veces uno tiene que chillar mucho para que se sepa qué también pasan cosas en otros sitios que no sean Madrid». Pero es cierto que estos ‘chillos’ navegan muchas veces contra los intereses de Ferraz.
Es cierto que la relajación del tema territorial en España ha conllevado que el barón socialista rebaje su tono crítico respecto a la Generalitat: «Los problemas con los independentistas son los mismos, pero si van acompañados de menos ruido, mejor».
También asegura que «se necesita bajar la presión para tener un clima sereno como para hablar; no se puede hablar bajo chantaje o amenaza de ningún tipo». Esas negociaciones serán lideradas en parte por la manchega Isabel Rodríguez, también ministra de Política Territorial y muy cercana a Page.
Es cierto que a estas negociaciones no ayuda que la Generalitat pretenda avalar la fianza de los 5,4 millones de euros impuestos por el Tribunal de Cuentas a los líderes del procés. El presidente autonómico tiene la sensación de que este asunto «es claramente una ilegalidad que desde mi punto de vista roza el delito. Lo que hicieron el 1-O no fue sólo un quebranto de la Constitución, sino que hubo malversación y prevaricación. Si utilizar fondos de la Generalitat se convirtió en un delito de malversación, seguir usándolos no sé lo que es, pero a mí me parece ilegal».
FUTURO
El dirigente reconoce que «las encuestas van bien, pero más allá de las elecciones, estoy en el mejor momento de mi vida política, porque no tengo una ambición que pervierta mi trabajo. Siempre he pensado que Castilla-La Mancha está por delante del PSOE. Y ahora está muy por delante del partido. Cuando tenga que tomar la decisión de tener que presentarme o no, trataré de auscultar a los ciudadanos, y no tanto a mi partido, porque tengo clarísimo lo que el PSOE quiere».
Y deja entrever que Sánchez pretende que repita en las urnas en 2023 a pesar de los rumores que sitúan a Isabel Rodríguez como candidata más idónea. «Tengo la tranquilidad de saber que mi partido quiere que sea el candidato, y yo tomaré la decisión pensando en lo que le conviene a mi región. Puede ser que dentro de dos años sea el peor candidato por mil razones. Yo puedo meter la pata. Y, aunque me rompa la mano, ni la he metido ni la meteré jamás. La decisión de si me presento o no, no va a depender ni siquiera del PSOE, sino de cómo intuya que la sociedad me ve en los próximos años».
Es cierto que el PSOE con Page ha logrado un dominio en ayuntamientos y diputaciones en Castilla-La Mancha que no logró ni en tiempos de José Bono. Pero es cierto que algunas voces internas no desearían que repitiese como candidato, especialmente por sus continuos choques con la alcaldesa socialista de Toledo, la ‘sanchista’ Milagros Tolón.