Un estudio dirigido por la Universidad de Michigan, en colaboración con las universidades del Estado de Arizona y de Duke, en Estados Unidos, ha examinado por qué los chimpancés macho establecen relaciones estrechas entre sí y ha descubierto que los chimpancés macho que establecen fuertes vínculos con el macho alfa del grupo, o con una gran red de otros machos, tienen más éxito a la hora de engendrar descendencia, según publican en la revista ‘iScience’.
«Una gran pregunta que los biólogos han tenido durante mucho tiempo es por qué se ven tantos comportamientos amistosos como la cooperación y la alianza en los animales», explica el autor principal del estudio e investigador postdoctoral de la U-M, Joseph Feldblum.
«Uno esperaría ver estos lazos sociales -o relaciones sociales fuertes y amistosas- sólo si proporcionan algún tipo de beneficio de aptitud a los individuos –prosigue–. Los machos no pasarían todo este tiempo acicalando a otros machos y renunciando a tratar de encontrar hembras o comida a menos que se obtenga algún tipo de beneficio de ello».
Un beneficio sería la oportunidad de engendrar más descendencia, pero ningún estudio anterior ha analizado el vínculo entre las relaciones sociales y el éxito reproductivo en los chimpancés. Gran parte de la investigación en este campo se ha realizado en primates hembras, que se preocupan principalmente por acceder a los recursos para reproducirse rápidamente. Para los machos, la mayor tarea es conseguir el acceso reproductivo a las hembras, dice Feldblum, también profesor adjunto del Departamento de Antropología de la UM y miembro de la Sociedad de Becarios de Michigan.
«Los chimpancés cooperan con frecuencia, y a menudo de forma muy intensa: Se ven cosas como el acicalamiento, todo tipo de formación de alianzas complejas y la defensa territorial del grupo –explica Feldblum–. La pregunta es: ¿qué consiguen los machos con ello y cómo?». La respuesta, según su investigación, es que consiguen mas descendencia.
Una de las funciones de estos vínculos sociales, según los investigadores, es ayudar a los machos a acceder a oportunidades de apareamiento que no podrían conseguir de otro modo sin la ayuda de sus amigos.
Para examinar el vínculo entre la socialidad y el éxito de la paternidad, los investigadores examinaron datos conductuales y genéticos de una población de chimpancés que vive en el oeste de Tanzania. El grupo forma parte del estudio en curso de los chimpancés del Parque Nacional del Arroyo Gombe, iniciado por Jane Goodall en 1960.
Los investigadores empezaron por construir un modelo base que recoge los efectos de la edad del macho, el rango de dominancia y el parentesco genético con la madre en el éxito de la cría del macho. En primer lugar, utilizaron el modelo para analizar 56 eventos de apareamiento con paternidad conocida entre 1980 y 2014. A continuación, comprobaron si la adición de medidas de los vínculos sociales de los machos a los modelos mejoraba su capacidad para predecir qué macho engendraría una cría determinada.
Descubrieron que los machos con más lazos de asociación fuertes con otros machos tenían una mayor probabilidad de engendrar descendencia. De hecho, dos o más lazos de asociación fuertes significaban que un chimpancé macho tenía más del 50% de probabilidades de engendrar una cría determinada, después de tener en cuenta la edad del chimpancé, su relación con la madre y su puntuación en el rango de dominancia.
A continuación, los investigadores querían entender cómo la relación de un chimpancé con el macho alfa apuntalaba el éxito reproductivo del macho. Para ello, examinaron el papel de los vínculos fuertes con el macho alfa, observando 45 eventos de reproducción por parte de machos no alfa. Generaron el mismo modelo base, pero esta vez lo compararon con modelos que incluían varias medidas de la fuerza de los vínculos con el macho alfa, entre otras medidas.
El modelo que mejor se ajustaba incluía lo que se denomina índice de socialidad compuesto, que incluye el acicalamiento y la asociación con el macho alfa. Demostró que los machos subordinados con fuertes vínculos con el macho alfa, así como los que tenían muchos lazos de asociación fuertes, tenían más probabilidades de engendrar una determinada descendencia.
«Adular al jefe no es nada nuevo –comenta la coautora Anne Pusey, de la Universidad de Duke–. Demostramos que siempre ha dado resultado».
Pero los investigadores también descubrieron que dos factores –un fuerte vínculo con el macho alfa y muchos lazos de asociación fuertes– contribuyeron independientemente al éxito reproductivo.
En el comportamiento animal, la formación de coaliciones se produce cuando dos o más individuos dirigen conjuntamente la agresión hacia un tercero u otro grupo de individuos. Según investigaciones anteriores, los individuos que ocupan un lugar más central en la red de coaliciones tienden a subir de rango y a engendrar más descendencia.
En el trabajo actual, los investigadores demostraron que los machos que forman lazos más fuertes también tienen más probabilidades de formar coaliciones, y los investigadores plantean la hipótesis de que esta red de alianzas más amplia ayuda a los machos a obtener oportunidades de apareamiento.
También descubrieron que la formación de estos numerosos lazos fuertes hace que los chimpancés mejoren su rango dentro del grupo; los que llegaron a la posición alfa también tenían más probabilidades de engendrar descendencia.
Una idea más clara de los beneficios de las relaciones sociales en los chimpancés proporciona pistas sobre la evolución de la amistad en los humanos.
«Junto con los bonobos, los chimpancés son nuestros parientes vivos más cercanos, y nos ayudan a identificar qué características de la vida social humana son únicas. Este estudio sugiere que los fuertes lazos entre machos tienen profundas raíces evolutivas y proporcionaron la base para las relaciones más complejas que vemos en los humanos –subraya el autor principal Ian Gilby, investigador de la ASU–. Esta investigación también pone de relieve el valor de los estudios a largo plazo como éste, que son esenciales para comprender la biología de una especie que vive durante muchas décadas y se reproduce lentamente».
Feldblum advierte de que se necesita más investigación para desentrañar cómo las formaciones de coaliciones y estos lazos sociales conducen al éxito de la crianza.
«¿Es que si tu aliado está cerca tienes más probabilidades de aparearte con una hembra en celo o que tener a tus aliados alrededor te protege del acoso de otros machos? –se cuestiona Feldblum–. ¿O porque tu aliado te apoyará si estalla un conflicto, tus niveles de estrés son menores y puedes dedicar más energía a los esfuerzos de apareamiento? Este último paso aún no lo sabemos».