Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos) en más de 17.000 personas embarazadas y lactantes que recibieron la vacuna contra la COVID-19 ha mostrado que no experimentaron síntomas más graves que sus homólogas no embarazadas.
La investigación, publicada en la revista científica ‘JAMA Network Open’, ha evidenciado que «no se produjo ningún aumento de las reacciones en las personas embarazadas más allá de lo que se espera de una vacuna», explica la doctora Linda Eckert, autora principal del estudio.
Los resultados se producen una semana después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomendaran formalmente que todas las mujeres embarazadas se vacunaran contra el virus. Los CDC informaron de que solo el 23 por ciento de las mujeres embarazadas de EE.UU. estaban vacunadas a finales de julio. El porcentaje es aún más bajo entre las mujeres negras y latinas.
«Esperamos que estos datos sean otra información tranquilizadora (…) sobre la necesidad de que las embarazadas se vacunen contra el COVID-19. No solo la vacuna es segura, sino que nuestra investigación muestra lo bien que se tolera la vacuna en las personas embarazadas, que es un temor común que escucho de mis pacientes. Por el contrario, seguimos aprendiendo más y más sobre lo peligrosas que son las infecciones por COVID-19 en el embarazo», resalta Eckert.
En enero de 2021, estos investigadores pusieron en marcha un estudio de cohorte ‘online’ de mujeres: las que estaban embarazadas o en periodo de lactancia y las que no estaban ni embarazadas ni en periodo de lactancia. Se invitó a las mujeres a describir sus reacciones tras recibir al menos una dosis de la vacuna COVID-19. En marzo, 17.525 personas habían respondido.
Entre las encuestadas había mujeres embarazadas (44%) o en periodo de lactancia (38%) y aquellas que declararon tener planes de quedarse embarazadas en un futuro próximo (15%).
La mayoría (62%) recibió la vacuna de Pfizer y la mayoría de los participantes residían en Estados Unidos. Las encuestadas informaron de dolor en el lugar de la inyección (91%) y de fatiga (31%), y de una temperatura media de 37 grados celsius después de la inyección. Un pequeño grupo (5-7%) informó de una disminución de la producción de leche después de la vacunación.
El estudio respalda que las mujeres toleran bien la vacuna y que deberían ser incluidas en los ensayos clínicos de otras vacunas relevantes. «No me sorprende, pero sí me complace el resultado. Es una prueba más de que la vacuna es segura y bien tolerada en las embarazadas», comenta Eckert.
Actualmente hay 20.000 mujeres inscritas en el estudio y nuevas encuestadas siguen publicando sus experiencias. Los investigadores esperan ampliar el estudio a otros grupos socioeconómicos y a mujeres no tan vinculadas a la sanidad, como era este grupo.