Molino Cañuelas entra en concurso de acreedores con una deuda de 1.100 millones

La empresa de alimentación argentina Molinos Cañuelas se ha declarado en concurso de acreedores tras acumular una deuda de 1.300 millones de dólares (1.095 millones de euros).

La compañía, que lleva tres años en negociaciones con más de 15 bancos nacionales e internacionales, ha explicado en un comunicado que la entrada en concurso se debe a que una minoría de bancos han forzado a la empresa a llegar a esta situación, en conjunto con Compañía Argentina de Granos, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo en las negociaciones.

La empresa opera 15 plantas en Argentina en seis provincias diferentes y cuenta con marcas como 9 de oro y Pureza.

«Pese a los esfuerzos realizados en los últimos años de negociaciones, y no obstante al consenso alcanzado con una relevante cantidad de las instituciones financieras involucradas, incluida la banca nacional y organismos multilaterales, las acciones judiciales promovidas por una minoría de entidades financieras forzaron a la empresa a solicitar, conjuntamente con la firma Compañía Argentina de Granos (Cagsa), la apertura de su concurso preventivo de acreedores», ha explicado la firma.

De este modo, otro gigante del sector agroalimentario argentino vive una situación similar a la de Vicentin, grupo que entró en concurso de acreedores en marzo de 2020 y al que el Gobierno llegó a ordenar su expropiación.

Molinos Cañuelas ha explicado que con la entrada en concurso de acreedores busca proteger sus activos, los puestos de trabajo directos e indirectos de la empresas y los intereses de los propios acreedores, al tiempo que mantiene su estructura productiva y asegura la continuidad operativa en todas sus plantas.

La empresa, que cuenta con 3.000 empleados, ha explicado que en la última década ha llevado a cabo un importante plan de inversiones, que sin embargo se ha tenido que cancelar por su salida a Bolsa.

«La alta volatilidad que se registraba en ese momento en las principales bolsas del mundo y la performance económica negativa de la Argentina, redundaron en una falta de interés de los mercados que obligó a la compañía a desistir del proceso», ha explicado la empresa en relación al origen de los problemas financieros.

Asimismo, la compañía ha añadido que a esto se suman las sucesivas crisis económicas vividas en Argentina. «Solo durante el 2018 el peso se desplomó más del 50% contra el dólar», ha indicado la empresa, que añadido que todo ello le llevó a aplazar los pagos de ciertos compromisos e iniciar un proceso privado de reorganización de su deuda financiera.

La empresa, en este contexto, llegó a conformar un Comité de Acreedores y en marzo de 2019 había alcanzado un principio de acuerdo. Sin embargo, la crisis de la pandemia y la «abrupta» devaluación de la moneda local han provocado «un nuevo inevitable cambio de escenario para todos los participantes de la reestructuración, e incluso hizo que algunos bancos decidieran suspender su participación en dicho Comité, alejando la posibilidad de obtener un acuerdo definitivo».

Por último, Molino Cañuelas ha asegurado que continuará operando con normalidad en todas sus plantas durante el proceso, e incluso seguirá su plan de lanzamientos de nuevos productos, al tiempo que se muestra optimista y espera llegar a una negociación definitiva en el corto plazo.