La escolta del jefe de gabinete de Sánchez se reduce: del opulento Redondo al discreto López

Hay cierto margen de maniobra, pero la mayoría suele elegir el máximo nivel de protección. Hay jefes de gabinete que cuando llegan al cargo deciden que no quieren tantos escoltas como el Gobierno les pone a su disposición. Redondo tenía cinco personas que se encargaban de su seguridad. Cinco policías que velaban porque el todopoderoso Iván no tuviera posibles problemas. Sin embargo, el actual director de gabinete Óscar López ha decidido no ser tan costoso para el erario público al tiempo que ha apostado por la discreción frente a la opulencia de Redondo. Esto ha llamado la atención poderosamente a más de uno en el PSOE dado que hacía años que veían que Redondo se comportaba como si del secretario de Estado de Defensa estadounidense se tratara. En torno a cinco escoltas, más de un coche oficial y una forma de moverse al más puro estilo de la Casa Blanca.

Hay aún quien en el PSOE duda de si López tiene escoltas o no. Desde luego, agradecen la discreción del actual jefe de gabinete y el contraste tan exagerado con Iván Redondo, pero aún hay dudas de hasta qué punto López ha decidido ser discreto con el gasto que le hará al erario público durante su estancia como director de gabinete del presidente. Lo cierto es que Redondo parecía ser más que un ministro. De hecho, su dispositivo policial era mayor que el de muchos de los ministros del Gobierno, pero Óscar López ha roto esa dinámica en más de un sentido. Algo que el presidente del Ejecutivo buscó con el nombramiento de su actual discreto número dos.

el perfil del actual jefe de gabinete del presidente del Gobierno es exactamente el opuesto al de Redondo

El nombramiento de López buscaba un cambio radical en el gabinete de Sánchez. De hecho, el relato de los escoltas es algo completamente anecdótico dado el trasfondo. Fuentes del PSOE tienen absolutamente claro que el perfil del actual jefe de gabinete del presidente del Gobierno es exactamente el opuesto al de Redondo. Mientras que Redondo mantenía un control férreo de las dependencias del Ejecutivo, era el único interlocutor de la mayoría de los ministros con Sánchez y ostentaba poder a cada año que pasaba simplemente alimentando el imaginario colectivo y convenciendo a Sánchez de que delegara en él sus responsabilidades (especialmente antes de salir a sus amados viajes internacionales), López es un trabajador discreto que no quiere levantar la voz más de lo necesario. Algo que no ha pasado desapercibido en el partido.

Cinco a uno. Este es el resumen y la diferencia de los escoltas que solicitaron cada uno de los jefes de gabinete de Sánchez. Este detalle se puede recalcar con su estilo de vida o con su forma de dirigirse a los propios miembros del Gobierno. Desde que llegó López a Moncloa, quienes rodean al presidente están sorprendidos con su actitud. Es cierto que ha sido discreto, pero también lo es que mientras Sánchez estaba de vacaciones en plena crisis de Afganistán, López pasaba el verano en su lujosa casa en un pequeño pueblo de Segovia con ilustres visitas espontáneas como las de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia.

Mientras López disfrutaba de sus vacaciones en su casa de campo, los escoltas no convirtieron el pueblo segoviano en un infierno de vigilancia. El caso de Redondo, en su piso de una calle bien céntrica (y amplia) de Madrid, el caso era bien distinto. Todas las mañanas, los cinco escoltas de Redondo ponían patas arriba el tráfico de esta conocida calle de la capital para que el ilustre y reconocido jefe de gabinete (ahora desaparecido) subía a su coche oficial (por supuesto, blindado) para ser seguido por otro coche oficial, también blindado, con sus en torno a cinco escoltas. La diferencia es notable, pero también lo es en otras materias, como en la propia gobernabilidad.

LÓPEZ, EL RECONCILIADOR

Más de uno en el partido se ha preguntado por qué Sánchez ha nombrado a su viejo amigo Óscar López, con quien se dejó de hablar durante un largo periodo de tiempo, como jefe de gabinete en sustitución del todopoderoso Iván Redondo. Lo cierto es que las fuentes del partido apuntan a que el presidente del Gobierno busca reconciliarse con un PSOE ya olvidado representado por Patxi López que había mantenido las distancias con las decisiones tomadas por el líder del Ejecutivo. Ni el propio Óscar López se esperaba el nombramiento, pues nadie se esperaba que Redondo fuera a caer ni que lo fuera a hacer en beneficio del olvidado excandidato a la Junta de Castilla y León.

Dentro de esta labor reconciliadora con el PSOE previo a la llegada de Sánchez al poder, López también representa lo contrario a Iván Redondo. No es cómodo, tal y como relatan las fuentes cercanas al partido, el tener a alguien como jefe de gabinete que no deje de destacar por segundos. Cuando ostenta más titulares el jefe de gabinete que el propio presidente del Gobierno (aunque solo sea en algunas ocasiones), el problema está servido. Y más cuando el líder del Gobierno no soporta que nadie de su Ejecutivo destaque en los medios más que él. En ese sentido, Óscar López es perfecto, pues destacar no es su fuerte, según detallan desde la formación.