Declaran culpable al parricida confeso de Almería, que acepta 13 años de prisión

El jurado popular encargado de enjuiciar el crimen de la calle Alcor ha declarado culpable por unanimidad al joven acusado de apuñalar mortalmente a su padre en octubre de 2019 en Almería.

El veredicto de culpabilidad se ha alcanzado después de que J.M.P. admitiese ante el tribunal en la primera sesión de la vista oral ser el autor de las 27 puñaladas, tras lo que la Fiscalía rebajó de 21 a 13 años la pena interesada para él por un delito de asesinato.

El Ministerio Público apreció que, al margen de la agravante de parentesco, concurría en este caso la atenuante muy cualificada de confesión, pero mantuvo la medida de libertad vigilada por periodo de siete años.

El veredicto, leído en sala por el magistrado-presidente Luis Columna, indica que el acusado «ha reconocido ser autor de los hechos» y ha mostrado conformidad con el escrito de acusación del fiscal y remarca que los agentes que declararon como testigos señalaron que «prestó colaboración» desde el principio «y en todo momento», en sede policial admitiendo el crimen «antes de que se le tomase declaración».

Con respecto al delito contra la salud pública, por el que el fiscal rebajó la pena solicitada de dos años a seis meses de cárcel, el jurado apunta que también ha reconocido que realizaba «las albores de preparación de marihuana» y alude a que la Policía Nacional detalló en sala las plantas halladas en casa de su abuela.

El veredicto también se pronuncia sobre la posibilidad o no de acceder a indulto y la niega por mayoría con ocho votos en contra y uno a favor.

Los hechos tuvieron lugar hacia la medianoche del 13 de octubre de 2019, cuando el acusado acudió a casa de su padre en la zona próxima a Cruz de Caravaca, con el que había convivido hasta fechas recientes.

El parricida confeso habría accedido a la casa de su padre con unas llaves cuando la víctima, de 56 años, se encontraba en el salón sentado en un sillón mientras veía un programa de televisión.

Según sostiene el Ministerio Público, el acusado se ubicó a las espaladas de su padre y «con el fin de causarle la muerte, con el cuchillo que portaba, le asestó una primera puñalada en el tórax a la altura del corazón».

A pesar de dicha agresión, la víctima habría podido levantarse y caminar unos pasos, momento en el que su agresor dio «una segunda puñalada en el cuello, cayendo ya la víctima al suelo».

Ante los «síntomas de vida» que aún mostraba la víctima, el acusado le habría asestado «una secuencia de puñaladas por varios puntos del abdomen» hasta un total de 25 cuchilladas para asegurarse de que «había acabado con su vida».

En esta línea, según la acusación, habría tratado posteriormente de limpiar la escena del crimen y sus huellas con varios productos de limpieza y utensilios que encontró en la cocina.

Del mismo modo, habría tratado de dejar falsas pistas, para lo que «cogió un cuchillo de unos diez centímetros de hoja, lo impregnó de la sangre del fallecido que se hallaba derramada por el suelo y lo dejó junto al cadáver».

Tras lavarse las manos, el presunto autor del crimen recogió todos los utensilios que usó para dar muerte a su padre como el cuchillo de la agresión, guantes, toallas, papel higiénico y una camiseta, los metió en una bolsa que llevó consigo y abandonó inmediatamente la vivienda, según el relato fiscal.

El joven, que fue detenido apenas una semana después del crimen, guardaba en casa de su abuela útiles y herramientas para la preparación de plantas de marihuana con destino al tráfico ilícito.

En dicha residencia la Policía Nacional intervino 12 bolsas de plástico con sustancias en su interior seis envoltorios pequeños y varios botes de cristal con cannabis. En total, 317,8 gramos, que habría alcanzado en el mercado ilícito un valor de 1.612 euros.

INVESTIGACIÓN POLICIAL

El presunto parricida, detenido pocos días después de la aparición del cadáver, se habría «obcecado» después de mantener una fuerte discusión con su padre la noche de los hechos tras haber soportado «años de malos trato», tanto él como su madre, según la versión dada a la Policía y que el joven habría ofrecido a los agentes poco después de su arresto.

Fuentes de la investigación apuntaron los supuestos maltratos sufridos por el joven, que aún vivía con su padre, y por la madre, con la que ya no convivía. En este sentido, el detenido tampoco aprobaba una relación que su progenitor había iniciado recientemente, lo que habría desencadenado una discusión días atrás.

El joven confesó el crimen en dependencias policiales tras encontrarse ropa en su vivienda con restos de sangre de la víctima. Así, se reveló como uno de los principales sospechosos después de que fuera situado en la escena la noche de los hechos, algo que «en una primera declaración policial negó a los agentes».

Tras un registro «exhaustivo» en la vivienda del presunto parricida, la Policía Nacional halló varias prendas de ropa con restos de sangre de su padre muerto. En este sentido, y durante una segunda declaración en la Comisaría Provincial, el joven «de manera espontánea» confesó «el crimen y su autoría».

Los agentes descubrieron el cadáver del varón en el interior de su vivienda, en posición decúbito prono en el suelo del salón, y sobre un gran charco de sangre. Cerca del finado, los investigadores hallaron un cuchillo de cocina de grandes dimensiones manchado de sangre. A pesar de estos indicios, en un primer momento la muerte se achacó erróneamente a un suicidio.

El cuerpo sin vida fue encontrado poco antes de las 9,50 horas del día 13 por la pareja del fallecido, quien alertó a los servicios de emergencias.

Según los testigos, el hombre había vuelto solo a su casa ubicada en la calle Alcor de la capital la noche anterior tras haber salido.