Iglesias usa los medios para acercarse al nacionalismo y rascar votos para un Podemos hundido

Poco ha durado el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias en la sombra. El emblemático exdirigente de Unidas Podemos ya tiene un objetivo para ayudar a sus antiguos compañeros de partido y pasa por darle sentido a ese «unidas» que figura en la papeleta de su partido. Iglesias se está acercando a los medios de comunicación independentistas y nacionalistas, tanto vascos como catalanes, para «convencer» a los lectores y oyentes de estos periódicos y cadenas de radio de que la única forma de conseguir cambios reales es votando a Podemos. El objetivo de Iglesias es seducir a los votantes y a los partidos separatistas y nacionalistas (de izquierdas, se entiende) de que se unan a las filas de Unidas Podemos para que su antiguo partido tenga posibilidades de condicionar al PSOE y gobernar de nuevo junto a Pedro Sánchez. El exvicepresidente ha fichado ya por RAC1, por el diario Gara y por Ara.

Iglesias sabe que Podemos no es nada si no consigue convencer al electorado que está a la izquierda del PSOE. Este electorado en la capital es suyo y de Más Madrid, en su mayoría. Sin embargo, cuando se pisa Galicia, el País Vasco o Cataluña, la izquierda está fuertemente seducida por las tesis nacionalistas. Iglesias sabe que la ley electoral les penaliza y que la única forma de esquivar sus duras consecuencias para las formaciones menos votadas es conseguir que quien vota a ERC, a EH Bildu o a la CUP se piense votar a Unidas Podemos. Y para hacerlo, Iglesias ha puesto su voz al servicio de los medios de comunicación que llega a este electorado.

En Galicia, Cuando los votantes nacionalistas regresaron al BNG, la formación literalmente desapareció del mapa

Iglesias pretende evitar que a Podemos le pase lo mismo que le ocurrió en Galicia. Cuando los votantes nacionalistas regresaron al BNG, la formación literalmente desapareció del mapa. El cofundador del partido morado sabe que Unidas Podemos se desinfla por minutos y teme que su legado vaya a caer en desgracia porque el nacionalismo gane terreno. Un nacionalismo que además está siendo alimentado por otro, el de Vox, que les tiene en el punto de mira y que amenaza con entrar en el Gobierno tras las próximas elecciones de noviembre de 2023, siempre que se celebren en las fechas previstas.

Iglesias no quiere que a Podemos le pase lo mismo que le pasó en Galicia y quiere integrar a todos los movimientos sociales, partidos regionalistas y grupos izquierdistas se aglutinen bajo la misma bandera. La estrategia a seguir por Iglesias es lanzar su mensaje desde los medios de comunicación más escorados hacia las tesis nacionalistas y así intentar que cale la idea de que solo frenarán a la extrema derecha si votan a Yolanda Díaz, la actual ministra de Trabajo. El exlíder de Unidas Podemos se ha vestido de Malcolm X para arengar a las masas de izquierdas porque sabe que su partido se hunde por momentos. Además, considera que el estar liberado de lazos políticos le da cintura para acercarse a quien quiera, incluso a grupos que desde la derecha llaman con asiduidad como «proetarras».

Pablo Iglesias ha fichado por Gara, por Ara, por RAC1, por la SER y por CTXT, de momento. Todo medios reconocidos por llegar a la izquierda. Y algunos de ellos por tocar editoriales nacionalistas y por ser cercanos a formaciones como ERC, EH Bildu o incluso la CUP. La llegada de Iglesias a los medios de comunicación ha sido muy criticada especialmente porque desde que llegó al poder no ha dejado de criticar a los grupos mediáticos por plegarse a los intereses de la derecha. Sin embargo, ahora empieza a cobrar sentido los pasos del exvicepresidente dado que sigue a las órdenes de los intereses de Unidas Podemos, aunque esta vez sin ser él el candidato.

A Iglesias le ha costado mantenerse en la sombra. No ha soportado más el salir del plano político y ha querido volver desde el otro lado. Ya plantea soluciones para la subida fulgurante del precio de la luz y para todos los problemas que sacuden al Gobierno, pero ahora los ofrece sentado desde la tertulia, no desde el Ejecutivo. Tras unos meses de verano completamente desaparecido, Iglesias ha vuelto tras haberse cortado la coleta para ayudar a los suyos.

Podemos afronta unos resultados pésimos. Pero no solo eso. Lo que preocupa a Iglesias es que el PP y Vox sumarían mayoría absoluta en caso de que se celebraran elecciones, tal y como se desliza de las últimas encuestas publicadas por diferentes medios. Esto ha echo saltar las alarmas en la formación morada porque la pérdida de apoyo y de votos es más grave si dejan de pisar moqueta. A Podemos no le importa demasiado perder un puñado de diputados siempre que sumen con el PSOE y con los nacionalistas. El problema es que si no lo hacen queda claro que la formación morada está hundiéndose y abocada a la desaparición.

Esta alarma interna ha hecho que Iglesias se pusiera manos a la obra e intentara contener la fuga de votos. Los informes internos de Podemos apuntan a que la mayor pérdida de votos no viene de una izquierda nacional desencantada, sino por parte de los nacionalistas vascos, catalanes o gallegos que vuelven a sus partidos de origen y renuncian al proyecto que representaba Unidas Podemos. Y decimos «representaba» porque ya parece que lo ocurrido en Galicia se extiende en otras regiones españolas y pocos se creen que la formación morada represente sus intereses. No al menos según los sondeos.