El consejero de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha asegurado que en el incendio de Navalacruz (Ávila) que se declaró el 14 de agosto se dieron las peores circunstancias y «le realidad superó las previsiones», al registrarse una climatología peor de la que se esperaba, lo que contribuyó a un incendio devastador.
Suárez-Quiñones se ha expresado así en el marco de su comparecencia, a petición propia, en la Comisión de Fomento y Medio Ambiente para informar sobre este incendio que calcinó 22.037 hectáreas, la mayoría superficie forestal, que estuvo causado por el incendio de un vehículo junto a la carretera N-502.
El consejero ha detallado desde las actuaciones previas al inicio del incendio que se han llevado a cabo en la zona como las condiciones adversas y la evolución del fuego, que condicionaron la actuación del operativo, cuya actuación considera que fue adecuada y muy profesional dadas las circunstancias.
En concreto, Suárez-Quiñones ha explicado que, además de estar en esas fechas en riesgo alto de incendios, se había declarado alarma por el riesgo de incendios entre los días 14 y 16 de agosto dada la previsión meteorológica, que apuntaba a 34 grados de máximas, con 31 kilómetros por hora de viento y 17,7 grados de mínima por la noche, junto con una humedad relativa en torno al 27 por ciento.
Sin embargo, ha afirmado que «las previsiones se saltaron» y la realidad las superó, dado que el 14 de agosto, cuando se originó el incendio, se registró una temperatura histórica en la zona de 38,8 grados, pero además vientos cambiantes de 35 kilómetros por hora con rachas de 70, las cuales también se registraron durante los momentos «claves» para abordar el fuego el día 15.
A eso se sumó una humedad relativa que llegó al 2 por ciento, por lo que el consejero ha asegurado que la magnitud del fuego podía esperarse para lo que todo el que sepa la regla «30, 30, 30», es decir, más de 30 grados, velocidades del viento superiores a los 30 kilómetros por hora y una humedad por debajo de ese porcentaje.
En esas circunstancias, ha señalado el consejero, los incendios cobran fuerte convectividad, y dado el gran desarrollo de la vegetación herbácea con un severo estrés hídrico, la velocidad de propagación de las llamas es «rapidísima» y los operativos se enfrentan a situaciones que enseguida escapan a las capacidades de extinción, como ha reconocido.
GRAN INCENDIO FORESTAL
Así, se da un escenario con altas probabilidades de que este fuego se transforme en un gran incendio forestal, pero también a esto contribuyó la zona donde se inició, ya que el vehículo que se incendió a las 10.27 horas del día 14 de agosto se extendieron a una zona de matorral «muy denso» y se produjo una rápida propagación (a las 10.44 ya se declaró como incendio forestal).
De esta forma, la evolución del incendio se vio condicionado por las circunstancias «extremadamente desfavorables» para su extinción, con temperaturas que no bajaron de 30 grados por la noche –cuando la previsión era una caída hasta los 17,7–, el fuerte viento y las corrientes que el mismo generó.
Además, el titular de Fomento y Medio Ambiente ha apuntado otros condicionantes en la actuación, además de las climatológicas, como la simultaneidad de incendios, ya que sólo en la provincia el día 14 se abordaron seis pero en el conjunto de la Comunidad había activos otros 15; y las condiciones topográficas, con zonas escarpadas y amplias variaciones de altitudes (900 a 2.158 metros), pendientes y zonas con elevada pedregosidad y otras muy escarpadas.
Todo ello hizo que el incendio alcanzara una rápida propagación, sobre todo al inicio, y llegó a avanzar el día 15 a 1.000 hectáreas por hora, con un perímetro activo que superó los 36 kilómetros, longitud del frente de llama a primera hora.
La extinción se vio dificultada cuando llegó la noche y el fuego alcanzó las cumbres de la Sierra de la Paramera, en una zona donde se multiplica el combustible, pero además sin que pudieran volar los medios aéreos, sin que se registraran bajadas de temperaturas.
El fuego, con un carácter convectivo, columnas de humo y viento que lanzaba pavesas a zonas muy adelantadas respecto al frente y originaba «múltiples» incendios secundarios hacían que su avance fuera «extraordinario».
Por ello, se acercó el día 15 a poblaciones –hubo que defender 16–, lo que se convirtió en la prioridad del operativo en su defensa, de manera que parte del mismo se tuvo que retirar para acudir a esta labor después de la declaración del nivel 2 a las 5.00 horas del día 15.
MÁS DE 1.200 EFECTIVOS
Tras la declaración de nivel 2 también acudió a trabajar en las labores de extinción la Unidad Militar de Emergencias en un fuego en el que llegaron a trabajar hasta 28 medios aéreos –tanto de la Junta como de otras comunidades y del Estado– en un día, sumados a los numerosos terrestres hasta lograrse la extinción el 26 de agosto.
En total, trabajaron en la extinción más de 1.220 personas, ha señalado el consejero, quien ha agradecido la ayuda y el compromiso de las comunidades que ayudaron como Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia, así como al Gobierno de la nación y los propios alcaldes y otros apoyos como los de los voluntarios de Protección Civil.
Juan Carlos Suárez-Quiñones ha destacado la profesionalidad con la que trabajó el operativo y ha afirmado que se actuó en cuanto se tuvo conocimiento del incendio y no como «falsamente» se dijo un helicóptero acudió y después se marchó.
En cuanto a los efectos que ha tenido el incendio, el consejero ha detallado que la superficie total quemada fue de 22.037 hectáreas, de las cuales 2.738 fueron superficie forestal arbolada (12,4 por ciento); 18.399 forestal desarbolada (83,5 por ciento) y 899 superficie forestal (4,1 por ciento) y afectó a cinco montes de utilidad pública y un consorcio así como a espacios de la Red Natura 2000, todo ello repartido en 14 términos municipales.
En cuanto a su extensión, es el más grande registrado en la Comunidad desde su nacimiento, aunque no en cuanto a superficie arbolada afectada, ya que le superan otros como el de Castrocontrigo, en León (con 10.096 hectáreas de superficie arbolada dañada). El de Navalacruz es el octavo incendio de más extensión desde que se tienen registros.
Suárez-Quiñones ha reconocido que no es fácil recoger alguna cuestión positiva del incendio, pero sí ha apuntado que el manejo de la emergencia permitió saldarla sin pérdida de vidas humanas, aunque resultara herido Alberto, uno de los componentes del operativo, a quien ha deseado una completa recuperación.
ACTUACIONES
Dicho esto, el consejero, quien ha ofrecido crear una ponencia en la Comisión para buscar mejoras entre todos los grupos, ha detallado también las actuaciones puestas en marcha y las que se llevarán a cabo en el futuro.
Así, además del Plan de Recuperación para la zona anunciado por el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, el cual contará con una dotación de 25 millones de euros, Suárez-Quiñones ha asegurado que se mejorará el operativo contra incendios, cuyo tiempo de trabajo se aumentará, se consolidará el modelo de gestión agroforestal para tener paisajes forestales más resilientes y se pondrán en marcha planes de defensa de los municipios, especialmente en zonas de alto riesgo de incendios, entre otras cuestiones.