Vivir con el PSOE es más caro que nunca: combustible, luz y ahora peajes

El Gobierno no tiene toda la culpa. No al menos de alguna subidas como la de la electricidad. Sin embargo, sus planes de contingencia no solo no son efectivos, sino que en algunos casos auguran que la vida se encarecerá mucho más para las clases medias (si es que queda alguna) y bajas. El precio del combustible está por las nubes y más alto que nunca, el coste de la energía ha hecho que pagar la luz de Metro de Madrid pase de tres millones al mes a ocho millones de euros. Y ahora la política ambiental del Ejecutivo hará que tener un coche antiguo sea un nicho de gasto en todos los sentidos, incluso para circular dado que el Gobierno pretende implantar peajes en todas las autopistas y autovías en torno a 2024 porque así se ha comprometido con Bruselas. Ya no hablamos de la cesta de la compra, que también, sino del coste de la vida.

la electricidad para el Metro ha pasado de tres millones de euros al mes a más de ocho

Vamos por partes. El punto que más ha llamado la atención a los españoles es el coste de la luz. El megavatio hora ha pasado en un año de costar 50 euros a 180. Esto se traduce en que el coste que paga la Comunidad de Madrid por la electricidad para el Metro ha pasado de tres millones de euros al mes a más de ocho, según aseguró el consejero de Transportes, David Pérez. En los hogares la diferencia no es tan alta, especialmente porque el Gobierno ha contrarrestado la subida disminuyendo el porcentaje de impuestos (entre ellos, el IVA) que se aplicaba en la energía, pero lo cierto es que la escalada sigue al alza y que el coste de la vida se ha encarecido con el precio de la luz. Pese a que no nos afecte en exceso directamente en la factura, las empresas sí que encarecen sus productos dado que producirlos cuesta mucho más. Algo que también acabará afectando a la cesta de la compra, según los expertos consultados.

El precio de la luz afecta a todo. A la competitividad de las empresas, al coste de producción de los productos y a los hogares. Todo esto hace que sea muy difícil determinar hasta dónde llegará el encarecimiento de la vida con el aumento del precio de la luz. Sea como sea, las más afectadas son las pequeñas y medianas empresas (PYMES) y se notará también incluso en el mercado laboral, según algunos expertos.

Lo mismo que pasa con la luz pasa con la gasolina, solo que con menos cobertura mediática. Y si a esto le añadimos que el Gobierno quiere aumentar los impuestos que aplica sobre el diésel, tenemos un escenario con el combustible que no es muy alentador. El precio de la gasolina está disparado. Hace unos años, cuando los sueldos eran algo mejores que los de ahora, era impensable que se pagara el litro de la gasolina a 1,50 euros. Esto era cosas de países del norte de Europa, pero no de España. Sin embargo, ahora 1,50 euros es lo normal en nuestro país. El diésel sigue la misma escalada y a la espera de que el Gobierno le aplique más impuestos. El Ejecutivo busca que se apliquen los mismos impuestos al gasoil que a la gasolina para así empujar a los españoles a que se compren coches eléctricos. Pero el resultado inmediato es que se encarecerá el coste de la vida. Más aún.

Pasado por el terreno del combustible, llegamos a los peajes. El Gobierno ha anunciado que aplicará peajes en todas las carreteras de alta capacidad. El modelo de estos peajes que se aplicarán en 2024, según ha declarado la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se basarán en freír a impuestos a quienes tengan vehículos contaminantes. A más emisiones, más pagarán de peaje. Y si el coche es un eléctrico nuevo, se pagará menos. En cualquier caso, circular por las carreteras supondrá un coste adicional que ahora no tienen los españoles. Por lo que la vida será más cara. Se tenga un vehículo en bajas emisiones o no.

«Necesitamos recursos para poder mantener unos estándares adecuados de calidad de nuestras carreteras», ha comentado la socialista. «Además, tenemos que responder al criterio europeo de ‘quien contamina paga’, y como indicaba, contribuir a la reducción de los gases del efecto invernadero que se generan«, ha comentado Raquel Sánchez. Al mismo tiempo, la ministra de Transportes también ha dejado caer que hay «un importante déficit de inversiones en mantenimiento de la red de carreteras generado a lo largo de la última década».

Peajes nuevos, luz más cara y combustible desorbitado con solo algunas de las consecuencias que el Gobierno pretende paliar subiendo el SMI un poco más. Sin embargo, los ingresos de las PYMES, los empresarios y los autónomos serán los mismos mientras el coste de la vida se encarece. 

UN SECTOR QUE SE HUNDE

Si el sector del automóvil ya estaba tocado, el 2021 no parece augurar cambios. La pandemia y la crisis han hundido las ventas de coches. Las matriculaciones de turismos descendieron un 31% en 2020 en comparación con el año anterior, según los datos oficiales. Pero es que los concesionarios no solo afrontan este año con una situación económica mala, sino que además el presidente del Gobierno ha convencido a los suyos de aplicar una batería de impuestos «ecológicos» que harán que comprar un coche cueste de media entre 800 y 6.000 euros más caros, ya que se ha incrementado el impuesto de matriculaciones a los coches más contaminantes. Que comiencen los juegos del hambre.

Parece que el Gobierno quiere una ciudad repleta de patinetes eléctricos. El Ejecutivo ha encontrado una interesante excusa para coser a impuestos a los españoles. El gasto público se ha incrementado considerablemente durante el pasado 2020 debido al confinamiento y a las consecuencias nefastas de la pandemia. Ese balance negativo hay que compensarlo. Y como Sánchez se jacta de ser progresista, ha tenido que enmascarar los impuestos con un disfraz de política ecológica que ha justificado una batería de impuestos aprobada por el Gobierno en los Presupuestos que ahora amenazan con hundir aún más al sector del automóvil.