Navarra no recurrirá la sentencia del intercambio de bebés

El Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O) indemnizará a una familia navarra que en 2016 inició un proceso de reclamación contra este organismo por un error en la identificación entre dos recién nacidos durante su periodo de estancia en el actual del Complejo Hospitalario de Navarra, en el año 1993.

El proceso acabó en el ámbito judicial, en el que un Juzgado de lo Contencioso Administrativo ha reconocido en una reciente sentencia la responsabilidad del SNS-O, que no recurrirá el fallo.

El Gobierno de Navarra ha precisado por medio de un comunicado que el juez reduce la cuantía de la indemnización solicitada -quedando en 320.000 euros- y destaca la «actuación activa de la Administración» en la fase previa por «colaborar y facilitar el esclarecimiento de los hechos» y «aliviar la situación de los recurrentes con el hecho dañoso» que les ha causado unos efectos psicológicos que serán compensados al menos económicamente.

Salud ha decidido que no recurrirá la sentencia para «no aumentar ni alargar el sufrimiento derivado de unos hechos que se remontan casi tres décadas atrás». Además, ha señalado que, actualmente, los protocolos y garantías de identificación de recién nacidos en el sistema sanitario público -que además se van a reforzar y mejorar con nuevas técnicas- harían «prácticamente imposible» un intercambio como el referido en la sentencia.

Los hechos recogidos en la sentencia se remontan a la primavera de 1993, aunque no fueron detectados por las personas afectadas hasta 2015 cuando como consecuencia de una prueba se demostró, según explica la sentencia, que «no existía filiación biológica» entre los demandantes y esa persona de la que legalmente son padres. Entonces se abrió un proceso administrativo para esclarecer lo sucedido, que derivó en uno judicial por parte de una de las familias, pese a la colaboración del SNS-O.

A partir de ahí, se inició un pleito en el que el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea ha mantenido que no está acreditado que el supuesto intercambio fuera responsabilidad de los profesionales sanitarios de la Maternidad, aunque el juez considera que no hay otra posibilidad real sobre el momento y las causas de esta situación descubierta años después.

Precisamente este decalaje temporal, unido a todo el desgaste emocional y psicológico de los miembros de la familia es lo que motivó una reclamación económica de 1.758.757 euros, que la sentencia fija en 320.000 euros y que el SNS-O acata.

El Departamento de Salud, en cualquier caso, ha subrayado que con los protocolos vigentes actualmente «no se podría dar en la red del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea una situación similar como la señalada en la sentencia».

Así, al ingresar en el hospital, a una mujer que va a dar a luz se le pone una pulsera con su nombre. Una vez en el paritorio, se abre allí mismo un kit que lleva una pulsera para la madre, una pulsera para el niño o niña y una pinza para el cordón. Todo con el mismo código numérico y el mismo color. En los primeros segundos de vida se le pone la pinza en el cordón umbilical al recién nacido o nacida (que ya no se puede abrir hasta que se caiga el ombligo a los diez días, ya en casa) y también se coloca una pulsera identificativa en el tobillo con el mismo código numérico y el mismo color.

Madre y bebé no se separan en ningún momento desde el nacimiento y suben juntos a la habitación de planta. Este traslado se hace siempre así, salvo que exista alguna justificación médica, como puede ser el ingreso en la unidad de neonatos del recién nacido, en cuyo caso también se realiza el protocolo de identificación exactamente igual que en el anterior, pero en este caso sí que se produce una separación física de madre y bebé. En los partos por cesárea el procedimiento es exactamente el mismo.

Para los partos múltiples existe un kit con dos o más pulseras y pinzas y se sigue un protocolo similar. Una vez que nace, se inscribe al bebé en la partida de nacimiento, en el propio hospital. Allí se plasman la huella dactilar de la madre y la huella del pie del o la bebé.

El Complejo Hospitalario de Navarra, con el objetivo de aumentar la seguridad, va a poner en marcha, a partir del primer trimestre de 2022, un sistema «aún más fiable» para esta última garantía. Se tomará una gota de sangre del cordón umbilical del bebé, que se plasmará en un papel secante y servirá durante años como prueba identificativa. Esta nueva medida sustituirá a las huellas de la planta del pie del bebé y la madre, que ahora se utilizan en la partida de nacimiento.