Un vecino de Vigo, José D.R., ha sido juzgado este martes en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra (con sede en la ciudad olívica) como supuesto autor de un delito de abuso sexual sobre su nieta y, aunque el procesado ha negado los hechos ante el tribunal, los informes de los psicólogos forenses y sus testimonios han otorgado credibilidad a la niña, que tenía 12 años en el momento de los hechos.
El acusado ha asegurado en el juicio que no realizó tocamientos a su nieta, tal y como sostiene la Fiscalía, y ha atribuido la denuncia a posibles «celos» de su nieta con respecto a otra prima.
Según ha explicado, esa tarde (la del 28 de octubre de 2018) estuvo sentado en el salón de su casa después de comer y su nieta se sentó sobre sus rodillas durante un rato, hasta que él se marchó a dormir la siesta a su habitación. Durante ese momento, ha asegurado, el único contacto que mantuvo con la menor fue acariciarle una pierna, pero negó que hubiera introducido su mano por dentro de la ropa de la niña, que le hubiera tocado los genitales o que le hubiera hecho comentarios referentes a su virginidad.
Además, ha explicado, en todo momento hubo más personas en el salón (la hermana de la víctima y la bisabuela de las niñas) y su propia mujer estaba al lado, en la cocina. «No sé por qué se montó todo esto, son mis nietas y las quiero con locura (…) si mi mujer hubiera visto algo de eso me hubiera dado un sopapo», ha proclamado.
En el juicio de este martes han prestado también declaración (a puerta cerrada) tanto la víctima como su hermana, así como la abuela y esposa del acusado. Esta testigo aseguró que no notó nada extraño en el comportamiento de su marido o de sus nietas, y que pasó varias veces por el salón, donde se encontraban todos, sin percibir nada fuera de lo normal.
Asimismo, ha señalado que se enteraron de lo ocurrido cuando, al día siguiente, otro de sus hijos (padrino de la víctima) les fue a ver y les dijo que había estado con la niña y que ella había relatado el supuesto abuso. «Yo no lo entendí en ese momento, ni lo entiendo ahora. De hecho, le dijimos que la llevara a un médico para que la exploraran», ha señalado la mujer, ratificando la declaración de su marido, al tiempo que ha insistido en que «nunca, jamás» el acusado había tenido problemas de este tipo con menores, a pesar de que crió a varias familiares menores y trabajó con niñas.
RELATO DE LA MADRE
Por otra parte, la madre de la víctima ha explicado ante el tribunal que sus hijas tenían una relación normal con sus abuelos y que pasaban fines de semana enteros con ellos. En concreto, el día de los hechos, un domingo, las menores habían dormido en el domicilio de sus abuelos y, por la tarde, la víctima escribió varios mensajes a su madre urgiéndola a que las fueran a buscar cuanto antes porque «había pasado algo».
«Al llegar vi la cara de mi hija, su expresión de horror, estaba muy asustada y tan pronto me vio se abalanzó a abrazarme», ha señalado esta testigo, que ha recalcado que la niña «es muy madura y muy segura de sí misma».
Según ha explicado ante los jueces, la menor le relató los abusos y, tras hablarlo con su padrino y llevarla al hospital (donde se activó el protocolo policial y judicial para estos casos), presentaron denuncia en Comisaría.
TESTIMONIO CREÍBLE
En el juicio de esta martes han comparecido también los forenses que examinaron a la niña cuando estuvo en el hospital y los que se entrevistaron con ella posteriomente, para hacer el informe psicológico.
Todos estos peritos coincidieron en señalar que, si bien la menor no presentaba lesiones visibles cuando fue explorada en el hospital, su relato tenía «credibilidad», era coherente y la niña presentaba una gran «madurez». «Se la veía muy tranquila, me sorprendió lo segura que estaba de sí misma y cómo entendía que, aunque se tratara de un familiar cercano, tenía que denunciar porque estaba mal lo que había hecho», ha declarado una de las peritos.
Otro de los psicólogos ha explicado que la niña explicó lo ocurrido, «sin dar detalles» pero de forma «libre» y «creíble», y ha descartado que hubiera «una intencionalidad en contra del abuelo». Además, los forenses han apuntado que «es habitual» en casos de violencia o abuso intrafamiliar que las víctimas no pidan ayuda o griten en el momento de los hechos.
La Fiscalía pide para el acusado una pena de 10 años de prisión, por un delito de abuso sexual sobre menor de 12 años con el agravante de prevalimiento por parentesco. También reclama que se le prohíba acercarse o comunicarse con su nieta durante otros 10 años, y la medida de libertad vigilada durante una década después de salir de prisión; así como una indemnización de 30.000 euros para la menor.