El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha instado a los gobiernos a que fomenten la investigación en ciencia básica por sus efectos sobre el crecimiento económico a largo plazo, según se desprende de uno de los capítulos analíticos de su informe ‘Perspectiva Económica Mundial’, publicado este miércoles.
El Fondo explica que, si bien la productividad es un factor importante en el crecimiento económico, para estimular esta es necesario que exista un crecimiento de la innovación. Pese a esta relación, en las últimas décadas el crecimiento de la productividad en las economías desarrolladas ha estado descendiendo pese a que la investigación y desarrollo (I+D) ha crecido.
El organismo con sede en Washington explica que esta dinámica se produce porque la mayor parte de la inversión en I+D se realiza por parte de las empresas y estas realizan ciencia aplicada.
«Aunque la investigación aplicada es importante para llevar innovaciones al mercado, la investigación básica expande la base de conocimiento necesaria para el progreso científico», ha subrayado el FMI, que ha puesto como ejemplo el desarrollo en tiempo récord de vacunas contra el Covid-19, solo posible gracias al «conocimiento acumulado» en diferentes campos para desarrollar las vacunas de ARN mensajero.
Los cálculos del FMI concluyen que un incremento permanente del 10% en la producción de ciencia básica nacional produce un aumento en la productividad del 0,30%. Ese mismo incremento en la ciencia básica de países extranjeros eleva la productividad en un 0,60%. El impacto de la productividad de la ciencia aplicada es similar en caso de desarrollos nacionales e «insignifcante» en caso de desarrollos extranjeros.
Debido a que las empresas únicamente son capaces de capturar parte del efecto económico de un descubrimiento de investigación y ciencia básicas, el FMI considera que es necesario que exista financiación pública para paliar la infrainversión privada. En este sentido, considera que financiar únicamente la investigación de universidad y laboratorios públicos «podría ser ineficiente», por lo que propone colaboraciones público-privadas.
En este sentido, una política pública que duplique los subsidios a la investigación científica privada e incremente el gasto público en ciencia en un 33% podría incrementar el crecimiento de la productividad en un 0,2% por año. El FMI ejemplifica que si esta política hubiera estado en marcha entre 1960 y 2018 los ingresos per capita serían un 12% mayores de lo que son ahora.