Raquel Sánchez insta a descarbonizar la movilidad urbana como «acicate» para la actividad económica

La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, ha animado este miércoles a «descarbonizar la movilidad urbana» como «acicate para la actividad económica e industrial». Además, ha pronosticado que «no pasarán muchos años» antes de que las ciudades «hayan eliminado de sus calles los vehículos más contaminantes».

Sánchez ha asistido en la capital vizcaína al inicio del Congreso de Movilidad SUM Bilbao, que ha inaugurado el rey Felipe VI y que, durante dos días, reunirá a 90 expertos internacionales, que analizarán los retos y oportunidades de la movilidad urbana sostenible.

Durante su intervención, la ministra ha asegurado que su Ministerio se ha situado «a la vanguardia» y es «consciente de su nuevo papel respecto al transporte y la movilidad», términos que se han dejado de considerar «sinónimos» porque «en realidad, no son lo mismo».

Según la ministra, para el ciudadano, la movilidad «tiene implicaciones en su calidad de vida, en el medio ambiente que le rodea, en la energía que consume y su realización como individuo, y en el desarrollo de las ciudades en las que vive».

«La movilidad es un derecho de las personas además de un elemento clave en la cohesión social y en el crecimiento económico. Todos han de tener las mismas oportunidades de movilidad, con independencia de su sexo, de su edad o de su condición social».

«Conseguirlo requiere soluciones de movilidad sostenible, alternativas al uso del transporte privado en cualquier entorno urbano y accesibilidad universal de los transportes, todo ello a un precio razonable para los ciudadanos», ha dicho.

Raquel Sánchez ha asegurado que, además, la movilidad «debe ser segura también, en cualquier circunstancia», incluso en situaciones de «emergencia o de crisis, como la actuales.

Por otra parte, ha afirmado que «debe ser eficiente» para contribuir a la descarbonización de la economía, «promoviendo fuentes de energía alternativas y vehículos no contaminantes, que no repercutan negativamente en la salud de las personas».

Deben ser también, ha añadido, «inteligentes» gracias a las herramientas digitales y tecnológicas «que permitan gestionar eficientemente las infraestructuras, que optimicen su uso y reduzcan los costes de mantenimiento». A su juicio, en este apartado, es «imprescindible contar con la aportación de las empresas y sus innovaciones».

PAPEL DEL MINISTERIO

Sánchez ha insistido en el «nuevo papel» de su Ministerio, que pretende adaptarse a «un cambio de paradigma» y que tiene «la responsabilidad de dirigir las nuevas políticas de movilidad en el conjunto del país».

En el papel de «garantes del derecho a la movilidad» de los ciudadanos, el Ministerio, en coordinación con las distintas administraciones competentes y en «diálogo abierto con el sector privado y los usuarios», ha «puesto en pie» una estrategia nacional, que culminará con la Ley de Movilidad Sostenible y la financiación del transporte urbano.

La ministra ha pronosticado que «no pasarán muchos años» antes de que las ciudades «hayan eliminado de sus calles los vehículos más contaminantes». «No es ninguna profecía afirmar que buena parte de los desplazamientos se harán en transporte público, coches compartidos, a pie o en bicicleta», ha agregado.

Raquel Sánchez ha recordado que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia prevé destinar a la movilidad sostenible en entornos urbanos y metropolitanos más de 6.500 millones de euros de los fondos europeos.

Las inversiones deberán servir para «modelar un sistema de transporte público sostenible», con flotas de vehículo con cero o bajas emisiones, «en un entorno digital, de gestión del tráfico y la movilidad», y para fomentar «el despliegue de las infraestructura de recarga que precisan los vehículos eléctricos».

«Servirán para impulsar las zonas de bajas en emisiones, cuya implantación, no una opción sino una obligación de las ciudades de más de 50.000 habitantes», ha manifestado.

Para la ministra, descarbonizar la movilidad urbana y «como resultado, mejorar el aire y la calidad de vida» ha de ser «un acicate para la actividad económica e industrial, por todas las oportunidades de negocio» que conlleva.

La ministra ha recordado que muchas ciudades «ya han iniciado ese camino» y Bilbao «es un buen ejemplo de ello» y ha asegurado que en el Ministerio aspiran a «ser la palanca de cambio en el conjunto de la Administración general del Estado» y a servir «de puente con el sector privado» de forma que las empresas «puedan desarrollar sus innovaciones sin cargas ni obstáculos innecesarios».

En ese sentido, ha mostrado su disposición a proponer y, «sobre todo» a escuchar, porque «nunca fue tan necesaria una gobernanza horizontal, el diálogo y la implicación activa de los ciudadanos».