Irene Montero tantea las universidades como posible salida de la política

Encontrar una salida no siempre es fácil. La ministra de Igualdad, Irene Montero, sabe que podría tener los días contados. El plan inicial es que Montero se mantenga como diputada y portavoz, algo que le reporta nada menos que en torno a 90.000 euros brutos anuales. Sin embargo, el entorno de Podemos asegura que la titular está preparando el terreno para tener una acogida laboral fuera de la administración pública. La idea es que su futuro pase por los medios de comunicación como tertuliana y, sobretodo, por la universidad. Las fuentes indican que el trato de Montero con muchas universidades está motivado, entre otras cosas, porque la ministra quiere asegurarse un colchón dentro de estos centros educativos superiores. Aún así, desde Podemos insisten en que el plan A es seguir dentro de la política. 

El trato de Irene Montero con la universidad es constante. El Ministerio de Igualdad está nutriendo de becas a estos centros de educación públicos para que impartan clases sobre igualdad de género y feminismo. Hay numerosos máster y estudios de posgrado financiados directamente con fondos públicos por los cuales los alumnos estudian gratis y los profesores cobran su correspondiente salario cuya financiación proviene directamente de la gestión del ministerio de Irene Montero. Pero no solo eso. Irene Montero también ha fomentado cátedras desde las que impartir esas clases, algo que ha estrechado considerablemente los lazos entre el Ministerio de Igualdad y las universidades públicas. Y desde Podemos no tienen tan claro que esto sea solo una colaboración política.

Montero ha perdido fuelle en el partido. El alejamiento con Pablo Iglesias le ha pasado factura. Y el haberse convertido en una «caricatura» del feminismo, tal y como la definen fuentes cercanas al ministerio, tampoco ayuda como para convertirla en un peso político con proyección dentro de Unidas Podemos. Yolanda Díaz, la vicepresidenta del Gobierno, ministra de Trabajo y futura candidata de la formación morada, sopesa tal y como le sugirió el exjefe de gabinete Iván Redondo en una entrevista junto a Jordi Évole, presentarse a través de una plataforma sin las siglas moradas. Pero sea como sea, lo que está claro es que ese viejo Podemos de Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y la propia Irene Montero es historia. E Irene ya busca la forma de adaptarse a los cambios laborales que se avecinan.

Al igual que otros, los comentarios dentro del partido morado aseguran que el futuro laboral de Irene pasa por lugares como las tertulias políticas. Pero cada vez son más los que consideran que Irene Montero pasará por las universidades en calidad de profesora para impartir lecciones en esos cursos que tanto le motivan sobre igualdad de género, feminismo o cualquier cosa que se centre en las mujeres. El Instituto de las Mujeres se ha convertido, de hecho, en el instrumento favorito de Montero para establecer una nutrida relación con las universidades públicas que servirá en el futuro de aval para pasar por la Complutense, la Autónoma o cualquier centro de estudios superiores.

La idea de Díaz es presionar a Sánchez en un nuevo Gobierno de coalición para conseguir más y mejores ministerios

Irene, pese a controlar el partido a nivel interno, pierde apoyo. No es un activo político que gane con el tiempo y no es alguien a quien las bases vean como una ministra relevante en el Gobierno. Ni ahora ni en una hipotética victoria en 2023 que llevara a un nuevo gobierno de coalición. La relación de Yolanda Díaz, quien ha cogido las riendas de Unidas Podemos, e Irene Montero se ha deteriorado con el tiempo lo suficiente como para que Yolanda no quiera contar con ella como un peso relevante en el partido. La idea de Díaz es presionar a Sánchez en un nuevo Gobierno de coalición para conseguir más y mejores ministerios, pero todo dependerá de los resultados que se obtengan y de la predisposición socialista.

QUEMADA

En este contexto, las fuentes en Podemos dan por hecho que Irene está quemada y cerca de salir del partido. Cuando dicen «cerca» se refieren a que es posible que tras las próximas elecciones generales no quiera seguir en la política (o en caso de hacerlo, que sea en un segundo plano). Irene Montero se ha convertido en una de las representantes políticas que más desgaste ha sufrido por sus reivindicaciones feministas, como la de pedir a las empresas que vigilen las «miradas impúdicas» de sus trabajadores a sus trabajadoras, y una de las dirigentes que peor valorada está por el electorado, tal y como se ha desprendido de las encuestas realizadas por el CIS.

A esto hay que añadir el factor personal. El que Irene Montero haya sufrido presunto acoso por parte de muchos manifestantes de la extrema derecha y que tenga un perfil tan polémico que despierta críticas allá por donde pasea ha llevado a la ministra a estar algo quemada. Tanto, que se plantea, según las fuentes, seguir los pasos dados por su secretaria de Estado de Igualdad, Noelia Vera, quien ha dejado todos sus cargos políticos de un día para otro.