Precios altos y todos los ministros en los bares del 40 Congreso del PSOE

Mesas de barril, rectangulares y un gran número de ‘food trucks’. Esta es la recepción que ha organizado el PSOE antes de entrar en los pabellones de la Fira de Valencia. Los precios de esta zona de relax, y punto de encuentro de los más de 1.500 asistentes al inicio del 40 Congreso del PSOE, son elevados para un partido que se dice obrero.

Los militantes no sólo tendrán que costearse sus gastos de alojamiento, gratuito para el casi centenar de delegados, sino que también tendrán que pasar por la caja si quieren comer. La Fira de Valencia está ubicada casi en la periferia de la ciudad y no hay bares ni restaurantes en sus cercanías.

EL PSOE HUYE DE LA AUTOCRÍTICA. Tan sólo se apuntaba a lo malvados que son el PP y su líder Pablo Casado, y el revés del PNV, que podría traducirse como un aviso a navegantes

Es por esto por el que los asistentes, periodistas incluidos, no tienen otra opción que pasar por esta caja si quieren tomarse una cerveza o refresco. El agua, por otro ladanno, está garantizada en los aledaños de las salas del pabellón 5 del recinto. Pero con un sol de justicia y un ambiente festivo, la mayoría prefiere que una bebida helada refresque el gaznate.

PRECIOS DE AZOTEA DE MADRID EN LA ‘FIESTA’ DEL PSOE

El precio de un mojito alcanza los seis euros, por ejemplo. Un precio equiparable al que se paga en Ibiza e incluso en las azoteas de Madrid. Una porción de pizza sale por unos 7 euros, eso sí con ingredientes 100% naturales. Los refrescos y cervezas tampoco son precios populares para los socialistas.

La imagen de los socialistas agolpándose en las barras de estos ‘food trucks’ contrasta con el discurso dado durante la pandemia, donde precisamente los bares fueron los más señalados por el Gobierno por temor a ser foco de contagios. Sin embargo y justo antes de celebrarse el 40 Congreso del PSOE, el Ejecutivo ha levantado todas las restricciones, a excepción de la mascarilla, que sólo será obligatoria en el interior.

calvino Moncloa
Nadia Calviño, ministra de Economía, ha ido directa al bar

Los periodistas, por su parte, han podido acceder a un avituallamiento habitual en este tipo de reuniones. Canapés salados y cuartos de pan de molde untados con sobrasada, salmón o roquefort, acompañados de café y agua a discreción. También dulces de pequeño tamaño para continuar cogiendo las fuerzas necesarias y seguir las intervenciones.

Antes de la foto de familia, la zona de los bares y ‘relax’, con asientos cómodos y amplios, ha sido la escogida para realizar los corrillos, conversaciones informales, abrazos entre allegados, amigos e incluso entre ministras y periodistas. En esta zona ha sido prácticamente imposible coger un asiento libre, más asistentes que sillas y numerosas anécdotas, como la animada conversación entre el alcalde de Valladolid y el ministro de Presidencia, Toni Bolaño.

AGUA PARA SÁNCHEZ, REFRESCOS O NADA PARA EL RESTO

También se ha podido ver a Pedro Sánchez con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Una conversación en francés y sin traductor. Sánchez ha vuelto a hacer gala del dominio de idiomas. Tan sólo han pedido dos vasos de agua para poder combatir el calor.

El PSOE se ha unido así entorno a la fiesta de la cerveza. Los líos internos, problemas económicos, como la luz y los criticados Presupuestos, han dado paso a las cañas, brindis y risas. Como si de un momento de parón se tratara. Ningún miembro del Gobierno quería hablar sobre la cuestión de la luz, tampoco sobre pensiones. Ni mucho menos de los Presupuestos. Tan sólo se apuntaba a lo malvados que son el PP y su líder Pablo Casado, y el revés del PNV, que podría traducirse como un aviso a navegantes. Pero en el PSOE tienen claro que los «nacionalistas vascos no van a ganar siempre».

Los seis bares móviles y cafeterías han sido testigos mudos de las nuevas estrategias no sólo en el Gobierno, sino también a nivel autonómico. Juan Espadas se ha mostrado el más cercano de cara a los periodistas. Su nuevo puesto en la ejecutiva socialista y una mayor cuota le ha dado alas de cara al posible adelanto electoral en Andalucía y ante los suyos. El PSOE-A, bajo su mando, dista y mucho del de Susana Díaz, que ha sido colocada como senadora.

CALVIÑO NO SE HA PARADO HASTA LLEGAR AL BAR DONDE LE ESPERABA LA CÚPULA DEL PSOE

A estas mesas se han acercado los ministros, como no más. Un poco desubicado se encontraba José Luis Escrivá, ministro de la Seguridad Social, que apenas se ha apartado del grupo de la ministra de Economía, Nadia Calviño, y de la Hacienda, María Jesús Montero.

Calviño, nada más llegar, se ha integrado en el grupo del bar. Sin pararse ni un segundo, ni admitir pregunta alguna. Poco después, con el ambiente más distendido, sí ha accedido a hablar, como también lo ha hecho Montero y la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez.

Otras de las caras que han aparecido en esta zona de ocio han sido las de las ministras Reyes Maroto y Raquel Sánchez, junto a Pilar Llop y Pilar Alegría. También ha estado presente el ministro de Agricultura, Luis Planas. Planas y Escrivá han mantenido conversaciones con Ximo Puig, presidente de Valencia. Poco después se ha realizado la foto oficial con el que comenzaba el 40 Congreso.

El espacio ha sido así como el sitio preferido para evitar el calor y un Sol de justicia. «Una manguera de fuego», se ha referido una voz señalando la solana alejada de esta zona de sombra. Lejos de ser un Congreso serio, la zona de bares se parecía y mucho a la zona de fiesta, como si el PSOE estuviera celebrando con júbilo una delicada situación, más tras haber perdido el beneplácito de la calle y Madrid.

Al menos, el menú en estos bares es variado. Desde una porción de pizza, crepes, comida mejicana o hamburguesas. Una oferta de carne pese a la agenda del Gobierno respecto a este producto natural.