El pasado sábado se conocía que los escritores Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, estaban detrás del seudónimo Carmen Mola, tras ganar el Premio Planeta 2021 por la novela ‘La bestia’. Los tres guionistas admitieron que desvelaban su identidad después de publicar tres novelas juntos porque querían «dar un salto».
Esta decisión, que ha generado cierta polémica en redes sociales, ha supuesto dar la vuelta al empleo de nombres alternativos para publicar, puesto que, echando la vista atrás, siempre han tenido que ser las mujeres las que hayan ocultado su verdadera identidad.
Sin salir de España, uno de los casos más significativos fue el de Cecilia Bohl de Faber, hija de un hispanista que en el siglo XIX dio luz a algunas de las obras más populares de la época –en especial, su primera novela, ‘La gaviota’– bajo el seudónimo de Fernán Caballero, nombre de una localidad española.
Menos conocido y no por los mismos motivos fue el caso de Carmen Martín Gaite a mediados del siglo XX cuando decidió presentarse al Premio Nadal con ‘Entre visillos’ bajo el seudónimo de Sofía Veloso –era el nombre de su abuela– para ocultar a su marido Rafael Sánchez Ferlosio su participación en el citado galardón.
Otro ejemplo en España sería la considerada como primera periodista profesional en España, Carmen de Burgos (también conocida como Colombine), quien a finales del siglo XIX firmaba sus piezas como Gabriel Luna o Perico el de los Palotes.
El siglo XIX fue especialmente fecundo en este tipo de casos y, por ejemplo, hay dos nombres también significativos de la literatura mundial que además coincidieron en elegir el seudónimo de George: George Sand (detrás de quien se escondía Aurore Dupin, una de las escritoras más relevantes del romanticismo) y George Elliot (Mary Anne Evans, autora de ‘Middlemarch’, entre otras).
A las hermanas Bronte les ocurrió lo mismo, teniendo que publicar sus libros con tres seudónimos masculinos (Currer, Ellis y Acton Bell), mientras que, en el caso de Jane Austen, su archiconocida primera novela ‘Orgullo y prejuicio’ salió de imprenta aludiendo así a su autoría: ‘Una novela en tres partes escrita por una dama’.
ELENA FERRANTE, ¿HOMBRE O MUJER?
Quizás el fenómeno literario del siglo XXI que más se asemeja a lo que ha ocurrido con Carmen Mola es el de Elena Ferrante, si bien aquí hay dudas todavía sobre la autoría. Una investigación conjunta de varios medios internacionales a finales de 2016 ponía sobre la pista a la traductora Anita Raja como responsable de estas obras.
Sin embargo, tiempo después, a las sospechas sobre Raja también se ha sumado la posible autoría de su esposo, el también escritor Domenico Starnone. Ambos han negado repetidas veces el estar detrás de la superventas italiana.