Los líderes de la UE se debaten entre el diálogo y la sanción para responder al desafío de Polonia

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE abordan este jueves una complicada sesión por la preocupación de la mayoría de ellos por el deterioro de la situación democrática en Polonia, pero con diferencias sobre cómo encarar la situación entre quienes, como la canciller alemana, Angela Merkel, abogan por el diálogo y los que, como los países del Benelux, piden iniciar ya el procedimiento para congelar fondos si persisten las violaciones del Estado de derecho.

«Espero las discusiones con los líderes, todos debemos asumir nuestra responsabilidad cuando se trata de proteger nuestros valores fundamentales», ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a su llegada a la cumbre europea en la que uno de los asuntos clave será la preocupación por la deriva antidemocrática de Varsovia.

Bruselas sigue examinando los detalles de la sentencia del Tribunal Constitucional polaco que, en respuesta a una pregunta del primer ministro, Mateusz Morawiecki, cuestionó la primacía del Derecho comunitario y dictó que varios artículos de los Tratados de la UE son incompatibles con el orden constitucional polaco.

Sobre la mesa hay tres opciones, entre ellas iniciar un nuevo expediente sancionador que la experiencia ha hecho ver que no influye en el Gobierno polaco, la congelación de fondos de recuperación de la UE por poner en riesgo el Estado de derecho y la activación del artículo 7 que podría llevar a suspender el derecho a voto de Varsovia pero está bloqueado en el Consejo.

En este contexto, Von der Leyen considera inaceptable la evolución en Polonia por la injerencia en la independencia judicial, que con la sentencia del Constitucional «ha tomado una nueva dimensión», y espera de los líderes que tomen posición tras abordar la cuestión con el ‘premier’ polaco.

Entre las voces más duras están los países del Benelux –Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo–, que ya a comienzos de semana difundieron una declaración conjunta llamando a poner en marcha el mecanismo de condicionalidad que permitiría congelar fondos a Polonia.

Sin embargo, otros socios tienen reticencias a actuar antes de que el Tribunal de Justicia de la UE se pronuncie sobre la cuestión, en el marco de un recurso presentado por Polonia y Hungría, y abogan por no romper los canales de diálogo con Varsovia.

Es el caso de España, cuyo presidente, Pedro Sánchez, es uno de los líderes que se ha visto en bilateral con Morawiecki antes del arranque formal de la cumbre. «He trasladado al primer ministro polaco que encontremos una vía constructiva y de diálogo que saque a la Unión Europea de esta situación tan compleja y difícil en la que se encuentra», ha resumido Sánchez a la prensa sobre su mensaje.

También la canciller alemana, Angela Merkel, se ha reunido con el líder polaco y ha coincidido en apostar por el diálogo: «El Estado de derecho es una parte clave de la UE pero, por otro lado, debemos encontrar formas de unión de nuevo, dado que una cascada de disputas legales ante el Tribunal de la UE no es la solución».

Merkel ha dicho respaldar a la Comisión Europea en sus procedimientos y también ha apuntado la necesidad de abordar de manera «muy seria» la cuestión que subyace en el pulso de Polonia respecto a si los Estados miembros quieren avanzar hacia una Unión más estrecha o hacía más competencias nacionales.

El presidente del Consejo europeo, Charles Michel, que hasta ahora no se había pronunciado públicamente sobre el caso polaco, ha dicho a su llegada a la reunión de líderes que los Veintisiete deben ser «firmes» en la defensa del Estado de derecho y que deben «comprometerse con el diálogo» para llegar a resultados «positivos».

«Es importante conservar la unidad y la discusión constructiva para encontrar una solución. Toda escalada de tensión es contraproducente para toda la UE», ha apuntado, a su vez, el primer ministro de Eslovaquia, Eduard Heger.

CONGELAR FONDOS

Frente a esta cautela, otros mandatarios como el primer ministro belga, Alexander de Croo, han avisado de que, aunque se está en fase de diálogo, es fundamental dejar claro al Gobierno ultraconservador polaco que ha sobrepasado una «línea roja» y que «no se puede ser parte de un club sin cumplir las reglas de ese club».

Con todo, ha señalado que «en los hechos ya se está dando una cierta condicionalidad» porque de facto el plan polaco que necesita el visto bueno de Bruselas para acceder a los fondos anticrisis de la UE está «bloqueado».

En una línea similar, el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, ha considerado «muy difícil» que Varsovia pueda acceder a las ayudas del plan de recuperación mientras se mantenga en esta línea. «Polonia tiene que dar los pasos necesarios, no es negociable», ha continuado Rutte, para subrayar que mientras no habrá desembolso para Polonia mientras sus autoridades no tomen medidas para salvaguardar la independencia judicial.

También el presidente del Parlamento europeo, David Sassoli, que no ha podido acudir a la cumbre por razones de salud, ha enviado una declaración a los líderes avisando de que «nunca antes se había cuestionado la Unión de forma tan radical» y les ha confirmado que ha encargado a los servicios jurídicos de la Eurocámara preparar una demanda ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para forzar la congelación de fondos de Polonia y Hungría.