Johnson pide a los países creatividad para cambiar irrefutablemente de rumbo climático

El primer ministro británico, Boris Johnson, ha dado la bienvenida a los líderes mundiales y a las delegaciones de 192 países que participarán en la XXVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU (COP26), en la que ha pedido a las partes «creatividad, imaginación y voluntad» para cambiar «irrefutablemente» el rumbo del planeta porque la realidad actual «no es una película de James Bond».

Johnson ha inaugurado este lunes la COP26 en Glasgow de donde es originario el personaje cinematográfico James Bond y ha hecho una comparación de la realidad climática con las películas del agente 007, que siempre está tratando «desesperadamente de averiguar de qué color de cable tirar» para apagar el detonador, mientras un reloj rojo marca «implacablemente» una explosión que acabará con la vida humana tal y como se conoce.

«Estamos aproximadamente en la misma posición que James Bond hoy, mis compañeros líderes mundiales, excepto que la tragedia de hoy no es una película y el dispositivo del fin del mundo es real», ha advertido el primer ministro británico.

Así, ha denunciado que la humanidad está «bombeando» carbono al aire cada vez más rápido, la temperatura del planeta se está elevando con «una velocidad y una brusquedad que es completamente artificial», mientras que los científicos advierten de que un incremento de 2ºC en la temperatura global pone en peligro el suministro de alimentos a cientos de millones de personas; 3ºC puede añadir el doble de incendios y ciclones, cinco veces más sequías y 36 veces más olas de calor. Con 4ºC, según ha apuntado, habrá que «despedirse» de ciudades como Miami, Alejandría o Shangai, que quedarán bajo las olas.

En definitiva, ha subrayado que cuanto más se deje de actuar, peor y más alto será el precio cuando los países se ven obligados por la catástrofe a actuar.

«Desde hace mucho tiempo la humanidad ha agotado el tiempo en cuanto al cambio climático. Falta un minuto para la media noche del reloj del fin del mundo y debemos actuar ahora» –ha urgido–. «Si no nos tomamos en serio el cambio climático hoy, será demasiado tarde para que nuestros hijos lo hagan mañana».

2021: EL MOMENTO DEL REALISMO PARA EVITAR LA «IRA INCONTENIBLE»

Johnson ha recordado que estuvo en la COP21 en Copenhague y en París, hace seis años, cuando los países acordaron emisiones netas cero y tratar de frenar el aumento de la temperatura a 1,5ºC. «Todas esas promesas no serán más que bla-bla-bla, para acuñar una frase, y la ira y la impaciencia del mundo serán incontenibles, a menos que hagamos de esta COP26 en Glasgow el momento de ser realistas sobre el cambio climático», ha alertado.

Entre las acciones a emprender ha instado a comenzar a cerrar los millones de centrales de combustión de hidrocarburos que hay «en todos los rincones del planeta», eliminar gradualmente el uso de automóviles de combustión en 2035 –Reino Unido dejará de vender nuevos vehículos de combustión en 2030–; poner fin al uso de centrales térmicas de carbón antes de 2040 en los países en desarrollo y en 2030 los países desarrollados; plantar 1.000 millones de árboles y detener y revertir al deforestación en 2030, algo que es «espiritualmente edificante y hermoso» para restablecer el equilibrio de la naturaleza y fijar el carbono.

En definitiva, ha apostado por acometer una «revolución industrial verde» necesaria en todo el mundo al tiempo que los países más desarrollados reconocen la responsabilidad que tienen para que los que están en desarrollo lo hagan.

Johnson ha recordado que precisamente en Glasgow hace 250 años James Watt ideó la máquina de vapor y precisamente es el lugar donde «el dispositivo del fin del mundo» comenzó a funcionar, mientras durante 200 años los países industrializados desconocían «por completo» el problema que estaban creando.

Por ello, opina que es precisamente en Glasgow donde los países deben alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los países en desarrollo a pasar a la tecnología verde, con los fondos de asistencia al desarrollo, los bancos multilaterales de desarrollo e identificar conjuntamente los proyectos para ayudar a eliminar el riesgo para que el sector privado pueda entrar, de ese modo, en la financiación.

«Tenemos la tecnología, podemos y debemos encontrar la financiación, la pregunta es, compañeros líderes, si tenemos la voluntad», ha insistido Johnson, que señala que la mitad de la población mundial es menor de 30 años de edad mientras la edad del cónclave en la COP es de 60 años.

«Las personas que nos juzgarán son niños que aún no han nacido y sus hijos y ahora estamos en el centro de un escenario ante una vasta e incontable audiencia para la posteridad. No debemos suavizar nuestras líneas o perder nuestra señal, porque si fallamos no nos lo perdonarán», ha añadido.

Por ello, confía en que la COP26 «no será, no puede ser» el final de la historia del cambio climático, sino que debe marcar el principio del fin del cambio climático. «En los próximos días dediquémonos a esta extraordinaria tarea», ha propuesto.

En su receta, ve preciso lograr una revolución industrial verde; crear millones de empleos de alta cualificación, salarios altos en energía y tecnología, avances en las economías.

«Hagamos lo suficiente para salvar nuestro planeta y nuestra forma de vida y mientras trabajamos, pensemos en esos miles de millones de ojos pequeños que nos observan en todo el mundo, cada vez más nervioso y desencantado y pensemos en los miles de millones más de nonatos cuya ira será aún mayor si fallamos. No podemos defraudarlos. Tenemos las ideas. Tenemos la tecnología. Tenemos los banqueros, tenemos las corporaciones y las ONG. Tenemos los intérpretes y las salas de reuniones y si todo lo demás falla, tenemos la inmejorable hospitalidad y el refrigerio de Glasgow», ha concluido.