Los sonidos de las aves son cada vez más silenciosos y menos variados

El «paisaje sonoro» que genera el canto de las aves al alba es cada vez más silencioso y menos variado, lo que puede tener afectaciones a la salud humana, según un estudio en el que ha participado el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (Creaf).

En un comunicado este martes, el centro ha detallado que la disminución de las poblaciones de aves y su nueva distribución geográfica –factores, ambos, atribuidos «en gran parte» al cambio climático– están modificando las propiedades favorables de los paisajes sonoros naturales.

El Creaf ha añadido que dichos beneficios están demostrados: «Hace tiempo que la ciencia ha puesto en evidencia que el canto de los pájaros mejora nuestra salud física y bienestar psicológico».

En el estudio, publicado en ‘Nature Communications’ y liderado por la Universidad de East Anglia (Reino Unido), un equipo internacional de investigadores ha reconstruido los paisajes sonoros de más de 200.000 ubicaciones de Europa y Norteamérica en los últimos 25 años, con una nueva técnica que combina datos de seguimiento de aves con grabaciones al aire libre del repositorio ‘Xeno Canto’.

Para describir cómo suena cada paisaje sonoro, se han cuantificado las características acústicas mediante cuatro índices diseñados para medir la distribución de la energía acústica a través de las frecuencias y el tiempo.

Los índices se basan en la complejidad del canto y la variedad de las especies que contribuyen, y cuantifican la diversidad e intensidad de cada paisaje sonoro en conjunto.

AFECTACIONES «POTENCIALMENTE AMPLIAS» A LA SALUD

El director del estudio, Simon Butler, ha alertado sobre los posibles riesgos: «Una de las vías fundamentales a través de la cual los seres humanos nos relacionamos con la naturaleza está en declive crónico, con implicaciones potencialmente amplias para la salud y el bienestar humanos».

Los investigadores han apuntado que los humanos oímos más que vemos a los pájaros, lo que hace «probable» que la menor calidad de los paisajes sonoros naturales provoque una mayor percepción de impacto de la actual reducción de la población de aves.