La escritora galesa Manon Steffan Ros aúna catástrofe y el vínculo maternofilial en la novela distópica ‘El libro Azul de Nebo’ (publicado por Seix Barral en castellano y Edicions del Periscopi en catalán), en la que se aleja de la tecnología y se reencuentra con la cultura tradicional para la reconstrucción del mundo.
«Creo que la gente percibe una distopía cada vez más cercana en la vida real» ha dicho este miércoles en un encuentro con periodistas en relación al impacto de la pandemia de Covid-19 y al cambio climático, por lo que cree que hoy en día la ficción ayuda a la reflexión.
Así, la novela explica la historia de Siôn y su madre, Rowenna, que, tras una catástrofe, vuelcan en un cuaderno azul su nueva vida sin electricidad ni tecnología y cómo desarrollan viejas formas de vivir de la tierra en el pueblo de Nebo, al norte de Gales, donde también se reencuentran con la lectura y perfeccionan su galés.
Ha explicado que el miedo es su medio para escribir y que escribe para procesar el mundo y entenderlo, y ha recordado las «pesadillas» que tenía cuando era pequeña relacionadas con un desastre nuclear –vivía cerca de una central– y la imposibilidad de despedirse de sus padres y su hermana.
Este miedo desapareció en su adolescencia pero volvió cuando fue madre, por lo que en la novela quería retratar el pavor hacia las catástrofes y también las relaciones maternofiliales, como la que tienen los protagonistas: «Quería explorar una relación entre madre e hijo», ha destacado.
MEDIO AMBIENTE
«Estamos matando al planeta, lo estamos maltratando, y yo formo parte de esta destrucción, soy una pieza de esta maquinaria», ha espetado al ser preguntada por la crisis climática actual, y ha abogado por actuar de forma individual para conseguir cambios colectivos.
Ha reconocido que la situación climática es otro de sus temores y considera que el mundo está a punto de vivir cambios ambientales «masivos», un hecho que le aterra.
CULTURA GALESA, «INAGOTABLE»
Para Steffan Ros, la cultura galesa es «muy rica, inagotable» con una escena editorial, musical y teatral muy viva, aunque ha reconocido que, al ser una lengua minoritaria, no hay muchas publicaciones ni muchos lectores.
Sin embargo, ha asegurado que quien lee en galés consume todo aquello que se publica en galés, por lo que su libro ha tenido lectores de todas las edades pese a ser concebido como una distopía de literatura juvenil.
Ha aclarado que, para ella, escribir en galés no es una declaración política, ni una manera de hacer un homenaje a su cultura, sino que lo hacer porque es su lengua, le sale «natural y del corazón».