Iglesias mima a los partidos soberanistas para apuntalar la influencia de Unidas Podemos

La buena imagen de Yolanda Díaz ha contribuido a frenar la caída demoscópica de Unidas Podemos. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo quiere aprovechar la imagen dialogante que disfruta para coordinar un ‘frente amplio’ que incluya a fuerzas del entorno de Más País, Equo o Compromís.

No se opondrá a ello Pablo Iglesias, que está apostando por lanzar mensajes a las fuerzas soberanistas desde Madrid. El fundador de Podemos cree que la bajada electoral de la formación morada podría ser compensada si logran convertirse en interlocutores privilegiados de partidos como ERC, EH Bildu o el BNG.

Guiños

No es casual que Iglesias haya elegido para regresar a los medios de comunicación a cabeceras cercanas al nacionalismo periférico como Ara, RAC1 o Gara. El politólogo, además, arrancó etapa en Ctxt asegurando que «las izquierdas diferentes al PSOE en todo el Estado deben aumentar su colaboración y compartir espacios de reflexión estratégica. Creo que deben asumir que la alianza de gobierno con el PSOE es, en esta coyuntura, necesaria para proteger la democracia e implementar la justicia social mediante políticas públicas».

Y dice que «frente al proyecto reaccionario que, de llegar al gobierno, combinará el más feroz neoliberalismo con el asalto a las competencias autonómicas y la persecución de los independentistas, la izquierda debe explorar vías confederales para la reorganización de un Estado compartido, más acordes con la plurinacionalidad y la voluntad de los distintos pueblos del Estado».

Palos a la monarquía

Escasas simpatías despierta la monarquía en territorios gobernados por fuerzas nacionalistas, Cataluña o Euskadi. Y este hecho también está siendo utilizado por Iglesias para acercarse al independentismo, que tiene a Felipe VI como uno de sus enemigos después de su bronco discurso del 3-O.

El fundador de Podemos dice que hace cuatro años «la monarquía hizo lo que quizá no tenía más remedio que hacer en la nueva coyuntura: tomar partido por la España más conservadora, convirtiéndose en el gran referente identitario de la derecha y la ultraderecha políticas, de la derecha que parasita el poder judicial y de los grandes poderes mediáticos conservadores».

Y opina que «el ‘¡Viva el rey!’ es el lema que une a Lesmes, a Abascal, a Ana Rosa, a Casado y a Pedro J. Los monárquicos son hoy un movimiento reaccionario con un enorme poder en Estado, en los medios y en poder económico. Ese movimiento se resiste a la modernización y a la democratización de España y está dispuesto a sumergir a nuestro país en la peor involución».

Por eso quiere unir a Unidas Podemos y a fuerzas soberanistas: «Frente a ese proyecto reaccionario ultranacionalista, la república emerge como significante de regeneración, de justicia social, de defensa de lo público tras una pandemia que ha puesto de relieve la necesidad de lo común y como posibilidad de articulación territorial plurinacional que proteja la diversidad de España. La encuesta no hace sino confirmarlo».

Luces y sombras

La imagen de Pablo Iglesias es positiva en los abrevaderos nacionalistas por su discurso contestatario contra el establishment estatal. Cierto que su imagen ofrece algunas sombras desde un punto de vista soberanista por su creciente mala relación con el PNV, muy enfadado con Podemos por haber disparado la influencia negociadora de Euskal Herria Bildu.

También se recuerda en Cataluña sus presiones contra Albano Dante Fachin para que dimitiese como líder de Podem tras haber alentado a votar en la consulta ilegal del 1 de octubre de 2017. Por no hablar del centralismo con el que dirigió Podemos en su etapa como secretario general para enfado de antiguas confluencias de la formación morada como Compromís o Adelante Andalucía.