Sánchez ha contaminado en dos años con su Falcon el equivalente a 30.000 coches diésel

Hace unos días finalizaba la cumbre del clima, que este año convocaba su 26º encuentro internacional. A estas alturas ya se ha llegado a un consenso general sobre el origen humano del cambio climático, cuya actividad diaria provoca una concentración de gases de efecto invernadero cada vez más inasumible por el planeta. Tras días de intensas negociaciones la COP26 concluía con el consenso de 196 países adhiriéndose al acuerdo del Pacto Climático de Glasgow, para comprometerse a limitar el calentamiento global en 1,5 °C. Además, se ha acordado poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles y reducir la utilización de carbón. Unas medidas que muchos han tildado de tibias e insuficientes.

Mientras a los ciudadanos de a pie nos conminan a reciclar, movernos en bicicleta o utilizar bolsas de tela, los principales dirigentes se trasladan de un lugar a otro en potentes jets privados. De hecho, durante la propia COP26 aumentó el tráfico de aviones privados para los desplazamientos de los asistentes. Un gesto que fue tildado de ‘hipocresía verde’ por parte de muchos medios. Según una estimación realizada por un diario británico, aterrizaron en Glasgow hasta 400 jets privados durante la celebración de la cumbre y solo en la noche anterior se realizaron 41 vuelos.

Pedro Sánchez es uno de los dirigentes que se suele desplazar en jet privado, que es concretamente un Falcon 900B. Este tipo de desplazamientos, además de generar un coste económico, implican un gran impacto ambiental, por las grandes emisiones de CO₂ que expulsan sus motores. Un viaje entre Madrid y Castellón en este avión genera unas 6 toneladas de emisiones de CO₂ en la atmósfera, solo en este breve trayecto. Por el contrario, un coche diesel produce unos 2,6 kilogramos de CO₂ por cada litro de combustible, y uno de gasolina unos 2,37 kg. Es decir, alrededor de una tonelada por el mismo trayecto. Si tenemos en cuenta que entre enero de 2020 y mayo de 2021 el presidente del Gobierno ha realizado unos 90 viajes en su Falcón 900B, podemos hacernos una ligera idea de la enorme contaminación ambiental que supone cada desplazamiento. Según los datos reflejados por la Secretaría General de la Presidencia del Gobierno, 40 de esos viajes fueron internacionales y el resto, por España, es decir, con otras opciones de transporte perfectamente viables.

Contradictoriamente, algunos de los mensajes que ha compartido Pedro Sánchez a lo largo de su mandato eran de corte ecologista. Además de pedir a los españoles que cuiden del planeta, asegura que el Gobierno está trabajando, con determinación, medidas y ciencia, para frenar el cambio climático y conseguir un país más sostenible. Sin embargo, el avión es el medio de transporte más contaminante y cuyos efectos resultan más dañinos para el medioambiente. Además, la huella medioambiental de los jets privados es mucho mayor, ya que tienen una menor ocupación que un vuelo comercial que se aprovecha con más pasajeros.

En sus primeros nueve meses de gobierno, Sánchez ya había realizado unos 139.000 kilómetros en la flota de Falcon 900, Airbus y helicópteros SuperPuma. Esta distancia equivale a tres vueltas y media a la Tierra, con unas emisiones de CO₂ que superan a las generadas por más de medio millón de coches particulares.