Una veintena de invernaderos del siglo XIX sobrevive en el Retiro con agricultura biológica

Una veintena de invernaderos del siglo XIX que ha sobrevivido en el Vivero de Estufas de El Retiro en Madrid realiza desde hace unos quince años ‘estrategias de protección biológica integrada’ a través de insectos «beneficiosos» y determinados productos relacionados con la agricultura biológica sin usar fitosanitarios o insecticidas.

El responsable del vivero de El Retiro, Javier Spalla, ha lamentado que este tipo de instalaciones del siglo XIX en España se fueron tirando para instalar invernaderos nuevos, pero en este caso se ha seguido el ejemplo de numerosos invernaderos municipales franceses en la estrategia de protección biológica integrada desde hace 15 o 16 años.

Además, ha recordado como en el año 2005 «una seria amenaza de derribar este vivero con motivo del plan del eje Prado-Recoletos, que al final se arregló y el vivero se salvó». Por este motivo, se creó entre los años 2011 y 2012 una exposición que ocupa uno de los invernaderos y que cuenta con carteles que explican la historia de la jardinería en España, una recopilación de herramientas del siglo XIX y XX y diversas plantas como una colección de cactus donados por el botánico de Alcalá.

El vivero se instaló en 1889 con el traslado de los invernaderos que había por distintas partes del parque y en particular unos que había en la calle Santa Engracia de Madrid donde había una reserva de estufas. Principalmente este vivero servía como invernaderos de cultivo y como talleres. Además, Spalla señala que hay muchas herramientas y estatuas ya que todas las que se retiran por deterioro o por otras razones están por los invernaderos.

Hasta los años 90 el vivero en el que trabajaban 40 o 50 personas daba servicio a todo Madrid, pero con el crecimiento de la ciudad sus funciones se han reducido, explica Spalla que asegura que lo que hace este vivero ahora «es fundamental» porque se encarga de la decoración de dependencias del ayuntamiento, y es también donde se cuidan los llamados «ficus de batalla» que van a los despachos del Ayuntamiento de Madrid y luego vuelven.

Entre las flores que se están cultivando para este invierno destacan los pensamientos, las prímulas de jardín o los miosotis, que «son un grupo mucho más reducido que en verano y que sobre todo lo difícil de las plantas de invierno de flor es que estén en flor», que solo se consigue «plenamente» con los pensamientos, con las prímula y con las coles.

Por último, el responsable del vivero ha destacado que «la idea es hacer visitable el vivero y seguir trabajando para mejorar, a través de proyecciones y presentaciones». Actualmente, el acceso al vivero gestiona a través de las visitas guiadas en grupos organizados.