La presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica, Elena Lázaro, ha repasado este viernes el ecosistema de la divulgación científica universitaria en España y ha lamentado que «haya hecho falta una pandemia para que los españoles se den cuenta de la importancia que tiene que el conocimiento que generan las universidades llegue a la ciudadanía».
En el marco de la Semana de la Ciencia 2021, la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado el curso ‘Contar la ciencia, cuenta. Herramientas y formatos para divulgar la ciencia desde la universidad’. La periodista Elena Lázaro ha impartido este curso en el Campus de Valencia-Santa Úrsula, recoge la institución académica.
«La divulgación ha sido un poco como la hermana pobre de la transferencia de resultados de investigación. Sin embargo, es una cuestión fundamental; más aún en el marco del sistema actual de financiación de la investigación, dependiente de los impuestos que pagan los ciudadanos», ha expuesto.
Bajo este prisma, Lázaro ha subrayado que la divulgación a la ciudadanía debe ser bidireccional, pues los investigadores necesitan «escuchar» lo que quieren los ciudadanos: «Las herramientas y formatos actuales de divulgación científica apuntan a una comunicación en los dos sentidos. Aquello de que los científicos comuniquen la ciencia a la ciudadanía desde arriba es del siglo XIX, ya lo hemos superado».
También ha indicado que el «déficit» en la comunicación científica actual en las universidades españolas es que «los méritos de la divulgación todavía no se reconozcan dentro de las carreras investigadoras»: «Antes parecía que se dedicaba a divulgar lo que no servía para investigar y ahora la divulgación científica se deja un poco a la buena voluntad de los investigadores que deseen realizar esa labor. Pero eso no vale, hay que reconocer la divulgación en el currículum y formar a los investigadores en comunicación. Es necesaria una política que incentive la divulgación».
Por tanto, a su juicio, dotar al personal investigador de los recursos suficientes para desarrollar la tarea de divulgación, «sin que ello suponga un freno más a su trabajo investigador», es uno de los retos de la actualidad en el área de la comunicación científica.
Aunque los sistemas perfectos no existen», según Lázaro en España se ha produjo un salto cualitativo en la divulgación científica por parte de las universidades entre los años 2007 y 2010, momento en que se crearon dentro de muchas universidades las unidades de cultura científica. En torno a ellas ha pivotado toda la política de divulgación científica posterior en el ámbito universitario.
Según ha manifestado, el personal investigador joven que llega ahora es fruto del cambio social, tiene otra mentalidad y entiende la divulgación como una parte importante, mientras «a los investigadores senior hay que aprovecharlos más, pues ya han cubierto todas sus necesidades de acreditación y tienen más tiempo para dedicarse a estas cuestiones, además de la sabiduría que dan los años».