El padre del acusado de matar a su madre de 69 puñaladas en Sant Vicent del Raspeig (Alicante) y de querer matarle a él mismo ha asegurado que no lo consiguió porque se supo defender, y ha afirmado que su hijo ni era drogadicto ni padece ningún trastorno psicológico. Así lo ha afirmado este martes en la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial ante un tribunal del jurado, en la que ha detallado que el ataque fue «por la espalda» y «sorpresivo»: «Me decía te voy a matar, sabía lo que estaba haciendo».
Igualmente, algunos familiares han manifestado también que el acusado tenía «celos» de su hermana, que «están convencidos» de que el crimen se cometió un día antes a la firma del reparto de una herencia de una casa, y que le molestaba el «control» que el padre ejercía sobre él al cederle su negocio y la cartera de clientes. «Llegó a decir en alguna ocasión que quería matarnos a todos: a ver si os morís y me quedo el negocio», han detallado.
La sesión ha arrancado con el testimonio del padre y marido de la víctima, quien ha afirmado que la relación entre él y su hijo era «normal» aunque se le notaba que podría sentir celos de su hermana. También ha indicado que no era drogadicto ni alcohólico aunque la noche de los hechos la casa olía a marihuana y había colillas y una botella de whisky en la habitación.
Del mismo modo, ha negado que su hijo sufriera trastornos psicológicos pero sí ha reconocido que de vez en cuando le daba golpes y patadas a los muebles. Sobre el ataque, ha asegurado que fue por la espalda y que su hijo no lo mató gracias a que «se supo defender». «Me estaba esperando en el balcón, tenía el coche aparcado en la puerta y fue cuando me atacó, huí hacia la calle y salió corriendo detrás mío».
Y ha agregado que pudo resguardarse detrás de una vecina y que en ese momento, el acusado aprovechó para huir en el coche «sin dar muestras de ir borracho o drogado» puesto que «condujo perfectamente».
La propia vecina ha manifestado en la sesión que observó cómo el acusado corría detrás de su padre con el cuchillo oculto en una manga y que decía: «Me ha pegado».
La hermana del acusado ha declarado que «nunca» lo vio consumir en casa -vivió allí hasta el año 2011-. «Mi madre tapaba comportamientos, no sé si violentos o agresivos, pero me decía que si se enteraba mi padre la íbamos a tener. Incluso me llegó a decir que si le pasaba algo, ya sabía dónde tenía las cosas importantes; le hacía la cena con 30 años y vivía en casa de mis padres», ha añadido.
MORATONES
Durante la sesión han declarado más familiares, vecinos y amigos de la familia. Algunos han detallado que el acusado consumía en algún momento marihuana y hachís, aunque no lo había hecho en público o en reuniones familiares, y que en alguna ocasión había tenido arranques violentos.
También ha declarado en el juicio una trabajadora del centro de estética al que iban víctima y acusado, que ha afirmado que dio varios masajes a la madre por dolores y moratones provocados por agresiones de su hijo. «Me decía que le daba empujones y que si creía que moriría a manos de su hijo», ha asegurado la testigo, quien ha añadido que la mujer «siempre quería protegerlo para luego no discutir con él».
Fiscalía pide para el acusado 40 años de cárcel; la acusación particular, que representa al padre y a la hija de la víctima, reclaman prisión permanente revisable y la defensa, libre absolución al entender que su cliente, que afirma que padece una discapacidad mental, sufrió un brote esquizofrénico motivado por consumo de drogas y alcohol habitual.