Arrimadas trabaja para que Ciudadanos no se desintegre en Castilla y León

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, está en una situación complicada. La formación naranja no servirá ni de muleta para otros partidos como el Partido Popular si las encuestas siguen augurando el mismo futuro político. Ahora, hay un nuevo escenario donde Arrimadas está trabajando: Castilla y León. El PP no se fía de la integridad de Ciudadanos y ni los propios dirigentes de la formación naranja ponen la mano en el fuego por los suyos. El PSOE quiere plantear una moción de censura contra el presidente autonómico Alfonso Fernández Mañueco y tan solo necesita tres diputados naranjas para que salga adelante. Arrimadas busca que el partido no se desintegre, pero la estructura de Ciudadanos se diluye por momentos. Quién sabe si una promesa a futuro será suficiente para convencer a estos parlamentarios de que traicionen al Gobierno que en un principio apoyaron para investir a Mañueco. Arrimadas, desde luego, no se fía.

La verdad es que el presidente de Castilla y León tampoco está en su mejor momento dado que no cuenta con el apoyo del aparato del partido. Sin embargo, los de Pablo Casado prefieren seguir controlando el territorio a protagonizar una purga interna que acabe con el mandato de uno de sus presidentes autonómicos más señalados por la cúpula del partido. El problema, en este caso, no lo tiene Mañueco en casa, lo tiene en Ciudadanos, el partido que le apoyó para ser presidente de Castilla y León y la formación menos fiable del elenco político. Al PSOE tan solo le harían falta tres parlamentarios de Ciudadanos para que Mañueco cayera en la moción de censura, si todo sale bien. Y convencer a tres políticos no parece un gran reto. Y más si se tiene en cuenta que pertenecen a una formación que está más pendiente de sobrevivir con un mínimo de representación que de cualquier otra cosa.

Si hasta Begoña Villacís, la vicealcaldesa de Madrid, está en conversaciones con el PP para sumarse a sus filas en caso de que Ciudadanos se hunda, imagínense lo que piensan los representantes políticos de Ciudadanos en Castilla y León. El PSOE, de momento, mantiene la discreción. Pero ni Mañueco ni el PP en bloque se fían de la estabilidad vaya a permanecer por más tiempo.

Ni el PP ni Ciudadano se fían de que esa moción de censura vaya a salir adelante

Arrimadas pretende contener la sangría. Si se apoya la moción o no debe ser una decisión que tome ella y su equipo, no un diputado a título particular. El problema es que mantener la disciplina en una formación que se desintegra por momentos no es fácil. El cómo contener a estos potenciales tres díscolos para que no protagonicen una nueva escena que evidencia la ruptura interna de la formación naranja es una labor compleja porque además Arrimadas no sabe ni por dónde empezar. Las conversaciones con Gemma Villarroel son más intensas y desde la delegación territorial aseguran tenerlo todo controlado. Pero a nivel interno los comentarios no van en esa línea. Ni el PP ni Ciudadano se fían de que esa moción de censura vaya a salir adelante.

Ciudadanos ya prevé desinflarse mucho más en 2022. No tiene grandes esperanzas más allá de sobrevivir a las próximas elecciones. Los escándalos como las grabaciones de Juan Marín en Andalucía no han hecho más que agravar la crisis que atraviesa el partido. Aún así, el gran reto para Arrimadas es mantener a flote el partido como una muleta de quienes estén en el poder. Justo lo mismo que pretende hacer Ciudadanos en Castilla y León. Y el problema es que para seguir haciéndolo, no pueden protagonizar una nueva chapucera moción de censura que tumbe a Mañueco. Hay que ser más finos y Arrimadas está empeñada en dejar atrás esa pesadilla de las mociones, pues la de Murcia le salió muy cara.

LAS ELECCIONES DE CASTILLA

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, niega un adelanto electoral en su comunidad autónoma. Sin embargo, fuentes próximas a Génova apuntan a esta posibilidad. «Se adelantarán. No nos fiamos de Ciudadanos«, han asegurado.

Y es que, Mañueco se juega la posibilidad de una nueva moción de censura en la Junta. El PSOE lo intentó el pasado 10 de marzo, y según los estatutos parlamentarios, es posible poder presentar otra una vez pasado el año. Los socialistas liderados por Luis Tudanca tan sólo necesitan a tres tránsfugas de Ciudadanos para poder sacar adelante un cambio de Gobierno.

Pero en el PP castellanoleonés no quieren sorpresas de ningún tipo. La moción de censura podría prosperar, pero sería por la elección de los votantes. En las urnas. Sin pactos de transfuguismo como se intentó en Murcia, en un burdo intento de Ciudadanos para hacerse con la autonomía junto al ‘sanchismo’. Por este motivo, los ‘populares’ no se fían de sus actuales socios de gobierno. Saben que con tres díscolos sería suficiente para tumbar a Mañueco y cosechar el rédito de cara a las elecciones de 2023.