Yolanda Díaz entierra la Ley Trans para evitar fricciones con el PSOE

El Gobierno parece haberse olvidado de las grandes propuestas de la ministra de Igualdad, Irene Montero. Como poco, el Ejecutivo ha enterrado la Ley Trans de la ministra, aún en fase de anteproyecto de Ley, y el equipo de Yolanda Díaz no presiona lo suficiente, a ojos de fuentes de Podemos, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que acceda a sacarla adelante. Según cuentan fuentes solventes del entorno de Díaz, la vicepresidenta quiere evitar las polémicas y los roces con el PSOE por el momento (una posición que también tiene el ala socialista) y sabe que la Ley Trans es un foco de problemas por sus decenas de artículos controvertidos. Por el momento, Díaz ha dado orden a los suyos de no generar fricciones innecesarias con el Ejecutivo (prueba de ello fue que Podemos retirara su firma de la ley que pretendía regular los desahucios). Y entretanto, Irene Montero e Ione Belarra presionan desde dentro para que Yolanda ceda.

Yolanda Díaz sabe que su figura está al alza. Por el momento no quiere que nada enturbie su crecimiento político y solo se quiere central en cuestiones «primarias» como es el empleo o a la  derogación «íntegra» de la reforma laboral. Como consecuencia, Díaz se ha echado atrás en otros puntos que considera vectores de fricción, como es la Ley de Vivienda o la Ley Trans, dos puntos de los que Podemos parece haberse olvidado completamente.

La clave por la que no avanzan estas leyes y por las que se han enterrado por el momento es la vicepresidenta y ministra de Trabajo. Esto ha generado fricciones dentro de Unidas Podemos dado que Irene Montero e Ione Belarra, secretaria general de la formación morada, sí que presionan para que el PSOE saque adelante estas normas calificadas por ellas mismas como proyectos estrella. El problema es que es la propia Díaz acompañada por Nadia Calviño y Sánchez la que se niega a buscar nuevas fricciones entre las dos formaciones porque ambas se juegan mucho. La valoración de Díaz es que ahora mismo los ministros de Podemos solo se tienen que preocupar de asuntos como el empleo, el precio de la luz o el alza del IPC, pero no de cuestiones que generan más polémica como es la Ley Trans o la Ley de Vivienda.

En el primer caso, Díaz es consciente de que la Ley Trans cuenta con la oposición de buena parte del PSOE y quiere evitar un choque abierto con ellos en un año crucial para las elecciones. Ya no solo porque estén en contra de algunas polémicas concretas, sino porque consideran que la chapucera redacción de esta Ley llevada a cabo por Igualdad incurriría en contradicciones graves que llevarían a muchos colectivos a perder derechos (la ley contempla, por ejemplo, que se considere trans a una gran cantidad de colectivos, lo que según expertos desembocaría directamente en una pérdida de derechos que actualmente sí contempla la normativa española). Esto es solo un ejemplo, pero el trasfondo es que es una ley controvertida que traerá problemas y obligará al PSOE a abordar otro conflicto interno. Y no es el momento.

La Ley Trans lleva tiempo dando tumbos por el Gobierno. De hecho, Irene Montero está obsesionada con que salga lo antes posible dado que considera que va a ser su proyecto estrella. Junto con este, está la Ley de Vivienda, otro punto que genera fricciones con el PSOE porque los moderados del partido entienden que perjudica directamente a los propietarios y no quieren otro problema sobre la mesa que les haga perder muchos votos por la derecha. Sea como sea, Yolanda Díaz se ha convertido en un dique de contención de Belarra y Montero para que la coalición siga bien engrasada.

LA LEY

El anteproyecto de la ley trans ha sido aprobado por el Consejo de Ministros. Este texto, no exento de polémica, ha suscitado gran controversia ya que propone la libre «autodeterminación de género» que provocará serios problemas jurídicos ya que los derechos que implica ser hombre o mujer respecto a la ley u otros aspectos como el deporte pueden ser modificados en cualquier momento. La ley trans permitirá que cualquier persona, incluso menores, puedan acudir a un registro civil y cambiar su sexo en el DNI aunque mantenga su genitalidad, su físico y el nombre que recibió al nacer. Lo podrán hacer sin necesidad de testigos ni de pruebas ni informes médicos y en un plazo de tres meses.

Esta ley ha sido propuesta por el Ministerio de Igualdad liderado por Irene Montero y ha desatado ampollas entre los diferentes partidos políticos y ha dividido a las formaciones de izquierdas: algunos sectores del PSOE la han rechazado y el Partido Comunista de los Trabajadores de España cree que es «un retroceso en derecho» y «significa un serio riesgo para la lucha de la mujer, y también de las personas homosexuales«.

El borrador de la ley trans, recoge lo siguiente: “el ejercicio del derecho a la rectificación registral de la mención relativa al sexo en ningún caso podrá estar condicionado a la previa exhibición de informe médico o psicológico relativo a la disconformidad con el sexo mencionado en la inscripción de nacimiento, ni a la previa modificación de la apariencia o función corporal de la persona a través de procedimientos médicos, quirúrgicos o de otra índole”. Es decir, a partir de los 14 años una persona podrá cambiar legalmente de sexo sin ningún tipo de informe clínico o asesoramiento profesional para un importante proceso con cambios físicos que podrían ser irreversibles.