La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a los profesionales sanitarios que lleven mascarillas respiratorias, es decir, N95 o FFP2, en los entornos asistenciales donde se sabe que «la ventilación es deficiente», ante el avance de la variante ómicron del virus de la COVID-19.
Así consta en una guía actualizada para el personal sanitario, en la que, además, se recomienda el uso de una mascarilla respiratoria o médica, además de otros equipos de protección individual (EPI), cuando se entre en una habitación donde haya un paciente con sospecha o confirmación de enfermedad.
En rueda de prensa este miércoles, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha resaltado que es «esencial» que todos los trabajadores de la salud «tengan todas las herramientas que necesitan para hacer su trabajo: la formación, el EPI, el entorno de trabajo seguro y las vacunas».
En este contexto, ha denunciado que muchos trabajadores sanitarios de todo el mundo «no pueden acceder a las mascarillas respiratorias». «Por lo tanto, pedimos a los fabricantes y a los países que aumenten la producción, la adquisición y la distribución tanto de mascarillas respiratorias como de mascarillas médicas para su uso en entornos sanitarios y asistenciales», ha instado.
La guía de la OMS establece, en concreto, la necesidad de utilizar mascarillas respiratorias «en entornos asistenciales en los que se sabe que la ventilación es deficiente o no se puede evaluar o el sistema de ventilación no se mantiene adecuadamente».
Esta recomendación se aplica a cualquier entorno en el que se preste atención a pacientes con COVID-19 presunta o confirmada, incluidos los cuidados a domicilio, los centros de atención a largo plazo y los entornos de atención comunitaria.
«Aunque las pruebas disponibles sobre las mascarillas respiratorias frente a las médicas en los centros de atención sanitaria son limitadas, los datos muestran que ómicron se está propagando de forma significativamente más rápida que la variante Delta en países con transmisión comunitaria documentada, con un tiempo de duplicación de entre 1,5 y 3 días», justifica la OMS.
De la misma forma, apuntan que datos preliminares, no publicados, muestran una reducción de los anticuerpos contra ómicron, lo que «sugiere un nivel de evasión inmunitaria y una importante reducción de la eficacia de la vacuna contra la infección y la enfermedad sintomática en comparación con Delta».
«En todo el mundo, ómicron se está extendiendo rápidamente, y una gran proporción de trabajadores sanitarios siguen sin estar vacunados y, por tanto, corren un alto riesgo de infección y, potencialmente, de enfermedad grave y muerte. Teniendo en cuenta el aumento de la transmisión de ómicron, el posible escape inmunitario y la limitada cobertura de vacunación en los trabajadores sanitarios y asistenciales de todo el mundo, la OMS formula estas recomendaciones», remacha la OMS.