El Papa ha subrayado que la realidad de la migración actual es «un escándalo social de la humanidad» ante la cual no se puede «cerrar los ojos» y también ha pedido oraciones por «tantas víctimas de la guerra que quieren huir de su patria pero no pueden».
«Se necesita una oración por todos los migrantes, todos los perseguidos y todos aquellos que son víctimas de circunstancias adversas, sean políticas, históricas, personales. Pensemos en tantas víctimas de la guerra que quieren huir de su patria pero no pueden», ha declarado el Pontífice durante la audiencia general de este miércoles.
Francisco ha señalado que los migrantes son víctimas de «la prepotencia y violencia de los poderosos», como «le sucedió a Jesús» al recordar la huida de la Sagrada Familia a Egipto.
«Pensemos en los migrantes que empiezan ese camino para ser libres y muchos terminan en el camino o en el mar. Pensemos en Jesús en los brazos de José y María huyendo y veamos en Él a cada uno de los migrantes de hoy. Esta es una realidad de la migración de hoy ante la cual no podemos cerrar los ojos. Es un escándalo social de la Humanidad», ha dicho.
Así, ha considerado a San José como «un migrante perseguido y valiente», cuya familia sufrió «humillación (…), precariedad, miedo y dolor». «Todavía hoy muchos hermanos y hermanas nuestros se ven obligados a vivir la misma injusticia y sufrimiento. La causa es casi siempre la prepotencia y la violencia de los poderosos», ha denunciado.
Francisco también se ha referido a Herodes, quien, «trastornado» por la noticia del nacimiento del «rey de los Judíos» sintió «su poder amenazado» y «concibió un malvado plan: matar a todos los niños de Belén de menos de dos años».
«La huida de la Sagrada Familia a Egipto salva a Jesús, pero desgraciadamente no impide que Herodes lleve a cabo su masacre –ha reflexionado–. La historia está llena de personalidades que, viviendo a merced de sus miedos, intentan vencerlos ejerciendo el poder de manera despótica y realizando actos de violencia inhumanos. Pero (…) todos podemos caer en esta actitud, cada vez que tratamos de disipar nuestros miedos con la prepotencia, aunque sea sólo verbal o hecha a base de pequeños abusos realizados para mortificar a los que nos rodean».