Vuelve, Rivera

Ciudadanos está en manos de los becarios de los aprendices de Albert Rivera. Desde que el icónico presidente de la formación naranja abandonara la política en un ejercicio de dignidad profesional, el partido ha ido cuesta abajo y sin frenos de ningún tipo. Inés Arrimadas, quien tuvo una etapa brillante en Cataluña, dejó su prometedora carrera para acabar de rematar una tercera vía razonable para los votantes de centro. Ahora, Ciudadanos parece en manos de unos pirómanos que no dejan de protagonizar escenas vergonzosas en la política nacional para conseguir relevancia política, dejándose en el arcén lo que les llevó a acariciar el cielo: sus votantes.

La salida de Rivera se produjo tras el batacazo de Ciudadanos en las elecciones generales. Si se hubiera llegado a un pacto entre el cofundador de Podemos Pablo Iglesias y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras los comicios de abril, probablemente el presidente de la formación naranja seguiría en la batalla, pero la repetición electoral desinfló el «efecto naranja» y empujó a Rivera, en un arrebato de dignidad personal, a dimitir y dejar el partido en manos de Arrimadas, la figura política más prometedora de la formación. Pero el gran problema no fue solo la salida de Rivera o la llegada de Ciudadanos, sino que prácticamente todos los segundos espadas del presidente del partido naranja abandonaron en bloque el barco cuando el capitán lo dejó. Y ¿quién quedó al mando? Los becarios. Y con el paso del tiempo, los becarios de los becarios.

albert rivera
Albert Rivera.

Arrimadas no se rodeó de los pesos pesados del grupo. En algunas ocasiones porque no le dio ni tiempo para hacerlo. El 21 de noviembre de 2019, el entonces secretario general del partido José Manuel Villegas abandonó el partido porque el nuevo proyecto no le entusiasmaba. Minutos después, otro dirigente naranja que gozaba de la máxima confianza de Rivera, Fernando de Páramo, también dejaba tirado al partido porque no encontraba acomodo en el futuro que se le auguraba a Ciudadanos. Perdidos estos dos pesos pesados que ayudaron a erigir la formación, la cascada de abandonos siguió los siguientes meses.

Toni Cantó, Fran Hervías, Jean Castel… siguieron el mismo patrón y ayudaron a rodear a Arrimadas de todos los becarios que ahora contribuyen día tras día a hundir un poquito más a una tercera vía en el centro-derecha que podría haber dado opciones a muchos españoles y españolas.

Ahora solo quedan, de los que pueden considerarse con cierta competencia, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, el vicepresidente de Andalucía, Juan Marín, la propia Arrimadas y alguno que otro más. Pero lo que está claro es que, a excepción de Villacís, todos han puesto su granito de arena para hundir aún más a un partido a la deriva. Las grabaciones de Marín dejaron tocada su imagen y la de su grupo político. Pero mensajes como la justificación del despido de 8.000 sanitarios han ayudado más a hundir su imagen pese a que será el candidato naranja a los comicios andaluces. Y en el caso de Arrimadas poco hay que añadir, pues su permanente intento de montar mociones de censura al PP aliándose con el PSOE en diferentes comunidades autónomas ha contribuido a hacer desaparecer Ciudadanos del panorama político. A la Comunidad de Madrid nos remitimos.

Por lo demás, al margen de estos actuales dirigentes de Ciudadanos, solo quedan becarios. Al menos los que han sobrevivido, pues hay otros que también han contribuido activamente a hundir la formación que ya han desaparecido (afortunadamente para muchos) del panorama político. Estos becarios no solo rodean a Arrimadas a cambio de un sueldo que proviene de las arcas públicas, sino que además tienen la capacidad de asesorar a la presidenta, pues es la única forma de explicar por qué tras hundir Ciudadanos en Madrid con el intento de moción de censura (el mismo que se llevó a cabo en Murcia con pésimos resultados para la compañía) se ha vuelto a hacer lo mismo en Castilla y León con unas consecuencias para la formación que prevén serán nefastas.

Arrimadas sigue a lo suyo, empeñada en llegar al poder vía moción de censura

Por todo esto, hay más de uno que clama por la vuelta de Rivera. Pero quien lo hace no es quien está dentro de una formación a la deriva que lleva una presidenta de forma errática y torpe, sino los que ven desde fuera cómo el partido al que pertenecieron se hunde en la miseria política más absoluta sin que nadie rescate una vía liberal que prometía. Entretanto, Arrimadas sigue a lo suyo, empeñada en llegar al poder vía moción de censura para gritar a la desesperada que saben gobernar, pero sin resultado.

Hay quien ya reza día tras día para que la presidenta dé un paso al frente y abandone el partido para irse con su marido a dedicarse a hacer lobby, tal y como hace su pareja, o directamente instagramer, pues si hay algo que nadie duda es que Arrimadas sale muy bien en las fotos. En Cataluña acabó su crecimiento político y ahora hay quien considera que debería pescar la misma dignidad de Rivera y dejar que sean otros quienes tomen el mando. Aunque visto lo visto, lo único que podría aupar de la nada a Ciudadanos es el mismo impulso que lo hizo en 2019: el efecto Rivera. Vuelve, Rivera. Vuelve.