Crece el nerviosismo en Génova 13 ante la ligera caída del Partido Popular en las encuestas tras las últimas polémicas protagonizadas por Pablo Casado, que hace apenas dos meses oteaba La Moncloa a través de las encuestas que le sirve Narciso Michavila.
El líder de la oposición pretende ahora que el calendario de elecciones autonómicas forzado por su bronco lugarteniente, Teodoro García Egea, compense este inesperado desgaste originado por la guerra interna que sufre el PP tras la negativa de Casado a aceptar que Isabel Díaz Ayuso asuma la presidencia del partido en la Comunidad de Madrid.
INSEGURIDADES
Las inseguridades de Pablo Casado han llevado a García Egea a promover adelantos electorales en provincias con la intención de evidenciar que el PP no necesita a Díaz Ayuso para ganar unas elecciones.
El líder ‘popular’ quiere que el calendario electoral remate a Ciudadanos, haga ver que el voto a Vox no es útil y allane su camino hacia el poder. No tendrá fácil alcanzarlo si persiste en mantener un discurso catastrofista en materia económica que está enfadando a sectores tradicionalmente cercanos hacia su partido.
Sus declaraciones sobre España, que «está quebrada» según afirma, y su guerra contra la CEOE tras el aval de Antonio Garamendi hacia una tímida reforma laboral avalada hasta por FAES, no le dejan en buen lugar ante algunos empresarios.
Tampoco se granjea simpatías ante la opinión pública cuando le afea al actual Gobierno que tramite la reforma laboral a través de un real decreto ley cuando el Ejecutivo de Mariano Rajoy hizo lo propio en 2012.
POSIBILITISMO
Los calculados guiños centristas de los barones Alberto Núñez-Feijóo y Juanma Moreno y el giro posibilista del Gobierno bajo la vicepresidencia de Yolanda Díaz hacen que Pablo Casado sea advertido más cercano a la derecha que al centro.
Algunas voces de Génova 13 creen que Casado debería replicar el perfil bajo que adoptó Mariano Rajoy cuando los sondeos le colocaban en el poder un año antes de las elecciones generales que el PP ganó con mayoría absoluta en noviembre de 2011.
MIGUEL ÁNGEL QUINTANILLA NO CONTIENE A CASADO
Antes del verano Casado renovó su círculo de asesores y fichó al experto en derecho constitucional Miguel Ángel Quintanilla, que realizó tareas idénticas para el Partido Popular en los tiempos de José María Aznar.
El fichaje de Quintanilla se percibió a nivel interno como una apuesta de Casado por el centro. Y es que el nuevo asesor del PP se ha mostrado muy crítico con la estrategia de Vox, en especial por el obstinado interés de Santiago Abascal en lanzar guiños franquistas al asegurar que el de Pedro Sánchez «es el peor Gobierno de España en ochenta años».
Quintanilla cree que Casado debe posicionarse en el centro, tal y como aconsejaba Pedro Arriola a José María Aznar y Mariano Rajoy, con la intención de evitar caer en la pulsión del PP por simpatizar con medios de comunicación y militantes, que están más a la derecha que la ciudadanía española.
El asesor de Casado aseguró que la derecha sufre el síndrome de Popeye, «es una lesión grave que afecta al músculo, al tendón y a las articulaciones desde el hombro hasta el codo. El efecto aparente es un gran desarrollo del bíceps, pero la realidad es que se ha producido un desgarro de lo que une esas tres partes».
Quintanilla aseguró que «el desgarro, erróneamente diagnosticado como fortaleza, ha definido a la derecha española desde finales de 2018 hasta el pasado 22 de octubre de 2020, fecha del conocido discurso de Pablo Casado con motivo de la moción de censura».