Garzón arruina la campaña electoral de Podemos y del PSOE en Castilla y León

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha coronado una vez más. Esta vez no porque haya rescatado una codorniz del suelo, sino porque ha conseguido arruinar (más) la campaña electoral del PSOE y de Podemos en Castilla y León. No había momento más inoportuno para lanzar esas duras declaraciones contra las macrogranjas. Esta autonomía es tierra de ganaderos y la imagen que ha dado Garzón de algunos de ellos se ha sentido como un ataque al gremio. Con todo esto, no es de extrañar que las encuestas electorales dejen a Podemos al borde de la desaparición y al Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la autonomía, al borde de la mayoría absoluta. Las palabras del ministro han generado un malestar interno en el Gobierno importante que llega al propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez.

Las palabras de Garzón en las que afirmaba que la carne que exportaba España venía de animales maltratados y que era, además, de mala calidad, no sentaron nada bien al gremio. Era un ataque más contextualizado en esa campaña del ministro de Consumo para que los españoles reduzcan considerablemente el consumo de carne. Sin embargo, lejos de arrepentirse, Garzón ha recrudecido sus ataques al sector cárnico (concretamente a las macrogranjas) en plena campaña electoral en Castilla y León generando a su vez un malestar importante en el Gobierno. Podemos está al borde de la desaparición y el PSOE muy tocado. Y Garzón no ayuda. Aún así, el ministro sigue escribiendo artículos y dando entrevistas en las que machaca la macrogranjas y se reafirma en la entrevista que dio a The Guardian.

El mal resultado del PSOE se lo achacan desde Ferraz en parte al desgaste que ha supuesto tener a Garzón como aliado en el Gobierno. Mañueco con Vox conseguiría de forma holgada la mayoría absoluta y no por su gestión, sino por el desgaste del PSOE y de Podemos. Es cierto que el descenso en intención de voto de la formación morada respecto a los comicios anteriores es solo de un 0,3%, según la última encuesta publicada por Vozpópuli, pero que el PSOE pase de 35 a 28 diputados es un drama que desde el Ejecutivo achacan en parte al ministro y sus polémicas declaraciones. Entretanto, el ministro asegura que acabará la legislatura como ministro y que nadie le moverá de su puesto.

«‘Es el mundo rural el que se está levantando frente a las macrogranjas’. Hemos flexibilizado la venta corto para la ganadería extensiva, para que pueda competir en mejores condiciones con las macrogranjas.» Entrevista a Alberto Garzón», detallaban desde Izquierda Unida. «Hoy hablo en El Periódico de España sobre el impacto ecológico y social de las macrogranjas, las cuales destruyen la ganadería extensiva, social y familiar, contaminan el suelo y agua, contribuyen decisivamente al cambio climático y condenan al mundo rural», aclaraba el propio titular de Consumo.

Pese al intento de matizar que su ataque se dirige exclusivamente a las macrogranjas y no a la ganadería extensiva, lo cierto es que el malestar en el Gobierno es palpable. El PSOE se juega mucho en Castilla y León y el ministro no ha podido ser más inoportuno. Las fuentes del PSOE insisten en que les ha perjudicado notablemente y ahondan en que, efectivamente, hay un choque intenso entre el Gobierno y Garzón. Pero detallan que el ministro parece completamente ajeno a las presiones internas dado que es consciente de que nadie le va a tocar ni nadie exigirá abiertamente su dimisión. Con todo esto sobre la mesa,

Los sondeos en Castilla y León no son favorables a la izquierda. De hecho, Mañueco está rozando la mayoría absoluta solo con el PP y a pesar de la presencia de su hermano más a la derecha. Sea como sea, lo cierto es que Castilla y León será casi con toda probabilidad de derechas y el PSOE será el líder de una oposición tibia. Podemos, por su parte, afronta directamente su salida del parlamento autonómico tal y como le pasó en Galicia. A Garzón poco le importa dado que ha visto una oportunidad para ganar notoriedad entre los suyos a la par que se gana el odio de toda la derecha y de prácticamente todos los ganaderos. Es difícil que una asociación del sector cárnico no se haya levantado o haya emitido un comunicado contra un ministro de Consumo que ataca la carne a la par que sirve solomillo de ternera y foie en su boda.