El comisario jubilado José Manuel Villarejo ha aprovechado la sesión de este viernes en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por ‘Tándem’ para desglosar su amplia trayectoria como espía, lo que ha provocado que la presidenta del tribunal, Ángela Murillo, reprochase a su abogado que se desviase de las piezas objeto del procedimiento.
De su incorporación al Cuerpo Nacional de Policía en 1972 hasta su detención en 2017, pasando por su amistad con un traficante de armas o la creación de una empresa de espárragos para sostener su tapadera como agente encubierto, Villarejo ha utilizado las preguntas de su letrado dedicando más de tres horas a repasar los hechos que dieron con su ingreso en prisión.
Tras las primeras sesiones del juicio, en las que el tribunal se mostró inflexible con Villarejo –inicialmente le negó su intervención como abogado defensor– los últimos días sirvieron para escenificar una distensión a raíz de que el comisario jubilado se disculpase ante los magistrados, que le correspondieron permitiendo que se ausente de las sesiones de tarde para no cansarse en exceso.
Sin embargo, el cruce de reproches entre la propia Murillo y su letrado, Antonio José García Cabrera, ha sido constante durante el turno de preguntas que el abogado ha lanzado a Villarejo. La juez le ha pedido en numerosas ocasiones al abogado que circunscribiese sus cuestiones a las piezas ‘Iron’, ‘Land’ y ‘Pintor’.
«No nos cuente la historia, que ni nos interesa ni viene a cuento. Eso para su defensa en el caso que aquí tenemos no tiene trascendencia. Buena gana de escucharle», le ha espetado Murillo, ante lo que su letrado ha formulado protesta.
«NOS TRAE SIN CUIDADO LO QUE HAYAN DICHO LOS POLÍTICOS»
El repaso que Cabrera ha realizado a la figura de su representado ha llegado incluso a abordar las declaraciones que algunos dirigentes políticos han realizado acerca de Villarejo, algo que ha sido impedido por la propia presidenta del tribunal.
«Nos trae sin cuidado lo que hayan dicho los políticos. Eso no afecta al tribunal en absoluto, la opinión de los políticos o de nadie: vaya a las pruebas que hay en la causa», le ha aclarado Murillo. «Eso espero», le ha contestado Villarejo, que ha mostrado su confianza en que el halo que le rodea no interfiera en la sentencia que han de dictar.
Su abogado ha insistido en realizar una serie de preguntas que el tribunal ha considerado inoportunas pero que él apreciaba fundamentales para «restablecer su imagen» después de que a Villarejo se le presentase «como a un ogro» de forma previa al juicio.
Eso ha permitido que el comisario jubilado explicase cómo inició una empresa de equitación, una «infraestructura» que le permitió acercarse al traficante de armas Monzer Al Kassar. También, como la puesta en marcha de una empresa de espárragos y otra de mariscos le posibilitó ciertas maniobras en Marruecos, lo que provocó que «un coronel de la Casa Real» del país le robase y le diese «dos horas» para abandonar el territorio.
«PAPÁ ESTADO» NO ACUDIÓ EN SU AYUDA
Como ya hiciera en otras ocasiones, Villarejo ha dejado claro que su estructura empresarial siempre estuvo «a disposición del Estado» a pesar de que ningún Gobierno le abonase los gastos derivado de los distintos encargos que recibió. Todo el dinero que facturaba, ha repetido, estaba destinado de forma íntegra a seguir ampliando las capacidades logísticas del grupo Cenyt.
«Nunca se hizo reparto de beneficios. A pesar de lo que se ha pintado, para mí el dinero nunca ha sido un fin», ha sostenido el comisario jubilado, que ha revelado que «en las dos ocasiones» en que se arruinó «papa Estado» no acudió en su ayuda. «A mi nadie me ha dado dinero, a diferencia de lo que suelen ocurrir en otros países. En España se hacen las cosas al estilo español», ha lamentado.
A pesar de, en palabras de su abogado, «impresionante bagaje», Villarejo ha enumerado escasas ocasiones en las que la administración le habría abonado algunos gastos. «Por el viaje a Líbano por los periodistas secuestrados creo que me reintegraron el billete de avión. Y en el tema de los Pujol en Cataluña un viaje que hice a Argentina que creo que también», ha señalado.
Una serie de actuaciones, ha continuado, que le llevaron a recibir una condecoración a pesar de que él siempre entendió que no debía «figurar» en su condición de agente de inteligencia. «En 2008 o 2009 el DAO junto con el señor Rubalcaba digamos que me impusieron que aceptara una medalla pensionada, la cruz roja policial», ha aseverado.
AUDIOS EDITADOS, COMO EN UN «ANUNCIO DE CERVEZA»
Tras el repaso a su carrera profesional, su abogado también ha dedicado parte de sus preguntas a indagar en ‘King’, la pieza principal de la macrocausa donde se investigan los trabajos que Villarejo hacía a título privado para diversos clientes –desde particulares a empresas del IBEX 35– valiéndose, supuestamente, de los medios policiales a su alcance.
Ya en los últimos minutos su letrado se ha centrado en los tres proyectos en los que se concentra este juicio, y por los que la Fiscalía Anticorrupción reclama que Villarejo sea condenado a 109 años de cárcel.
El comisario jubilado ha repetido la versión ofrecida en pasadas sesiones a preguntas del Ministerio Fiscal, incidiendo en que los audios y los documentos que probarían su actuación han sido editados y no pueden ser reconocidos «como ciertos».
A este respecto, Villarejo ha asegurado que existen «20.000 programas de clonación de voz» y ha puesto un ejemplo muy gráfico de cómo los audios pueden ser modificados de forma eficaz: «Hay una anuncio de cerveza en el que se imita la voz de una gran artista», ha recordado.
Por último, el comisario jubilado ha emplazado al tribunal a que escuche la primera declaración que realizó hace cuatro años «llevando pocos meses en prisión y en un estado de salud complicado» y en la que se refería la pieza ‘Iron’.
«Me gustaría que lo pudiera escuchar para que viera que no he variado un ápice. Mi convencimiento es que yo estaba haciendo lo justo. Si no imagínese qué estupidez denunciar a todo el mundo. Si no, no hubiese denunciado a fiscales anticorrupción, al CNI, a algún juez: yo no soy un loco», ha zanjado.