Fuentes del Gobierno lo aclaran: no es que estén en contra de los mensajes de Alberto Garzón. Pero sí que consideran que no solo es un ministro poco valorado, sino que no tiene el don de la oportunidad. La vicepresidenta social del Gobierno, Yolanda Díaz, lleva meses deslizando a su entorno que no quiere contar con el ministro de Consumo para que sea una de las caras visibles de su plataforma. La también ministra de Trabajo se está esforzando mucho en «evitar polémicas» innecesarias mientras que Garzón se dedica a lanzar mensajes inoportunos en momentos clave como la campaña electoral de Castilla y León. Todo esto, unido a la nueva polémica por las macrogranjas ha llevado al entorno de Díaz a reforzar el mensaje que llevan tiempo filtrando a los medios de comunicación: Alberto Garzón estará fuera del dream team que Díaz está formando en la sombra. La crisis de Gobierno actual que ha abierto el ministro de Consumo le costará caro.
El PSOE está inmerso en una batalla mediática por quitarle la razón a Garzón. El último en desmentir las palabras del ministro de Consumo en las que aseguraba en una entrevista que la carne exportada de España no solo es de mala calidad, sino que viene de animales maltratados, ha sido el ministro de Agricultura, Luis Planas. «Soy el ministro de Alimentación y si alguien habla de alimentación lo normal es que me llame», ha asegurado este martes para criticar al ministro de Consumo, quien a su vez ha arrancado otra campaña para obligar al Gobierno a posicionarse en contra de las macrogranjas en un momento muy delicado a nivel electoral. Y mientras todo esto transcurre, Díaz sigue con el diario de notas buscando las caras con las que formar su nueva plataforma. Un diario en el que Garzón tiene varios «negativos» por su incapacidad para engrasar una coalición que debería repetirse si tanto Díaz como Pedro Sánchez quieren tener opciones reales de gobernar.
Este titular no es nuevo. Desde MONCLOA.com ya publicamos que Yolanda no quería contar con Garzón como cara visible para su nueva plataforma. Sin embargo, hay un problema logístico. El ministro de Consumo no deja de ser el coordinador federal de Izquierda Unida y este partido aún tiene peso dentro de Unidas Podemos. No es que le dieran el cargo de ministro por su validez política, sino porque había que pagar los cupos y las deudas con los partidos que conformaban Unidas Podemos. Para Díaz, no es fácil hacer malabares con esta situación y menos si tiene que prescindir del cabeza de lista de una de las formaciones más grandes y con más estructura de Unidas Podemos. Pero aun así, las fuentes insisten en que la ministra de Trabajo no quiere a Garzón ni en pintura. Y menos ahora que lo único que hace es protagonizar conflictos que rasgan las vestiduras de la coalición.
la estrategia de Garzón es diametralmente opuesta a la de la vicepresidenta
Las razones por las que Díaz no quiere contar con Garzón son diversas. La primera es que la ministra de Trabajo quiere desprenderse de todo el color morado en su plataforma y alejar todo lo que recuerde al electorado de izquierdas a Podemos o a Izquierda Unida. La idea de Díaz es la misma que tuvo Errejón, solo que ella no tiene la mala valoración pública de la que sí gozan otros ministros o dirigentes políticos. El problema de Garzón ahora mismo y la razón por la que ha deteriorado aún más sus posibilidades de ser parte fundamental de la plataforma de Díaz es que su estrategia es diametralmente opuesta a la de la vicepresidenta. Yolanda se ha propuesto solo abordar temas que tengan una buena percepción entre todo el electorado de izquierdas y esquivar cualquier asunto polémico. No entra en la ley Trans de Irene Montero, no entra en la polémica de las macrogranjas de Alberto Garzón y no quiere a nadie que fomente guerras internas por cuestiones que solo dividen en vez de sumar.
El ministro de Consumo ha declarado la guerra a las macrogranjas porque entiende que le refuerza a nivel político. Y para abordar esta batalla, Garzón directamente intenta presionar a todos los de su alrededor para que se declaren soldados de una causa o de otra. Mientras Yolanda Díaz intenta esquivar temas polémicos y centrarse en asuntos como la derogación de la reforma laboral, Garzón entra en polémicas que no le vienen bien a nadie y que manchan la imagen de Unidas Podemos y del Gobierno en un momento clave a nivel electoral. Yolanda no quiere polemistas, quiere políticos que aborden temas que aglutinen a la izquierda.
La forma de echar a Garzón es lo complicada. El ministro de Consumo exigirá asientos y ya ha deslizado a Yolanda que así será. Si IU entra dentro de la coalición, exigirá su parte del pastel. Solo queda que la suma de Más Madrid y otras formaciones periféricas de izquierdas ayuden a que Yolanda anteponga una lista previa elegida por ella y que encuentre dentro de Izquierda Unida un mejor o una mejor representante para hacerse con un ministerio. Total, la coalición es algo que, en caso de querer gobernar, Yolanda tendrá que asumir con el consiguiente reparto de ministerios.