El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere hacer los deberes antes de presentarse a las próximas elecciones. La idea es que los peajes en todas las autopistas y autovías sean una realidad en 2024. Sin embargo, quieren que el proyecto de ley esté definido antes de los comicios de 2023. Este mes de febrero, el Gobierno prevé presentar en el Consejo de Ministros el borrados con el que obligar a los españoles a pagar por el uso de carreteras. La idea es que se ponga una pegatina en el parabrisas y que las cámaras detecten el paso del vehículo y apliquen la tasa directamente. Un nuevo impuesto que pagarán los más vulnerables (dado que los coches más antiguos pagarán más) que quieren dejar preparado para que la UE vea que Sánchez ha hecho los deberes en materia de recaudación.
Poco le ha importado a Sánchez que este año haya habido una cifra récord en recaudación. La deuda está disparada (dado que asciende a 1.432.228 millones de euros) y necesita más recaudación para ajustar el objetivo de déficit. Todo esto hace necesario inventar nuevos impuestos que permitan al Ejecutivo cuadrar las cuentas (más o menos) y los peajes forman una parte fundamental de este plan. El presidente del Gobierno pretende que el 1 de febrero se presente un borrador a nivel interno que deje claro cuál será el sistema de peajes que se implantará en España. La idea es que el mero hecho de utilizar una autopista cueste dinero y que se pague a través de una pegatina como los distintivos ambientales que pueda ser leída por una cámara. Con este sistema el Ejecutivo pretende recaudar nada menos que 1.500 millones al año extra por el uso de las carreteras públicas.
Se trata de un compromiso que el presidente del Gobierno adquirió con Europa
Este borrador se presenta ahora porque al obsesión del PSOE es que los peajes no condicionen la cita electoral. Simplemente se trata de tener el proyecto preparado para darle salida en caso de que Sánchez gane las elecciones. Se trata de un compromiso que el presidente del Gobierno adquirió con Europa y sobretodo se trata de una forma de lanzar un guiño a la UE dado que aún están por repartir los miles de millones de euros en ayudas que están por llegar. Los fondos COVID son una obsesión para el presidente dado que entiende que le permitirán hacer una campaña electoral brillante que le permita dejar atrás el desgaste de la pandemia y de la crisis económica derivada de la sanitaria.
El líder socialista quiere quitarse este problema de encima cuanto antes dado lo impopular que es la medida. El sistema aún no está del todo definido, pero lo que sí que tienen claro en el PSOE es que los coches más contaminantes (es decir, los más antiguos) pagarán más y que se aplicará el pago con una pegatina. Lo demás, es decir, el importe total que se cobrará por kilómetro recorrido y en qué carreteras se impondrá aún está por definir. De ahí que Sánchez quiera dar el primer paso este 1 de febrero.
EL MODELO DE RAQUEL SÁNCHEZ
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha recogido el testigo de su predecesor, José Luis Ábalos, en materia de peajes y ya tiene un esbozo de cómo será el nuevo modelo. El mayor problema hasta ahora para el ministerio había sido el cómo decirlo. No es fácil tras una pandemia, una crisis económica con no muchos precedentes y con el coste de la vida (gasolina y electricidad a la cabeza) por las nubes anunciar a los españoles que pagarán por coger cualquier autovía o autopista española. Pues bien, Raquel Sánchez ha decidido lanzarse a la piscina sin contemplaciones y ha anunciado cómo será ese modelo de peajes. Y la clave será que quien sufrirá las peores consecuencias serán aquellos propietarios de coches que más contaminen. Si tienes un coches desde hace 20 años, te crujirán. Si te has comprado el último modelo eléctrico de Tesla, serás bienvenido. Si tienes una C15, mejor ni te asomes por la autopista. No han entrado sobre cuestiones de clase social, solo ambientales.
La ministra de Transportes se ha quitado el problema de la comunicación de golpe. Es curioso que haya cambiado el estilo de Ábalos dado que todo su equipo es exactamente el mismo que el de su predecesor. Aún así, el Gobierno está necesitado de ingresos para contentar a Europa y sobretodo para no condicionar las ayudas europeas más de lo necesario, razón por la que Sánchez ha salido al paso a anunciar que habrá peajes y que quienes pagarán serán los que más contaminen. El concepto es un poco como el estacionamiento regulado de Madrid. No se tienen en cuenta criterios económicos (al menos no se mira la renta ni la situación laboral o económica del ciudadano o ciudadana que pretenda usar la carretera) ni de ningún otro tipo. Solo se habla de criterios ambientales y de impuestos a los que tengan un coche que contamine.
«Estamos trabajando en una propuesta de tarificación de la red de carreteras de alta capacidad del Estado, basada en el principio de equidad territorial, seguridad vial y sostenibilidad ambiental», aseguró entonces Raquel Sánchez. «Tenemos que responder al criterio europeo de quien contamina paga», ha concluido. Pocas dudas quedan en el aire. Aún no está claro cuánto cobrarán por kilómetro, pero sí que queda claro que se seguirá el mismo criterio que con el estacionamiento regulado penalizando a los coches más antiguos. El Gobierno dejará atrás a aquellas personas que no puedan permitirse un modelo de coche menos contaminante y más moderno y le penalizará por el mero hecho de tener un vehículo antiguo. Sobre el Plan MOVES III, un paquete de ayudas que te dará hasta 8.000 euros por tu antiguo vehículo a cambio de que compres un nuevo coche, sí que hay datos, pero mejor no preguntar qué pasará en la próxima declaración de la renta (que te cobrarán el IVA) si te acoges a estas «ayudas».