El acusado del doble asesinato de Adeje se arrepiente y alega trastorno mental

Thomas Handrick, el hombre de nacionalidad alemana acusado de matar a su esposa y uno de sus hijos en una cueva en Adeje en abril de 2019, ha alegado este martes, a través de su defensa, trastorno mental transitorio el día de los hechos.

En su declaración a preguntas de la Fiscalía y la defensa –no ha querido responder a las acusaciones particulares– ha mostrado su arrepentimiento y ha subrayado que no fue consciente de lo que ocurrió en los montes del municipio sureño.

«No fui consciente de lo que pasó, solo pensaba que era una pesadilla, un sueño horrible y solo quería despertar», ha agregado, subrayando que su familia «está destruida» y que se encontraba «muy bien» en compañía de sus hijos. «No podía haber imaginado unos niños mejores», ha apuntado entre lágrimas.

Handrick ha relatado que organizó una excursión por la zona alta del municipio para esconder unos regalos siguiendo la tradición alemana del ‘conejo de Pascua’ con motivo de una visita a la isla de la familia y pese a sus problemas físicos derivados de una operación de hernia que le ocasiona fuertes dolores, optó por seguir el sendero –culminaron hasta diez kilómetros– porque sus hijos «se lo pasaban muy bien».

De hecho, para combatir los dolores, pues tiene una prótesis, toma un tratamiento de morfina combinado con otros fármacos contra la depresión –ese día tomó su medicación–.

En un momento del camino, ha comentado que el hijo mayor, Jacob, de 10 años, encontró una cueva cerca de un estanque de agua y le pareció el lugar ideal para esconder los regalos y posteriormente, escuchó gritos de Silvia, su mujer, que fuera de la cueva tenía «mucha sangre en la cabeza» y decía que la había golpeado en la cabeza.

Le pidió ayuda y que llamara por teléfono pero no había cobertura y cuando intentó acercarse para observar la herida, ella le empezó a dar muchos golpes hasta que cayó al suelo, recibió «patadas» y tenía un «zumbido en el oído».

Ha dicho también que cuando logró levantarse estaba «enfadado y mareado» y entró «en pánico» porque «volaban piedras» por todas partes –«como los meteoritos en la película de Star Wars»»– y pensó que podía morir.

«No tenía intención de darle a nadie, Jacob se puso entre medio, quería separarnos y decía paren paren», ha indicado, apuntando también que el otro hijo, Jacob, de siete años –superviviente–, no se encontraba junto a la cueva por lo que salió a buscarlo hasta que lo encontró.

«ERA COMO UN FANTASMA, LE FALTABA LA MITAD DE LA CARA»

Al volver al lugar encontró a Silvia tumbada y «rugía desde el suelo» con una cara «llena de luz» y los ojos con un «brillo verdoso, era como un fantasma, le faltaba la mitad de la cara, era horrible», por lo que volvió a tirar una piedra.

En ese momento, ha indicado, vio a Jacob al final de la cueva tumbado y «ya no se movía» y Jonas «había desaparecido».

«No sé como llegué a casa, estaba desorientado, sucio, lleno de sangre», ha indicado, y acabó tirando la ropa a un contenedor de basura.

Lo que recuerda después es que agentes de la Policía Local tocaron en su casa y hablaban de Jonas pero estaba «mareado y con visión borrosa». «Pensaba que era una pesadilla, que despertaría y todo sería un sueño», ha agregado.

SIN ANTECEDENTES DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Handrick ha apuntado que durante los 10 años de matrimonio y los tres de noviazgo no hubo ningún episodio de violencia con su mujer y que ambos eran independientes económicamente, ella trabajando en una empresa de software como ingeniera, con un salario de 2.300 euros y él como encargado de las agencias de empleo en Sajonia, con retribuciones de 3.000 euros, que bajaron a 2.000 euros cuando le dieron la incapacidad laboral.

Además, gestionaban hasta tres edificios de viviendas y tenían repartidos los bienes a través de capitulaciones matrimoniales en caso de divorcio.

Ha indicado que su padre se suicidó cuando tenía 16 años y que él empezó con depresiones a partir de los 25 años cuando era jefe de equipo en un momento con mucha presión porque había mucho desempleo en Alemania –vivía en la exAlemania Oriental–.

Debido al clima y para mejorar de sus dolencias, en 2017 compraron una casa en Adeje y él se encontraba solo en la isla desde noviembre, seis meses antes de los hechos.

El magistrado de la Sala ha admitido como prueba la declaración que realizó el hijo menor superviviente en 2019 –no habrá dispensa– y entiende que no son necesarias más pruebas periciales sobre el ADN de las uñas de las víctimas, como ha solicitado la defensa, y también, a requerimiento de la defensa, ha aceptado también pruebas radiológicas y las capitulaciones matrimoniales.

LA FISCALÍA PIDE 51 AÑOS DE CÁRCEL

La Fiscalía solicita para Handrick 51 años de cárcel, prisión permanente revisable y libertad vigilada durante 20 años por dos delitos de asesinato y la prisión permanente revisable y la prohibición de acercarse a su otro hijo a menos de 500 metros durante 10 años, más otros 10 años de libertad vigilada por un delito de asesinato en grado de tentativa.

Asimismo, solicita la privación de la patria potestad respecto a su hijo y una indemnización de 500.000 euros, de los que 300.000 euros se destinarán al representante legal del menor y 200.000 euros a los padres de la madre presuntamente asesinada.