Rocío Monasterio hace saltar las alarmas en Vox por su «seguidismo» a Ayuso

Mientras que en otras comunidades autónomas es Vox el partido que marca la agenda, en Madrid parece que es el Partido Popular. Isabel Díaz Ayuso lleva tiempo coqueteando en las encuestas con la mayoría absoluta. Es la referente de los liberales y del centro derecha, pero también goza de la simpatía del electorado más conservador. El que la actitud de Vox en la Comunidad de Madrid se haya diluido con la agenda de Ayuso ha generado cierto malestar en el partido. El presidente de Vox, Santiago Abascal, ve cómo mientras el concejal Javier Ortega Smith ha sido capaz de dar guerra al alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y diferenciar su proyecto del del regidor, la candidata de la formación de extrema derecha en la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, no solo no planta cara a Ayuso sino que se ha convertido en una candidata «seguidista» del proyecto del PP. Vox quiere pólvora y sobretodo arrebatar el electorado al Partido Popular. Y Monasterio no ayuda.

Es cierto que Monasterio es un peso pesado del partido y nadie se atreve a tocar su autoridad. Tanto ella como Ignacio Espinosa de los Monteros son una parte fundamental de Vox, especialmente en el plano económico. Esto hace difícil el poder apartar o dar un toque de atención a una Monasterio que, a ojos de muchos en Vox, hunde el partido en la Comunidad de Madrid por su «seguidismo» a Isabel Díaz Ayuso. Si el PP tomara ejemplo de la presidenta autonómica, es posible que Vox no viera en las encuestas lo que ahora se refleja: que crecen a costa del PP y que obtendrán en los próximos comicios.

Otro de los problemas añadidos es la cercanía de Javier Ortega Smith. Mientras que Monasterio sigue a Ayuso a todos los lados sin ponerle pegas, Ortega Smith no ha dejado de condicionar a Almeida. Tal ha sido el trabajo del concejal que ha obligado al alcalde a escorarse a la izquierda para apoyarse en los concejales carmenistas para así tener más facilidades para pescar voto conservador. El buen trabajo de Ortega Smith ha dejado a ojos de la cúpula de Vox en evidencia el de Monasterio. Uno ha sido capaz de empujar a su rival directo a la izquierda para convertirse en la única alternativa en la derecha. La otra está dejando que su electorado vea que Ayuso representa mejor sus intereses que ella. Con todo esto encima de la mesa, parece que Monasterio no tiene todo el apoyo de Vox, más allá del de Espinosa de los Monteros. Abascal ve cómo el «seguidismo» ha enterrado a su partido en la Comunidad de Madrid y no parece gustarle esa forma de hacer política.

El problema de Monasterio es que aunque no guste su perfil en el partido y haya cada vez más detractores de la candidata de Vox en la Comunidad de Madrid, es una parte fundamental de la estructura económica del partido. Apartarla no es una opción para Abascal dado que Espinosa de los Monteros y Monasterio tienen un peso en el partido superior incluso del del propio presidente de Vox. Una guerra interna por apartar a Monasterio ni se contempla en la formación verde dados los problemas que traería y sobretodo dado el nivel de jerarquización militar que se ve en Vox. Monasterio se quedará por mucho que su actuación política deje que desear.

Monasterio

Desde Vox deslizan que Monasterio es ajena al malestar que hay en el partido por su «seguidismo» de Ayuso. El problema es que la diputada de la Comunidad es ahora mismo la única dirigente de Vox que no cumple con la estrategia dictada por la cúpula del partido: buscar el choque con el PP para robarle el voto a la «derechita cobarde». Parece que los encantos de la presidenta de la Comunidad de Madrid también han cautivado a la líder de Vox en este territorio y no parece que Monasterio tenga intención ni ganas de enfrentarse con el PP en la región para evitar un mayor desgaste. De momento, Vox no amenaza el electorado del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, más bien al revés.

Para Abascal es complicado abordar este problema en Madrid. Rocío forma parte de los aristogatos y no es cómodo para el presidente del partido meter mano en este asunto. El problema es que las elecciones autonómicas son antes que las generales y esto podría dejar en evidencia que el ala liberal del PP sigue estando por encima de Vox. Si Casado logra capitalizar esta estrategia, puede que los resultados que obtenga Vox en las generales no sean tan buenos como se esperan en el partido de extrema derecha. Por el momento, lo que tienen claro es que el camino a seguir es el que ha marcado Ortega Smith, quien bloqueando los presupuestos madrileños ha conseguido que Almeida se eche en brazos de los carmenistas. El estilo «seguidista» de Monasterio solo hace que los votantes acudan a la marca original. Y Ayuso lo es antes que Rocío.