Hacienda anuncia récord de recaudación y prepara impuestos para rascar un 10% más

Poco le importa al Gobierno que se hayan recaudado en 2021 unos 223.382 millones de euros. Pedro Sánchez y su equipo necesitan más y ya buscan la forma de subir los impuestos a los españoles para acercarse a los 250.000 millones. Las cifras de 2021 dejan claro que el nivel de recaudación ha aumentado un 15%. Pero la idea del Ejecutivo es disparar esta cifra para recortar el objetivo de déficit y, sobretodo, para dejarse margen a la hora de anunciar nuevas subvenciones y nuevos gastos sociales. Poner tasas más altas a la gasolina y al diésel, imponer peajes obligatorios en todas las autovías o hablar de nuevos impuestos para reducir la contaminación puede ayudar a esa cifra que persigue el Gobierno. Objetivo: los 250.000 millones.

El déficit se espera que ronde el 4,8% del PIB en este 2022. Hablamos de un descenso de alrededor de un 2% en 2021 y que tendrá que ser mayor con el paso de los años. El problema no es tanto que se cuadren las cifras, sino no llamar la atención de Bruselas para así poder utilizar los fondos covid a discreción y poder anunciar nuevas subidas de las pensiones, del salario de los funcionarios y nuevos bonos sociales. Para la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, esta recaudación récord, que hayan hecho caja con la subida del IPC de casi un 6% no se debe a más impuestos, sino a «un crecimiento sostenido, robusto y que crea empleo«.

El Gobierno siente, tal y como detallan a nivel interno fuentes del Ejecutivo, que es complicado vender la imposición de nuevos impuestos cuando se presenta un récord en los niveles de recaudación. Quizá por eso la ministra ha salido a la tribuna a asegurar que estas buenas cifras «no se deben a subidas tributarias». En cualquier caso, el objetivo del Gobierno está aún lejos de hacerse realidad. Llegar a los 250.000 millones es un objetivo ambicioso, pero hay que pensar que tan solo la subida a la gasolina y al diésel pretenden que suponga unos 10.000 millones de euros más al año. Ya con eso, pasarían de los 223 a los 233 millones. No queda mucho más. Esta subida es clave para justificar la presentación de nuevo gasto social y para dar sentido a unos Presupuestos de 2023 que se prevén más ambiciosos que nunca.

Las nuevas cargas impositivas en las que trabaja el Gobierno de Pedro Sánchez se centrarán en gravar todo lo que contamine. No solo la gasolina, el diésel o el coche privado, sino también a las grandes empresas que emitan niveles altos CO2. Si a esto se le suma que se prevé que el empleo mejore y que la recuperación económica impere en el país a lo largo de los próximos años, parece que no es tan ambicioso el objetivo del Gobierno. Hay muchos millones en Europa pendientes de ser recibidos en España. Y Sánchez tiene claro cómo los quiere gastar.

EL PROBLEMA DEL RELATO

Que los medios de comunicación se hagan eco de que la recaudación del Gobierno en materia de impuestos se ha disparado un 15% respecto al año anterior hace difícil vender el relato. El IPC ha subido cerca de un 6% a finales de 2021 (empujado por el coste de la energía y del combustible) y los españoles han perdido poder adquisitivo a la par que se presentan cifras de empleo precrisis. Con todos estos elementos, el PSOE se ha visto obligado a urdir un relato lo suficientemente creíble como para que tenga sentido subir más los impuestos. Que se haya perdido poder adquisitivo unido a que la recaudación del Gobierno ha sido récord hace complejo decirle a los españoles que ahora se le aplicarán nuevos y costosos impuestos como la imposición obligatoria de peajes en todas las autovías o el aumento de los impuestos a la gasolina o al diésel. Aún así, la necesidad de defender ante Europa que se acorta el objetivo de déficit acompañado de un nuevo aumento del gasto social deja claro que el PSOE tiene la necesidad de montar el relato.

Este relato ya se ha dejado entrever en las declaraciones de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuando deja claro que el aumento del nivel de recaudación tan exagerado que ha habido de un año para otro se debe a que hay más españoles cotizando; pues para Montero se trata de una consecuencia más de «un crecimiento sostenido, robusto y que crea empleo«. Nada que ver con otras cuestiones más hostiles contra el relato del Gobierno.

Habrá nuevos impuestos y no necesariamente para las grandes fortunas. La idea elegida por el Gobierno a la que aferrarse para anunciar las nuevas tasas es potenciar el perfil eco del Ejecutivo. Se dirá que todo es por el medio ambiente, pero los impuestos llegarán de forma masiva a prácticamente todas las economías, tal y como se desliza de los comentarios lanzados por el Gobierno. Peajes, nuevos impuestos y nuevas formas de recaudación llegarán en 2023 para maquillar las verdaderas intenciones de Sánchez: invertir buena cantidad de dinero en forma de bonos sociales. Por mucho que la primera ministra de Finlandia quisiera sacarle los colores, no parece que Sánchez tenga intención de hacer más competitivo el país, sino de ganarse el favor de un puñado de pensionistas.