Marlaska retoma su purga en la Guardia Civil y cesa a otro teniente general «incómodo» para el ministro

El ministro del Interior quiso dejar pasar el tiempo para que su purga en la Guardia Civil no llamara la atención. Fernando Grande Marlaska se puso a una gran parte de la cúpula policial en contra cuando cesó al coronel Diego Pérez de los Cobos y al Director Adjunto Operativo (DAO) Laurentino Ceña. Tras esto, decidió frenar lo que era un «cambio de fichas» para seleccionar altos cargos que Marlaska no considerara «hostiles» a los intereses del Gobierno (y más en plena pandemia). Sin embargo, el ministro ha considerado oportuno arrancar el mes de febrero retomando esa purga que tantos recelos despierta en la Guardia Civil. Uno de los altos cargos que respetó durante la primera purga de Marlaska ha caído este 1 de febrero. Interior ha cesado al teniente general Rafael Galán Toledo como Jefe del Mando de Apoyo de la Dirección General de la Guardia Civil para retomar el trabajo que empezó con de los Cobos. Y este cuerpo policial ya mira con recelo las decisiones que seguirá tomando el ministro.

Este cese ha sido anunciado con cierta discreción. El Ministerio de Interior ha esperado a que el foco no iluminara cada paso que diera Marlaska. Y más cuando la ministra de Defensa, Margarita Robles, fiscalizaba cada paso que daba el magistrado, una manía enmarcada dentro del «odio mutuo» que se profesan Marlaska y Robles sumada a la histórica tensión que existe entre el Ministerio de Defensa y el de Interior. En cualquier caso, no ha gustado en el seno de la Guardia Civil que el titular de Interior haya retomado su purga con el cese de Galán, uno de los pocos altos cargos que sobrevivieron al primer «barrido» de Marlaska. En su momento se habló de que dimitiría tanto Galán como el otro teniente general que sobrevivió a la purga (Francisco Díaz Alcantud), pero ahora ha sido el magistrado el que ha tomado la decisión por él.

Cuando Marlaska emprendió lo que él llamaba en un claro eufemismo una «remodelación» de la cúpula de la Guardia Civil, solo dos tenientes generales se mantuvieron en un limbo tenso. Tanto Díaz Alcantud como Galán Toledo se resistieron a dimitir dentro de esa avalancha de dimisiones que se sucedieron en apoyo a la destitución de de los Cobos. Pero Interior también se negó a cesarles para no echar más leña al fuego. Los medios, los partidos de la oposición, los altos cargos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, la ministra de Defensa y el propio Gobierno miraban con lupa los pasos de Marlaska y se decidió esperar. Pero pese a la inacción entonces del ministro, quedaba claro que el juez no quería a estos tenientes generales en su cúpula.

Pérez de los Cobos
El coronel Diego Pérez de los Cobos.

Ahora ha dado el paso anunciando el cese en el Boletín Oficial del Estado sin dar mayores explicaciones. La clave era que nadie se hiciera eco. Y en un contexto claramente electoral en el que ningún ministro socialista quiere asomar la cabeza más de la cuenta es fácil anunciar un cese de estas características. Robles no atacará porque Marlaska sabe que lo último que quiere el presidente Pedro Sánchez son escenificaciones públicas de una guerra interna. La Guardia Civil hará gala de su hermetismo pese al malestar interno que hay con el ministro y nada trascenderá más de la cuenta. Era el momento y a Marlaska no le ha temblado el pulso lo más mínimo.

La carrera de un teniente general se resume en un: «Orden INT/48/2022, de 24 de enero, por la que se dispone el cese del Teniente General don Rafael Galán Toledo como Jefe del Mando de Apoyo de la Dirección General de la Guardia Civil». No es nuevo en el cuerpo policial dado que son perfectamente conscientes de los roces que hay entre el ministro y los altos cargos de la Guardia Civil. El magistrado no ha respetado ni ha tenido en cuenta las consideraciones de los altos cargos policiales, pero lo que es más grave, no ha respetado sus propias normas como es ascender en base a los galones y al escalafón de cada uno. Para Marlaska lo único que importa es que gocen de su confianza. Nada más.

El trasfondo de las decisiones de Marlaska son vistas, además, en clave de «venganza» dado que las voces de Ferraz y del propio Gobierno aseguran que el ministro del Interior no lo seguirá siendo después de las elecciones. Pase lo que pase, Sánchez no quiere que el juez siga al frente de este ministerio por varias razones. No lo quiere desde que ganó las elecciones generales, pero la falta de un sustituto claro ha mantenido al frente de Interior a un Marlaska que no tiene la confianza del PSOE. Se habló de colocarle en otro ministerio, pero su corte «conservador» hace imposible que Marlaska vaya a seguir al frente de Interior en los próximos años independientemente de lo que pase en los comicios de 2023.

Por todo esto, las sensaciones en la Guardia Civil son que los ceses de Marlaska tampoco responden a una intención de montar una cúpula policial afín. Sí de cara al próximo año y medio que tiene por delante de legislatura, pero no porque vaya a ser una decisión de futuro. Algunos hablan de venganza y otro de que simplemente quiere pagar con favores a los guardias civiles que se mantuvieron fieles al magistrado durante las horas bajas en las que se le acusaba de purgar la Guardia Civil. Sea como sea, parece que Marlaska sigue esforzándose en no gozar del favor de la cúpula policial. Nunca le ha importado.