Fue Iván Espinosa de los Monteros. Es el dueño de Vox en la sombra y quien tomó la decisión de apartar a la diputada Macarena Olona y mandarla al parlamento andaluz con pocas posibilidades de crecimiento político. El parlamentario es quien toma todas las decisiones en Vox. Esto es un secreto a voces que escenifican en el Congreso cada minuto. Pero también es Iván Espinosa de los Monteros quien ha instaurado un régimen en el que no caben nuevas caras. Javier Ortega Smith, Santiago Abascal, Jorge Buxadé y el propio Iván son las caras visibles de Vox y no consienten que nuevos perfiles les hagan sombra. Por esto y porque Macarena Olona es un «verso libre», Iván ha tomado la decisión de mandarla al sur para que no ponga en riesgo la estructura que Espinosa de los Monteros ha construido con tanto cuidado. Todo esto en contra de la voluntad de Olona, claro.
Fuentes de Vox han relatado a MONCLOA.com los comentarios de una comida en los aledaños del Congreso en la que la diputada expresó su malestar por el hecho de que en el partido quisieran mandarla a Andalucía. Entonces no se había publicado ni el rumor de que Olona sonaba como candidata para las elecciones de esta comunidad, pero la diputada ya sabía que habían tomado la decisión por ella y que tenía dos opciones: desobedecer y perder cualquier posibilidad de crecimiento político u obedecer y conformarse con tener un pequeño escaño en el parlamento andaluz (con la posibilidad de cogobernar con el PP si dan los resultados). Y se decantó por la segunda opción para agrado de Espinosa de los Monteros.
Lo que ahora relatan desde el Congreso es que esa decisión y ese régimen de protagonismo medido lo ha instaurado Espinosa de los Monteros. Pero detallan que el hecho de mandar a Olona a Andalucía no fue solo porque estuviera adquiriendo protagonismo, sino porque era un «verso libre» que se escapaba al control férreo de Espinosa de los Monteros. Abascal cumple su papel como imagen del partido, Ortega Smith también. Pero Olona se convirtió en un eslabón incómodo de la cadena de Espinosa de los Monteros porque en ocasiones dio la sensación de que no se podía controlar su discurso. Con este problema encima de la mesa, el dueño de Vox en la sombra decidió ponerla un coche a su disposición con dirección a Sevilla.
El malestar de Olona es público y notorio
El malestar de Olona es público y notorio, aunque lo lleva con cierta discreción. Desde luego, no ha abierto una guerra interna porque sabe que la omnipotencia de Espinosa de los Monteros en el partido es incontestable. Tal es así, que es un cierto espectáculo ver al capitán del equipo dando órdenes incluso a un Santiago Abascal que se aprende los discursos de memoria y los suelta en la tribuna incluso antes de que se le acabe el tiempo que le dan en el Congreso. Pero Olona ha decidido agachar la cabeza y obedecer a un Espinosa de los Monteros al que no le tiembla el pulso en mover la ficha que sea con tal de que no ponga en riesgo el partido que con tanto mimo ha montado.
Andalucía no es espcialmente una comunidad autónoma en la que Vox pueda obtener unos resultados llamativos, y menos con un Juan Manuel Moreno Bonilla al alza en las encuestas y que parece haber convencido a los andaluces que la vía PP es mucho más rentable para la comunidad que la vía PSOE. Aún así, esta comunidad se ha convertido en un amuleto para Vox (igual que las elecciones europeas para Podemos) porque fue aquí donde el partido de Espinosa de los Monteros dio el primer paso para convertirse en una de las formaciones estructurales del Congreso. Mandar a Olona aquí no ha sido visto ni mucho menos como una forma de degradarla para la cúpula de Vox, sino como una solución cómoda que pone fin a los roces que podrían generarse con el verso libre de Olona.
La decisión de Espinosa de los Monteros es también un aviso a navegantes. Si hay algo de lo que presume el diputado es de que su partido tiene pocas filtraciones y que son una estructura perfectamente jerarquizada con él a la cabeza. El hecho de que un verso libre como Olona se pasee por los platós de televisión lanzando un discurso que achacan a Vox pero que no está controlado por la libreta de Espinosa no es algo que haga al también portavoz de Vox sentirse cómodo. Por eso el destierro de Olona es una forma que tiene el líder de Vox en la sombra de avisar a quienes tienen la pretensión de crecer a nivel político al margen de lo que diga Espinosa de los Monteros. La estructura jerárquica se respeta y para la cúpula de Vox es la clave de que el partido ahora aspire a formar parte del Gobierno siempre que den los números tras las elecciones. Eso sí, Espinosa de los Monteros permitirá a Abascal ser el cabeza de lista siempre que rinda culto a la jerarquía.