La protección inducida por la vacuna contra la infección por el SRAS-CoV-2 disminuye en un par de meses, pero a diferente velocidad según el tipo de vacuna. Sin embargo, la protección contra la COVID-19 grave parece mantenerse mejor, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Umea (Suecia) publicado en la revista científica ‘The Lancet’.
«La mala noticia es que la protección contra la infección parece disminuir a los siete meses de la segunda dosis de la vacuna. La buena noticia, sin embargo, es que la protección contra una infección grave que lleve a la hospitalización o a la muerte parece mantenerse mejor. Por tanto, la vacunación es muy acertada e importante», afirma Peter Nordström, uno de los líderes del trabajo.
Se trata de un estudio observacional de ámbito nacional basado en datos de registro de la Agencia de Salud Pública de Suecia, el Consejo Nacional de Salud y Bienestar y la Oficina de Estadística de Suecia. El análisis principal incluyó a casi 1,7 millones de individuos, y los resultados se confirmaron en una población aún mayor de casi 4 millones de individuos. Los resultados mostraron que la protección contra la infección de cualquier gravedad disminuyó progresivamente tras el pico que se produjo un mes después de la segunda dosis.
Seis meses después de la vacunación, la protección restante contra la infección era del 29 por ciento con dos dosis de Pfizer y del 59 por ciento con dos dosis de Moderna. No hubo protección restante a partir de los meses en el caso de AstraZeneca.
Con respecto a las infecciones que fueron lo suficientemente graves como para justificar una estancia en el hospital, o cuando el individuo falleció en los 30 días siguientes a la infección confirmada, la protección se mantuvo mejor.
La protección contra la enfermedad grave fue del 89 por ciento después de un mes y del 64 por ciento a partir de los cuatro meses durante el resto del seguimiento máximo de nueve meses. Hubo algunos indicios que sugieren una menor protección en los individuos de mayor edad y en los individuos con servicio doméstico.
«Los resultados subrayan y apoyan la decisión de ofrecer una tercera dosis. En particular, los resultados demuestran que era correcto dar prioridad a los individuos de mayor edad y más frágiles», afirma Marcel Ballin, coautor del estudio.
Antes de este estudio, unos pocos estudios observacionales y de seguimiento de los ensayos clínicos han investigado la disminución de la protección de la vacuna en otros países. Sin embargo, han abarcado sobre todo los cuatro a seis meses iniciales, y para la vacuna de Pfizer.
«Lo que aporta este estudio es el mayor tiempo de seguimiento y el hecho de que hemos podido explorar cómo se mantiene la protección según los distintos tipos de vacunas. Los puntos fuertes son que hemos podido hacerlo en un entorno real basado en una muestra de la población total de Suecia. Esto aumenta la posibilidad de generalizar los resultados a otros países con una estructura de población similar a la de Suecia», dice Anna Nordström, coautora del estudio.