Uno de los máximos exponentes de España en medicina funcional es el Dr. Fernando Ruger Viarengo, el cual explica el funcionamiento del sistema inmune y la influencia de la vitamina D.
La mejor forma de explicar el concepto de inmunosenesencia es la actual pandemia del COVID-19, donde se observa que la gran mayoría de afectados se encuentra en un grupo etario alto. Estos son aquellos pacientes con inmunosenesencia. También ha afectado a pacientes más jóvenes de edad con alteraciones de su sistema inmune por varias causas como pueden ser malos hábitos, obesidad e inflamación sistémica crónica.
Otro porcentaje de afectados mucho menor de pacientes es en más jóvenes, donde no se puede descartar una inmunodeficiencia en alguna parte de ellos pese a la juventud cronológica. Muchas veces se ven organismos envejecidos en cuerpos jóvenes. La inmunosenesencia es básicamente el envejecimiento o el deterioro funcional del sistema inmunitario.
Se debe tener en cuenta que el sistema inmune necesita de varios procesos biológicos dependientes en muchos o la mayoría de los casos de cofactores y su correcta concentración. Estos pueden ser vitaminas, minerales, enzimas, que pueden estar en deficiencia subletal, que no muestra una enfermedad carencial, pero si un trastorno funcional subletal como una hipofunción inmune. A veces, aunque los niveles sean adecuados, pueden existir factores genéticos que establezcan cierta resistencia de las células efectoras o los receptores a ese nutriente. Por ejemplo, mutaciones en los genes que codifican el receptor de vitamina D o en la proteína transportadora de esta, o en las enzimas de su metabolismo hepático. Con lo cual, en ese paciente, se necesitarán mayores aportes para lograr igual función, debido a una resistencia genética. Hoy, en UMEBIR todo esto se puede conocer gracias a exámenes genéticos de vanguardia.
Como indica el doctor Ruger Viarengo, los valores de referencia para la vitamina D no solo están desactualizados en la mayoría de laboratorios, sino que en la medicina funcional ya utilizan valores de normalidad o valores óptimos funcionales de 70-90 ng/ml de vitamina D3 para un buen funcionamiento del sistema inmune.
En pacientes con patologías autoinmunes, con resistencia genética a su función, existen protocolos con hiperdosificacion supervisada de vitamina D, que incluso lleva estas patologías a estados de remisión. Se debe a que la vitamina D es, en realidad, un inmunomodulador, y con las múltiples funciones o pleiotropismo debería llamarse hormona D. Según el doctor, no es de extrañar que la gran mayoría de patologías graves por COVID-19 mantengan niveles de vitamina D por debajo de 25 ng/ml y muchos de los fallecidos niveles inferiores a 15 o 12 ng/ml.
En todos los pacientes bajo protocolo terapéutico en UMEBIR no solo mantienen los niveles de vitamina D en rango óptimo, sino que realizan una micronutrición celular adecuada con sustancias sinérgicas para el sistema inmune como son la vitamina C, el zinc, el selenio, la vitamina A, los complejos B, entre otros.