El Gobierno de España aboga por la lucha contra el cambio climático y la contaminación, a través de la promoción de medidas en materia ambiental que permitan proteger el medio ambiente. El Ejecutivo, liderado por Pedro Sánchez, y en particular el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, dirigido por Teresa Ribera, ha ido de la mano con Europa en esta materia, tratando de imponer todas las leyes que el Parlamento Europeo aprobaba. Sin embargo, unas priman más que otras para equipo de Sánchez, ya que ha sido muy crítico con los coches y la gasolina o diésel, fomentado el uso del híbrido y el eléctrico a través de ayudas, mientras se disparaban los precios de la gasolina y subían los impuestos de todos los carburantes. Pero, si hablamos de plásticos, la cosa cambia. Así, Bruselas ha abierto un expediente contra España por no imponer la ley de residuos y retirar del mercado productos como los bastoncillos, las pajitas o los cubiertos de plástico, es decir, los utensilios de un solo uso.
El Parlamento Europeo aprobó en 2019 una normativa para prohibir los productos de plástico de usar y tirar, es decir, de un solo uso para el año 2021. Entre esta batería de utensilios se encuentran los más comunes como los cubiertos, pajitas, platos y bastoncillos entre otros. Todo ello con un objetivo claro: reducir el impacto del plástico sobre el medio ambiente. La medida fue propuesta como materia para preservar el planeta y luchar el cambio climático, así cómo proteger las zonas naturales. Y es que, según los datos que manejan desde Europa, los plásticos representan el 70%, aproximadamente, de los residuos que contaminan las aguas y playas de los territorios comunitarios. Por eso, con la medida sustituir estos productos porque otros que no resulten tan dañinos para el medio ambiente.
los plásticos representan el 70% de los residuos que contaminan las aguas y playas en Europa
Esta iniciativa europea pretendía llegar a los países miembros en julio de 2021 y que todos dijeran adiós a estos productos. Sin embargo, el Gobierno ha suspendió en esta materia, no ha sido capaz de llevar a cabo esta normativa y lo ha pagado. Y es que, Sánchez parece que se ha desentendido de este compromiso europeo y primado otros, ya que lleva más de seis meses de retraso en esta materia. España se aprobó el proyecto de la Ley de Residuos en mayo, en el que se recogía las limitaciones europeas sobre los productos de plástico un único uso e incluía un nuevo impuesto a este tipo de envases no reutilizables de 0,45 euros el kilo. El objetivo de esta normativa era garantizar un modelo económico que permitiera reducir el impacto del plástico sobre el entorno natural. Europa, que dio luz verde a la medida en 2019, impuso como fecha límite para la entrada de esta legislación en vigor, julio de 2021, un plazo más que suficiente para que los países miembros pudiera ir adaptando sus normativas y tomando las medidas necesarias para llevarlo a cabo.
Sin embargo, haberla aprobado en mayo del mismo año en el que debía entrar en vigor ya era una mala señal, un imposible. Y es que, las cosas de palacio van despacio, o por lo menos si no importan tanto a Sánchez para sus fines y objetivos. Así, el Ejecutivo ha primado saca adelante otras actuaciones en vez de esta, pero Europa no perdona. Por eso, Bruselas ha abierto un expediente a España por el retraso en la imposición de esta ley y la eliminación de los productos de plástico. Y es que, actualmente todavía se pueden ver estos productos en las tiendas disponible para que los ciudadanos los compren, así como en los cines donde las pajitas de plásticas siguen siendo un clásico para disfrutar de las bebidas y acompañarlo con palomitas. El Gobierno de coalición, liderado por Pedro Sánchez se ha definido como verde desde que llegó a La Moncloa. Su batalla ha ido dirigida desde el primer momento ha combatir el cambio climático y la contaminación a través de medidas y proyectos en materia ambiental que permitieran mejorar la situación del país.
Pero parece que a veces se olvidan de sus propios ideales, o miran hacia otro lado como con los plásticos, que son un producto para el cual existen otros elementos que los pueden sustituir y resultan menos nocivos para el entorno natural. Ante lo que sí que han impuesto mano dura es ante la gasolina y la subida en los precios de los carburantes, mientras promueven iniciativas en pos del coche eléctrico. Y es que, llenar el depósito esta cerca de ser 20 euros más caro que hace un año. El problema es que el Gobierno ya vivió una situación similar (aunque menos hostil) en el año 2011 que afrontó de una forma peculiar. El barril de petróleo entonces rondaba los 110 dólares y el Ejecutivo tomó la absurda decisión de bajar el límite de velocidad máxima en las carreteras de 120 kilómetros por hora a 110 para ahorrar combustible. Ahora, la gran medida del Gobierno contra estos astronómicos aumentos es quedarse de brazos cruzados porque entienden que la existencia de los coches eléctricos ofrece una alternativa viable para apartarse de los combustibles fósiles.
Así, las medidas del equipo de Pedro Sánchez para combatir el cambio climático resultan un tanto incongruentes, donde priman más unas cuestiones que otras. Así, la gasolina y el diésel continuarán aumentando y la única solución es pasarse al eléctrico, una solución que resulta sumamente difícil de incluir a corto plazo, debido a que gran parte de la población tendría que cambiar de coche en un corto espacio de tiempo. Una medida que no es asumible para todos los bolsillos porque supone un mazazo económico. Sin embargo, los plásticos de un solo uso continuarán de momento presentes en la vida de los ciudadanos españoles, a pesar de que si cuentan con alternativas que serían fácil incluir. Así, Europa da un toque a España por lo plásticos y le abre expediente por retrasarse en su compromiso verde de eliminarlos del mercado.