Santander ha homenajeado este sábado a las víctimas del atentado de La Albericia, del que este sábado se cumplen 30 años, en un acto celebrado en el lugar del suceso donde se ha hecho un llamamiento a no olvidarlas y tampoco lo que significó la «barbarie» de ETA.
En este llamamiento al recuerdo han coincidido tanto el presidente de la Asociación Cántabra de Víctimas del Terrorismo (Ascanvite), Francisco Javier Rodríguez, como el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, y la alcaldesa de Santander, Gema Igual, en sus intervenciones durante este acto de homenaje y recuerdo celebrado este mediodía en el lugar de La Albericia donde sucedió este atentado.
En el atentado, cometido el 19 de febrero de 1992 pasadas las 20.00 horas, ETA explotó cerca del cruce de La Albericia un coche bomba dirigido contra la Policía, asesinando a tres personas civiles que pasaban por el lugar, resultando heridas casi una veintena –dos de ellas, miembros de la Policía, de gravedad– y produciéndose cuantiosos daños materiales.
Allí, junto al monolito conmemorativo que hay, se ha hecho una ofrenda floral a las víctimas por parte de todos los asistentes, entre los que ha habido autoridades del Gobierno, el Parlamento, el Ayuntamiento, y representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de otros estamentos de la sociedad cántabra.
Los intervinientes han recordado la «infamia» de lo ocurrido, en el atentado «más cruel» ocurrido en Cantabria, en el que perdieron la vida Eutimio Gómez y Julia Ríos, que eran matrimonio, y Antonio Ricondo, a los que hoy, 30 años después, se ha recordado con cariño.
«Esta fecha pasará a la historia como una de las más negras que ha vivido Cantabria. No podemos olvidarla», ha dicho Revilla, que también ha recordado los atentados sufridos en otros lugares de la comunidad y en otras fechas.
La alcaldesa ha señalado, por su parte, que «en la historia de todas las ciudades hay episodios marcados a sangre y fuego que siempre dejarán un escalofrío en la memoria, un vacío en el cuerpo y una convulsión en el espíritu», como es aquel «nefasto 19 de febrero de 1992», «uno de esos momentos traumáticos en el alma de Santander».
NO AL OLVIDO
El presidente de ASCANVITE ha opinado que «corren tiempos complicados para las víctimas de ETA», en los que «ahora algunos quieren olvidar que existió el terrorismo y que ETA dejó a su paso un reguero de sangre y dolor».
«Frente a su amnesia nuestra memoria», ha resaltado Rodríguez, que ha denunciado que en estos tiempos se ve como ante una organización terrorista, a su juicio «fictíciamente disuelta», las víctimas son «diariamente mirados por los que jalean y defienden a los terroristas y traicionados por las instituciones», que o bien «han decidido ponerse lado o dejar que pase el tiempo».
Ha reconocido que ETA ya no mata pero ha advertido que su «proyecto político sigue vigente y avanza» y por eso ha asegurado que la asociación que preside seguirá reclamando «un final del terrorismo acorde con los principios de verdad, memoria, justicia y dignidad».
Considera que hay una «dura verdad», y que a su juicio es real, que es que, según ha dicho, «España es el único país donde al secuestrador se le llama demócrata y al secuestrado se le tacha de fascista». «Ojalá esta infamia se revierta», ha dicho Rodríguez, que ha asegurado que ASCANVITE seguirá «luchando por erradicar esta ignominia»
Así, ha advertido que desde ASCANVITE «no van a tolerar» que se invente ahora «un relato político equidistante, sin vencedores ni vencidos en el que el sufrimiento quede repartido al 50 por ciento». «No permitiremos una versión aberrante de la historia que menoscabe la dignidad de las víctimas en tanto que beneficie a sus verdugos, enemigos de la democracia y la nación española», ha recalcado.
El presidente de Ascanvite ha reconocido que hoy será «un mal día» para las víctimas del atentado de La Albericia y ha opinado que «seguramente la cosa que más les duela es no tener la certeza que las vidas perdidas o destruidas no fueron entregadas en balde». «A la vista de lo que está sucediendo con ETA y sus verdugos es más que comprensible vuestras dudas», ha añadido.
Además, ha reclamado una Justicia «independiente», separada de otros poderes del Estado y que tenga «credibilidad» y ha defendido que ésta «debe ser igual para todos». «No hay una justicia a la carta subyugada a los partidos políticos que la manoseen a su antojo en función de sus intereses cortoplacistas», ha sentenciado.
Ha denunciado que prácticamente todos los etarras, «incluidos los más sanguinarios» están en cárceles vascas o de regiones limítrofes, como Cantabria, que cuenta con el penal de El Dueso, pese a que «ninguno de ellos» ha colaborado con la Justicia en los más de 300 asesinatos que quedan por resolver.
También ha lamentado que «una parte de la sociedad vasca y una minoría» de la del resto del Estado intente «blanquear» a los terroristas y presente a «los que nunca querrán nada con ellos» como gente que «no quiere la paz», «tratando de cambiar la narrativa».
Por su parte, Revilla también ha considerado que, aunque duela, «es necesario» recordar lo que pasó con ETA «para que no vuelva a ocurrir» y cree que se debe poner de relieve que, en esa historia, «había unos malos» –los «asesinos»– y «unos buenos», como fueron las víctimas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
«Esto es lo que tenemos q recordar», ha dicho Revilla, que cree que «la mayoría» de los españoles «están con las víctimas y en contra de los asesinos» y son «muy conscientes de lo que ha supuesto ETA y de quienes estaban en el lugar adecuado y quienes no lo estaban».
En una línea similar se ha pronunciado la alcaldesa, que cree que no se puede consentir que las nuevas generaciones no sepan qué fue ETA y lo que hizo.
«Revivimos aquí el horror de una época de barbarie constante, años y años de infamia que sembraron de dolor la vida de muchas familias, un libro siniestro al que no se puede ni debe pasar página. No se trata de hurgar en la herida, sino de ejercer la obligación del cariño y el consuelo hacia los nuestros. No hay olvido. Ni puede haber impunidad», ha recalcado.
En este sentido, ha defendido que, «desde la serenidad y la reflexión tranquila, pero sin titubeos», «debemos renovar nuestro compromiso unánime en defensa de los valores de nuestra sociedad, de la democracia, del Estado de Derecho, de la libertad, de la seguridad de todos, de la democracia y del derecho a vivir en paz» y «honrar siempre» a las víctimas «que fueron quienes pagaron el precio de la paz de la que ahoradisfrutamos».