Fiesta, alcohol y una buena partida de dominó. Los políticos de la Asamblea de Valencia tenían la motivación que necesitaban para ir a trabajar. Los miembros de las cortes valencianas tenían otra forma de hacer política o por lo menos de relajarse después de una dura sesión de pleno defendiendo las iniciativas de sus respectivos partidos y atacando a las medidas que promovían las formaciones políticas de la oposición. Se trata de una sala «secreta», un mundo a parte de actividad normal de la Asamblea de Valencia, donde disfrutar de una copa de alcohol por el baratísimo precio de 1,50 euros, aproximadamente, y donde se llevaban a cabo grandes partidas de dominó, según ha podido saber MONCLOA.com. Todo un área muy cotizada por los miembros de las cortes, pero secreta a ojos de la población.
Las Cortes de cualquier territorio de España, así como las Cortes Generales, cuentan con una cafetería donde los políticos, la prensa y el resto de trabajadores del edificios comparten espacio para disfrutar del servicio de restaurante o cafetería. Sin embargo, en la Asamblea de Valencia van un paso más allá y tenían una sala «secreta», fuera de los ojos curiosos de todo aquel que no fuera político. Un área donde relajarse y disfrutar de una buena partida de dominó mientras bebían una copa de alcohol, después de una dura jornada laboral. Así, mientras el comedor estaba en la planta baja, de fácil acceso para todos los que quisieran consumir alguno de sus productos, esta sala de acceso restringido estaba ubicada en la planta alta de la Asamblea valenciana, donde el tránsito de personas es más reducido y donde era más fácil mantener la privacidad de los políticos que hacían uso de ella.
COPAS A 1,50 Y PARTIDAS DE DOMINÓ
Además de servir para relajarse y huir de las miradas de los más curiosos, está sala era mucho más. El espacio contaba con una barra donde las copas de alcohol se vendían a un precio sumamente barato: 1,50 euros. Y, encima, se organizaban timbas de dominó entre los asistentes a esa sala «secreta». Así, las tardes estaban echadas para los políticos, después del pleno subir a tomar un copazo mientras jugaban al dominó con los compañeros de trabajo, fueran del mismo partido o no. Como si de ‘El Club de la lucha’ se tratara, solo había una regla fundamental, no se habla de la sala «secreta», para preservar este espacio, para asegurar su continuidad. Pero, como todo lo «bueno» se acaba, y esta misteriosa sala no iba a ser menos. Y es que ya llegó un punto en el que resultaba insostenible mantener un sala cuya principal función era servir copas y jugar al dominó, en un lugar de trabajo, cuyo edificio encima se sostiene con el dinero de todos los ciudadanos. De esta forma, esta sala finalmente cerró sus puertas, los políticos se quedaron sin su área reservada, sin sus baratísimas borracheras y sin sus timbas de dominó. Aunque probablemente haya encontrado otro lugar donde relajar, pero, eso sí, no tan a mano como está sala estaba.
Por otra parte, el secretismo de esta sala no es lo único que resulta llamativo del asunto. Que los políticos viven en una realidad paralela en los que a precios de los productos se refiere es un hecho. En más de una ocasión se ha podido comprobar que los integrantes de los distintos grupos políticos no están al día del coste de los productos, algunos tan cotidianos como puede ser una taza café. Y es que, el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero fue preguntado en una ocasión acerca del precio del café, ante lo que el expolítico dio una respuesta un tanto alejada de la realidad. Y no es de extrañar, ya que los precios que manejan en las Cortes no tienen nada que ver con los que existen de puerta de las Asambleas para fuera. Lo mismo ocurre con los precios de las copas de alcohol, que rondan los 10 euros en cualquier bar o garito. Un coste muy lejos de los que los políticos pagaban en la sala secreta de la Asamblea.
Un motivo más para que los diputados valencianos adoraran esta icónica sala, toda una institución entre las paredes de la Asamblea de Valencia. Todo un espacio que los políticos que pudieron disfrutar de ella seguro que añoran y desearían que volviera. Por suerte, para los ciudadanos no será así, o por lo menos de momento. De esta forma, la población valenciana tendrá seguridad de que los dirigentes de su región se dedican a sacar medidas que mejoren sus vidas y no a jugar al dominó y beberse unas copas. ‘El Club de la lucha’ valenciano no parece que vaya a volver a abrir sus puertas, no parece que los políticos vayan a volver a contar con su sala secreta, con su área restringida.